"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"

"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
S. Choabert

domingo, 30 de enero de 2011

Barra de equlibrio

"Plantada en la barra del París eché raíces", ésta fue la triunfante conclusión que sostuve el último día que te tuve cerca. Habrá tantas frases y pensamientos que incluso se podría considerar que está plagiado de algún poema, pero después de tantos años, compartir aquel tiempo junto a ti, nunca los dos solos siempre con otros, me enseñaron a ver la misma realidad desde otra óptica y perspectiva. Supongo que algo así, le sucede a todo el mundo: en un determindo momento, las sensaciones van merodeando por todos los veladores y a continuación, pasan al mostrador dando lugar a que los clientes capten esa ilación lógica entre las causas y las consecuencias. Ninguna persona detenta alguna cosa cuando nace. Poco a poco, las ideas y percepciones se almacenan, se agrupan y en ocasiones, se amontonan pero siempre hay una determinada ocasión en la que algún operario dispone nuestro mundo interior y establece un orden concreto, instaurando una nueva disposición. Y en aquella barra de equilibrio me mantenía para no caerme, viviendo una vida que no era la mía. Interpretando un papel que no había ensayado, tan solo me apropié de un diccionario para descifrar tus frases. Abstraida de la realidad, se nos fueron los meses en aquella ciudad apasionada y exaltada. Tal vez las noches se transformaran en auténticas contingencias, donde nada y todo era imprevisto y tus señales se tornaban en yacimientos donde la corriente de tus aguas depositaban partículas de oro y las sábanas menguaban. Tus ojos aún siguen huyendo cerca de mi, con ánimo de que los alcance.

sábado, 29 de enero de 2011

Hipoteca ilegal

No se conformó con embargarme el corazón, reteniendo aquella fuerza desconocida que se originó sobre la imagen ideal que de él elaboré, además de adjudicarse de mi cátedra en propiedad y no conforme con adueñarse de mi juicio y todos mis sentidos que salieron a subasta a un precio inferior del que yo pagué por aquel desliz, pretendió seguir persiguiendome como morosa contra los recuerdos que guardaba en la memoria hasta cubrir lo que quedaba pendiente, admitir que aquello nunca existió. Si la relación escrita de actividades no fuese tan obstinada, ya que sabe cambiar de actitud, habría conseguido reducirte. Pero las imágenes almacenadas en algún ángulo entrante son a menudo rugosas y escarpadas y, aún más incoherente es el esparcimiento y asueto de algún día que mi capricho inventa sobre ti para lograr disponer de tus detalles. Con un atractivo invisible y una propensión por los placeres de la imaginación, interrumpes los sueños de algunas noches cuando la nostalgia de tus tierras causada por la ausencia me desvela. Por eso, era "moralmente rechazable" que tú alegaras la pérdida del valor de mi amor y espejismo, para seguir hostigandome por la obligación impagada de recordarte, cuando para mí tu evocación ocurrió y sucedió, concediendole un valor real a mi enamoramiento y permitiendome pensar en ti, lo cual garantizaba el préstamo. Por último señalar que según el juez, esa pérdida de valor "es directamente achacable al poco gasto y consumo, fruto de la mala praxis del sistema de inversiones".

jueves, 27 de enero de 2011

Adepto

Ser muy aficionada y apegada a algunas de las dependencias a las que estoy habituada, tendrían ciertos inconvenientes de no ser que cada una de estas subordiciones representan pequeñas partículas de mí, que nuncan llegan a colmar el vaso siendo lo último que se podría admitir de mi personalidad, sin acabar con mi paciencia, aún estando dentro de ese porcentaje que proporcionan los datos de la OMS, según el cual un 25% la población está afectada por alguna dependencia. Tampoco existe una edad concreta para quedar expuesta a esta sumisión. Estar sujeta a esta aspirina es como imaginarte, percibir tus omisiones y palabras, advertir tu lejanía y contigüidad, sentir tus labios y manos que me rodean y aguijonean, saborear tu melosidad y sinsabor dando una vuelta completa en el aire, sin saber si caeré sobre una colchoneta o me estrellaré contra las espalderas. Todos mis excesos tienen sus peligros como las ronchas rojas de una erupción leve y pasejera, provocando cierta rasquiña, ansias y comezón solo que mi orgnanismo no tiene quien le ampare, desencadenando un cataclismo inicial, incapaz de entresacar otras opciones. Y así, consigo acostumbrarme a ese extraño conjunto de inclinaciones que constituyen mi caracter insignia: dejar de hacer una cosa por descuido.

miércoles, 26 de enero de 2011

Hotel derribado

La sentencia era firme: derribarían el hotel, echando abajo toda la construcción. Comenzarían por la parte pública y manifiesta, donde el disimulo encubría las situaciones para evitar los comentarios negativos de extraños y propios. Allí nadie buscaría cualquier rasgos que lo individualizara o distinguiera de los demás. Entonces ¿dónde hallar su identidad personal? Entre uno de los matices decidió desposeerse de lo accesorio, atinó ciertos beneficios pero se desprendió del coche, del collar de diamantes, del equipo de viaje de lo más lujoso, con una cartera para documentos y otra para su pasaporte e identificación, los guantes y el portatrajes. Continuó buscando entre las posibles opciones para depurar el estilo y optó por renunciar de la humildad y apropiarse del envanecimiento y la arrogancia, contestando con prepotencia a sus propias preguntas. Pero no quedando claro el grado de pureza adquirido, se inclinó por apartar el afán de complacer a los demás con su actitud tolerante consintiendo excesivamente. Escuchando los murmullos particulares, pasó hacía el comedor y continuó hasta la cocina, era como la de los grandes caseríos, rotulados con los menús y los diferentes platos: algún sueño, encontrar al personaje principal de su película, hallar la abnegación y el ejemplo, localizar sus errores y alguna esperanza. Solo había que estar dispuesto, decidido y preparado para cambiar el objeto de su establecimiento.