"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"

"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
S. Choabert

domingo, 29 de junio de 2014

Sutileza infantil



La madre del futuro parvulario entró en la escuela de infantil con la matrícula del curso inmediato en la mano. En varías ocasiones llamó por teléfono al centro, demandando información precisa sobre los plazos de inscripción. Su vestimenta discreta y armoniosa alumbró la estancia de la secretaría. El administrativo le atendió con diligencia mientras ella demandaba deliberadamente, ciertas cuestiones sobre el funcionamiento de la escuela. Durante el tiempo que se informaba, su cabeza giraba a ambos lados, examinando el personal que recorría los pasillos. Al salir se encaminó hacia los servicios. Antes de entrar en el baño se desvió tras la primera puerta que encontró a la derecha, penetrando en una clase de niños de 3 años vigilados por una auxiliar. La cuidadora no escuchó a la intrusa, logrando acercase a ella por la espalda hasta golpearla con una barra de hierro que guardaba en su bolso. Los pequeños continuaron jugando y entretenidos con sus juguetes sin advertir la llegada de la extraña mujer. Únicamente un crío que se dirigía hacia su seño respondió ante lo que estaba sucediendo. Se detuvo y con mucho sigilo alteró sus pasos hasta encaminarse al cuarto de baño. La boca abierta y silenciosa del niño delataba pánico y, sus ojos vidriosos mostraban el horror que sentía en ese instante. Instintivamente se alojó en una esquina de la gran bañera que presidía el lavabo. De repente se escucharon los gritos de los compañeros al ver a su tutora en el suelo y la singular respuesta del pequeño fue acurrucarse sintiendo el frío del acero esmaltado en su cara. La mujer remató su vileza escabulléndose, hasta esfumarse rápidamente por una de las puertas de emergencia del centro. La policía concluyó que la secuestradora no completó su plan puesto que no contaba con la astucia del pequeño para liberarse de semejante peligro.

16 comentarios:

  1. Instinto de supervivencia... Algo intuía el chaval.
    Escalofriante historia.

    Bss

    ResponderEliminar
  2. Esi que tremendo, he vivido la escena junto con esos niños, !qué barbaridad!.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Qué tensión. Me aterrorizan estos actos sin sentido y más si hay niños cerca.


    Es cierto que los niños como los animales tienen un sexto sentido. Un radar especial para acercarse a las personas que los aman y alejarse de los que les quieren hacer daño.

    Un beso,

    ResponderEliminar
  4. supongo que algún día terminaría el curso y tendría que salir del baño

    ResponderEliminar
  5. Amo esta veta tuya descubierta por mí hoy. Increíble. Los gestos de los niños, la secuestradora, la ingenuidad, la perversión. UN abrazo,

    ResponderEliminar
  6. UFFFFF, UN RELATO QUE ME PUSO LAS FIBRAS EN VILO.
    UN ABRAZO

    ResponderEliminar
  7. Atrapada por los risueños y lejanos recuerdos que me traen esta foto (tres-cuatro años tenían también "mes petits"), empiezo mi lectura pero... la sonrisa se transforma en cara de espanto.
    Me has dejado con el desayuno a medio camino :(((
    Abrazo.

    ResponderEliminar
  8. La naturaleza violenta del ser humano queda perfectamente reflejada en tu entrada. No entiendo que puede llevar a alguien a ejercerla de forma tan desmesurada contra un semejante.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Interesante este relato, podría ampliarse. Quedan algunas preguntas, como si fue casual o si fue algo planeado. Da la sensación de que el objetivo era la cuidadora.

    ResponderEliminar
  10. Nunca sabe una quien es quien. Traumas infantiles, que persiguen toda la vida. Besos.

    ResponderEliminar

  11. ¡Tremendo! Y es pausible. Los centros educativos son permeables y confiados.
    Sabes mantener la tensión hasta el final.

    · un abrazo

    · CR · & · LMA ·


    ResponderEliminar
  12. Huir y esconderse...

    A veces no hay mejor táctica en la estrategia de la supervivencia...

    Como ese caracol que se encoge sobre sí mismo hasta desaparecer dentro de su concha confiando en que en algún momento se aleje el peligro...

    Mmm... qué poco me gusta esa táctica.

    ResponderEliminar
  13. Terrible relato....
    Con los niños NO!!!
    Un beso grande Esi, también te pido disculpas por el retraso.

    ResponderEliminar
  14. Primera regla básica de supervivencia.

    ResponderEliminar
  15. Acabo justo de leer en el periódico una noticia clavada a tu texto... la realidad supera la ficción @@ :((

    ResponderEliminar
  16. No aparece aquí mi comentario de hace un rato pero te dejé respuesta en otro sitio ;)
    Abrazo grande.

    ResponderEliminar