"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"

"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
S. Choabert

lunes, 17 de febrero de 2014

Efecto de los besos


Los besos que sisé de tus cuidados ruedan constantemente de los sueños a la frente, hasta que en ocasiones se cuelan como una moneda falsa hasta el cuarto cerrado y húmedo que calla mi boca. Durante un par de días, esos besos acorralan todos los sabores en el paladar y, el regusto peregrina de un lado a otro de la pared interior de las mejillas buscando resolver por qué se espera a los besos prohibidos. Tragando continuamente, el gusto dulce se escabulle entre los demás sentidos hasta envolver el olfato, e incluso el mismo oído. Con alas prestadas, los besos viajan por toda la sensibilidad que vigila los retratos antiguos como anestesia que acoraza el mañana. Y adormecida parte de la conciencia, los besos se tiran como chinas que impactan de lleno en la memoria con la única misión de no agotar la estela que encapota la boca y la mente.

"Bebe del labio
el beso que te ofrece
como agua fresca"

domingo, 9 de febrero de 2014

Zona de paso

Katerina Sokova
Al abrir la puerta lateral de la lavandería, te vi cruzar hacia las secadoras. Dirigí mis pasos hasta converger con tus huellas y tras la fórmula de gestos cordiales, te pregunté: ¿este año celebrarás tu cumpleaños? Al responder, sentí de qué modo me salpicabas una gota de saliva cristalina en el ojo. Los minutos que aplazaron tu respuesta, difuminaron el contorno de la chispa insignificante mientras advertía como surgía una recatada molestia ocular. Como si de una criptomnesia se tratara, la originalidad de la pregunta buzoneaba en la  memoria oculta al desbocar la retentiva olvidada que guardo de esa fecha. Tu despedida me arroja: "Pensaré en ti, quizá". Frente a la puerta de una lavadora, miro el ojo y no reparo nada especial, aunque sospecho que mi vista empeora lentamente, a la vez que las pupilas se cierran en presencia de la luz que extiende las velas de aquella tarta de cumpleaños. Aquí, ya lejos, sin anticiparme al murmullo de tu sonrisa y de espaldas a la luna, alcanzo con la mirada el tiempo que aprecio desde el presente.