"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"

"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
S. Choabert

lunes, 29 de julio de 2013

Pura filfa



La mentira merodea habitualmente por todas las biografías. Hay ocasiones que vaga curioseando y observando nuestras pertenencias con un impermeable por si arrecia la lluvia o arrebata el hormigueo del chaparrón. En otros momentos se esconde en bolsos, macutos o maletas que ante la sorpresa del agente de servicios de aduanas que vigila las fronteras de las emociones y tras sujetar con fuerza la valija, comprueba con extrañeza el sigilo con el que se confina a un expatriado destapando con flema la gabela de la metáfora del apego. El engaño va debilitando uno a uno todos los trastos que forman la realidad hasta que comienza a rodar cuesta abajo desviándose de la línea divisoria veraz, buscando ahuyentar la existencia concreta envuelta en una pista de hielo sobre la que patinar corriendo el riesgo de que la capa del lago pueda romperse en cualquier instante. Entre secreciones de tus viejas palabras e imágenes desfiguradas me contagio de recuerdos infestados que conservo en maletas gastadas, remendando conjeturas trapaceras hasta "vivir una edad en el sentido contrario al de la espera".

viernes, 26 de julio de 2013

Sarco

no sé qué hay más arriba
de esta piel
que nos abastece de algas
y de besos

desconozco el viaje

el abrazarse
en el trágico azul

pero sí sé
que ese último convoy

es también un recuerdo
un pañuelo de sal
y un nido de lágrimas feroces


Dedicado a las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela.  Sarco Lange



La noche infausta apareció de repente, mientras dormía de pie. Llevaba la fatalidad a cuestas equipada por la alegría del siguiente día festivo. En la penúltima comba, como si de una barra de cortina se tratase, los asientos de las berlinas se torcieron hasta enroscarse en una espiral sin mañana. Y fue entonces, cuando todo se tornó espuma de nitro en el mismo instante en que los sedimentos del interior de los vagones se encontraron con la escarpadura áspera del terreno, siendo removidos violentamente por una marejada de velocidad y energía. Después de las manos, las toallas, las mantas, las carreras, los gritos, el aturdimiento, la consternación, la intensidad y el empuje, queda ese insoportable "nido de lágrimas feroces" que se acurruca entre el esternón y la nuez que más tarde cercena el primer y último extremo de tantas memorias.




 

martes, 23 de julio de 2013

Palingenesia

Holi
La idea no era nueva puesto que la fiesta proviene de la India pero a la comisión de festejos le pareció apropiada. Utilizarían el recinto cerrado de la plaza para derramar colores en polvo entre los vecinos y la concurrencia que asistiera. Pensaron que las nubes amarillas, rosas, azules, rojas y naranjas que cubrirían el cielo abierto del pueblo aunaría a oriundos y foráneos entre flautas de tres agujeros, mandolinas y tejoletas. La representación de esa escena en sus mente llenó de color sus caras y manos echando un pulso a la tradición, tumbando el brazo contrario de la costumbre en un simpático encuentro entre la alegría de otros tiempos y espacios con el presente fresco e inédito. Y en esa behetría de ficción se asentaron hasta compensar con un baile flor de piña vestido de plumas pigmentadas como migajas de aire acrisolado, el sentir junto a los vecinos la afectividad, apuntalando la convivencia para "hacer más vivo el vivir, despertando a latigazos el silencio hasta salir de la percepción de la mirada".

jueves, 18 de julio de 2013

Este jueves un relato: El pozo de los deseos



De camino a casa, vigilada por el hormigueo y entumecimiento de sus piernas que siente al final de cada día, busca entre sus bolsillos el mechero que camufló en su delantal mientras frotaba la última mesa de la terraza. A sus manos se dejó ver una moneda de 50 céntimos en cambio sus ojos se fijaron en una calcomanía con forma de estrella que encontró en el suelo. Al intentar recoger el adhesivo del asfalto, la moneda se coló por las rejas de la alcantarilla que arañaba sus sandalias. De repente se halló mirando a través de los pequeños barrotes pretendiendo encontrar la moneda entre las bolsas de basura y, en algún recoveco de su mente, imaginó que al acercarse al borde y formular un deseo, solo debería comprobar la cara sobre la que cayó la moneda para que sus antojos se satisficieran. Pero desde el suelo pensó en la cita de Han Yu: “Quien se siente al fondo de un pozo para contemplar el cielo lo encontrará pequeño”, por tanto, desde ese momento tuvo claro que los sueños solo se cumplen con esfuerzo, con la magia poderosa que otorga el ansía y con la visión abierta que hace entender lo de fuera como verdadero y provechoso.
 
