Para no renunciar a entender lo que sucedía y adaptarse a los nuevos tiempos, optó por añadir una letra a su apellido, la r. Con este grafema sonante, oral y vibrante distorsionó la denominación que identificaba su pasado y niveló su futuro, soportando los días en la ciudad que le vio nacer y a la vez, desgastando todos los medios del que persigue disfrutar de lo que desea. Siempre se consideró un rebelde poco obediente sobre todo porque a los treinta y cinco años confesó a su amigo J. Salinas que no alcanzaría la cincuenta o al rebatir el discurso de R. Barthes cuando figuraba que el suicidio era algo inmoral e indecente. Entre sus aficiones se encontraba el alcohol, las mujeres con una parcialidad por los discípulos teenager junto con la crítica literaria inconformista en oposición a las ideologías clásicas y tradicionales. Escribía: "por ganas de fastidiar o de interesar a alguien", con la convicción de que cada poema, crítica, traducción que redactaba era lo más importante que había hecho. Su inquietante mirada de El halcón maltés callada tras las gafas oscuras que perpetuamente le recogieron, ocultaba sus ojos azules de detective que desarrolla y soluciona el aparente enigma. Toda la tensión psíquica y muscular que acumuló a lo largo de su vida le produjo un característico rechinar de sus mandíbulas al comer que llamaba la atención de los comensales. Amigo solícito como si cada encuentro fuera el último, tenía una propensión hacía los "conocimientos descoyuntados" que a pesar del discurso deslavazado, desfiguraba con una voz esplendida junto con una oratoria y retórica que embellecía la expresión. Una noche de primavera cumplió una de sus principales advertencias "no me gustaría oler a viejo" y decidió abandonar la fosa en la que lo habían enterrado la ginebra y la perspicacia demoledora.
Amor, llevabas en el mundo
siete mil setecientos sesenta y cinco
días, al cerrarse la noche
en que me llamaste desde tu rincón,
voz que se había compadecido
y me recibías, cuerpo bondadoso.
Qué juego perdido, qué rodar
hasta romper un oscuro ramaje,
siete mil setecientos sesenta y cinco
días, antes de que encontrara
dónde te me habías acurrucado,
amor, para crecer lejos de mí.
siete mil setecientos sesenta y cinco
días, al cerrarse la noche
en que me llamaste desde tu rincón,
voz que se había compadecido
y me recibías, cuerpo bondadoso.
Qué juego perdido, qué rodar
hasta romper un oscuro ramaje,
siete mil setecientos sesenta y cinco
días, antes de que encontrara
dónde te me habías acurrucado,
amor, para crecer lejos de mí.
Me ha calado. Hoy me has destrozado, de forma que, dolido, no diré ninguna majadería de las mías.
ResponderEliminarTenía otra opción el amable menda: entrar en la página de Acuarius y cambiarse el nombre en forma radical, como cualquier otro marciano decente.
Me has dejado tocado. Afligido, así, sin más...
Pero te beso de igual forma.
Fe
ResponderEliminarLa tienes en tus brazos.
Duermes, y la sueñas,
y sabes que es un sueño
todo lo que ves de ella.
Y el corazón se te arranca,
tiembla de fe.
Solamente una cosa
que le propones
te da prenda
de que te querrá despierto.
Conoce que es un sueño
lo que le dices de ella,
pero que por debajo
del sueño, es ella
la que tienes en tus brazos.
(G.F.)
MUchas gracias por tus sugerencias,
siempre enriquecedoras.
Disfruta de la alegría
que nos provocas.
salud
voy a ser simple, y directa:
ResponderEliminartu texto me voló la cabeza y la ginebra!
y el poema pff ya se me instaló...
un abrazo enorme
vaya manera de despertarme este domingo, con tu texto y tu poema magnífico... lo llevaré grabado en el alma, mientras llega tu próxima entrada!
ResponderEliminarsaludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
RAUL
Malo es llenar una fosa por culpa de la ginebra, y más a tan temprana edad, hay mejores formas de no oler a viejo
ResponderEliminarUn beso
una entrada que va directa a la vena,al corazón y las entradas. El poema genial.
ResponderEliminarHabía oído hablas de Ferrater, pero nunca leí nada suyo. Gracias, guapísima.
ResponderEliminarHoy nos quedamos con sabor agridulce, por la forma... por el fondo... por las ausencias -demasiado tempranas- que se asomaron a estas letras
Un beso de domingo, para ti
Es el miedo que tenemos todos, y del que muy pocos se libran. Guapa entradita. Besos.
ResponderEliminarQue respeto universal que da tener enfrente a un sujeto que sabe con certeza detalles de su destino y aún así, actúa en consecuencia.
ResponderEliminarQue profunda melancolía se me instaló tras los ojos después de leer...
Aún así, tus posteos son demoledoramente increíbles!
Besos!!
Vaya con la perspicacia asesina...
ResponderEliminarUn tipo raro, muy raro; pero no podemos negar su inteligencia y autenticidad. Al fin y al cabo, vivía, o moría, como sentía.
