"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"

"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
S. Choabert

domingo, 30 de enero de 2011

Barra de equlibrio

"Plantada en la barra del París eché raíces", ésta fue la triunfante conclusión que sostuve el último día que te tuve cerca. Habrá tantas frases y pensamientos que incluso se podría considerar que está plagiado de algún poema, pero después de tantos años, compartir aquel tiempo junto a ti, nunca los dos solos siempre con otros, me enseñaron a ver la misma realidad desde otra óptica y perspectiva. Supongo que algo así, le sucede a todo el mundo: en un determindo momento, las sensaciones van merodeando por todos los veladores y a continuación, pasan al mostrador dando lugar a que los clientes capten esa ilación lógica entre las causas y las consecuencias. Ninguna persona detenta alguna cosa cuando nace. Poco a poco, las ideas y percepciones se almacenan, se agrupan y en ocasiones, se amontonan pero siempre hay una determinada ocasión en la que algún operario dispone nuestro mundo interior y establece un orden concreto, instaurando una nueva disposición. Y en aquella barra de equilibrio me mantenía para no caerme, viviendo una vida que no era la mía. Interpretando un papel que no había ensayado, tan solo me apropié de un diccionario para descifrar tus frases. Abstraida de la realidad, se nos fueron los meses en aquella ciudad apasionada y exaltada. Tal vez las noches se transformaran en auténticas contingencias, donde nada y todo era imprevisto y tus señales se tornaban en yacimientos donde la corriente de tus aguas depositaban partículas de oro y las sábanas menguaban. Tus ojos aún siguen huyendo cerca de mi, con ánimo de que los alcance.

9 comentarios:

  1. la chica de la barra del bar, todo un claso, una maravilla de dibujo, y el parís que no falte, sea la ciudad o el adjetivo del local

    saludos

    ResponderEliminar
  2. No tengo hambre de ti, tengo hambre de nuestras nostalgias. Las que tuvimos ¿o tenemos? algún día en común.

    ResponderEliminar
  3. En París todo puede suceder, hay lugar para todo y todos. La pintura es emblemática.

    Un abrazo mexicano, Monique.

    ResponderEliminar
  4. Un equilibrio inestable, en todo caso. A una barra se agarra uno para no caer pero allí se empieza a cultivar la próxima caída.

    Me gustó mucho el texto.

    ResponderEliminar
  5. Pues no me importaría vivir lo mismo en París... eso sí, no hay que dejar de ser uno mismo...

    dirty saludos¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  6. Me ha gustado por toda la evocación que contiene, Esilleviana. Tiene este texto pasión contenida y el recuerdo abierto, sangrante aún.
    Hacer equilibrios y andar por la cuerda floja... Qué cosas nos induce a hacer el amor, cómo nos arrastra.
    Un saludo muy afectuoso y mis mejores deseos para ti y este blog que comienza.

    ResponderEliminar
  7. En cualquier lugar puede comenzar un viaje interesante ¿por qué no en la barra de un bar?; cientos de miradas se cruzan, se detienen, se alejan y vuelven...

    Te dejo un beso.

    ResponderEliminar
  8. ¿Quién no tiene su propia barra de equilibrio?

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  9. Me recuerda a algo que escribí...
    funambulista, no hace mucho, allá por Diciembre.
    Pero tu estilo es soberbio.

    Intuyo, que somos víctimas de sendas separaciones...no hace mucho tiempo, me equivoco?

    ResponderEliminar