Más deseos en el pozo de San

lunes, 15 de julio de 2013

SMS

   
                                                                  
“Si me dejas extirpar de cuajo cada una de las palabras que te he escrito, amigo mío, me harías muy feliz puesto que sabes que estoy satisfecho y muy complacido por el refuerzo y el aval que me has proporcionado. Quisiera precintar tu memoria para evitar que se abra antes de tiempo, esquivando la corriente que fluye debajo de tus pies y a la vez, hace temblar el asiento de mi sillón. Ella no pretendió separarnos, tan solo aplicó el rito establecido de ahuecar el ala hasta cortar los bordes de la misma, logrando que el importe de la cuenta ascienda a tu propia renuncia. No quiero que me odies, solo que continúes elaborando en el vacío, la tela que te envuelve hasta sacar todo lo que conserva tu abdomen desbaratando el melodrama y la adversidad. Aunque nunca inicié este armisticio al responder a tus señales, tan solo calmaba la sed de tus deseos en este intercambio de recados y peticiones para eludir ponerte a los pies de los caballos. Escucha hoy mi respuesta capitaneada ”.
 

miércoles, 10 de julio de 2013

Este jueves un relato: historia detrás de las pinceladas...

In a Summer Cottage, 1895, Konstantin Alexeievitch Korovin.


En la casa de verano abierta al bosque que arreboza mañosamente el lago como un mar cerrado, se autodefendía contra las agresiones del verano nórdico. En la noria inútil de esos días, se exhibe en ese momento íntimo de aseo personal en la primera hora de la mañana mientras su bebé aún duerme. Él desfloró sus últimas invenciones y como un monstruo de sueños, ella tomó la decisión de marcharse hasta caminar por la piel de tierra que guió sus pies al cobijo de madera del boscaje. El agua fría del aguamanil inicia el ritual de los actos en que se divide el manual esencial de establecerse y fijar su propia residencia alejada de la ciudad. Al abrir la puerta de madera, la luz anega la cabaña en usufructo, remendando la luminosidad hasta adelantarse a los demás matices. La mesa con restos de cena de la noche anterior, adorna la estancia irradiando luz al tiempo que la cortina que cubre la ventana, resguarda y escuda el sueño de su hijo bajo el tejado solitario. En este nuevo tiempo, ella despierta cada mañana en ese paraje dejándose mecer por la exuberante floresta. El invierno vuela lejos resbalándose por el fango de la historia natural.


Más historias pictóricas en la que disfrutar de un lienzo o un grabado o un dibujo en casa de Neogeminis
 
 

sábado, 6 de julio de 2013

Afelio

 
Hoy es el día en el que la Tierra está más lejos del Sol y sin embargo, siento tu cercanía y el efecto inmediato de los pasos lentos en tu sonrisa loca. El eje de inclinación del globo sensiblero, desviado 22º y soldado secretamente a los bordes de este amor ligero, filtra tu silueta en medio de montañas de intereses  hasta disminuir la distancia que hay entre mis yemas y tu foco. Y en esta cita de hoy, donde las pruebas de gravitación me hacen trepar en dirección a esa fuerza central que ejerce la estrella  de tu corazón, logra reducir la velocidad de mi cuerpo en este montaje cuanto más se ajusta al desorden de amor que tiene reflejo en la lejanía. Así te escapas de mi memoria, por la trayectoria más corta que da salida a la excitación.

jueves, 4 de julio de 2013

Danza africana


Con las manos en la cintura, cierro un ojo y luego otro mientras miro cautelosamente como te acercas arañando el suelo como un lobo. Desde tu guarida y acostumbrado a no devorar íntegramente a tus presas, separo mis piernas y flexiono las rodillas buscando un movimiento sincronizado de los cáncamos dentro de las armellas hasta sacudir mis nalgas, rebotando el zarandeo llegando a diseminar el bamboleo de la pelvis. La Mapouka suelta los tornillos de mi interior a la vez que mis caderas giran sugestivamente frente a tu cara que esconde tu trote lobero, al tiempo que haces prospecciones futuras a partir de los indicios que encuentras. Y antes de jugar, siento como tus muslos internos se acuclillan, desviviendo el interés por saltar sobre ti mismo cuanto más dejas caer tus insondables deseos, incluso desenmascaro los pedazos rotos de algunos de tus antojos. La única escena palmaria, la retirada de tu sombrero para que pueda reconocer tu mejor aspecto.