ResponderEliminarUn abrazo.
"...No me gustaría oler a viejo" hay personsas que no quieren llegar a esos momentos, terrible decisión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quiero ver fotos... ya sabes mi email
ResponderEliminarImpresionante!
ResponderEliminarSaber su historia es darse de bruces o quedar con una sensación de angustia.
Tomar una decisión y llevarla a cabo.
Me pregunto siempre cual sera las lineas de la vida que pasan en ese momento.
Me gusto tu doloroso escrito.
Un beso Amiga!
La vida es a veces una carga imposible de conjugar con la genialidad.
ResponderEliminarBuen texto.
Un abrazo agradecido.
Un texto excelente como con los que sueles embriagarnos, con ginebra y un halo de existencia que cae como la piel caduca.
ResponderEliminarMe hiciste pensar en la decadencia de los versos de Ginsberg y en su poema Muerte y fama.
Un beso.
Uno de mis poetas favoritos. Algunos de sus poemas se me quedaron grabados para siempre. El gran de St. Cugat... a mi entender no tendría que haberse ido tan pronto, pero así fue su voluntad.
ResponderEliminarGracias por tu vistia. Nos seguimos!
Un abrazo!
¡Cagonlalechejoía...! ¡Uff!
ResponderEliminarohhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!! es bello, bellísimo tu relato! y el poema de cierre!
ResponderEliminarmil besos*
¡Jo!
ResponderEliminar____________________
Otra: hasta por blogguer chateo ya.
____________________
Otra: ¡Ainsss...!
____________________
Otra: Te cogía y te comía a besos
Yastà.
¡No tiès tú guasa ni nà! ¿Quierè parà d' una bè?
ResponderEliminar:)
Me ha pasado como a Pepe...me has calado hondo y me has llegado al alma.
ResponderEliminarUn beso.
Sólo somos viejos el día en que dejamos de soñar.... ese día ciertamente olemos a viejo pues lo somos ...
ResponderEliminarPaz&Amor
Isaac
Esto si que es fatal, mira que con agregar una r a tu apellido o nombre podrás borrar el maldito pasado...
ResponderEliminarNuestros miedos de no encajar, de pasar por la vida demasiado deprisa no los podemos esconder ni detrás de una letra, ni hundirlos en el alcohol. Saludos.
ResponderEliminarCompruebo que no sólo no te estancas, si no que amplias y mejoras redondeando tus escritos con magníficos poemas.
ResponderEliminarQuería trasmitirte el agradecimiento de parte de Josele Ferré y de María por tu comentario en la entrada dedicada a ellos , me ha dicho que os lo diga. También las gracias de mi parte.
(Yo sigo en pausa)
Nos vemos pronto
Tu sensibilidad y tú me tienen loca. Qué lindas somos, maifren.
ResponderEliminarBesos de paseo.
Estoy llegando, estoy llegando.
Ser auténtico y darse cuenta a tiempo, dos cosas tan difíciles de lograr, me gustó mucho el final pero mas me ha gustado que me has dejado pensativo sobre advertencias que tendré algún día que cumplir.
ResponderEliminarCariños.
Muy interesante. Me gusta eso de ser consecuente con los enfoques propios. Y también eso de escribir por ganas de fastidiar. Eso me pasa muchísimo, aunque no lo hago con mucho éxito.
ResponderEliminarUn saludo.
Como llega este texto! Directo!
ResponderEliminarEl poema una hermosura!
Se agradece tu visita y comentario. Como me mandaste un mensaje por e-mail de agradecimiento sobre mi comentario, supuse que querías seguir participando en mi blog que solo tendrá un máximo de 10 invitados. Salu2.
ResponderEliminarUfff. Prefiero el vodka; Contigo siempre aprendiendo, gracias.
ResponderEliminarAbrazo
grande este lugar, demasiado, y nos hace retroceder muy bien.
ResponderEliminarEl texto es una colmillada a la yugular, y allí se queda hasta asegurarse que el lector sienta el cumplimiento de ese no querer "oler a viejo" dejando el final más que signado. Los versos de Gabriel Ferrater rematan la prosa con la dignidad esperada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bien narrada esa vida. Cuántas cosas pasadas y con qué entereza y lucidez las enfrentaba.
ResponderEliminarMuy bueno el poema.
Abrazo.
Tu hueles a vida en flor...
ResponderEliminarPaz&Amor
Isaac
Tarde... pero seguro!
ResponderEliminar¿Qué decir que no hayan dicho?
A veces me pregunto si no existe una relación entre adoptar esas conductas y la genialidad... o al revés, pues el arte está lleno de ejemplos.
Un beso, mi querida amiga.
HD
Conectar con los beneficios morales de sentirse como una mierda es tarea ardua, pero fructífera...
ResponderEliminarEn mi opinión la vejez es otra etapa de la vida que hay que aceptar vivir con toda naturalidad (si es que llegamos a ella). Hay que desechar topicazos.
ResponderEliminarBss.