Desde una altura invisible y a borbollones, me llega una vez al mes tus pequeños fallos, esos instantes poco acertados que llenan una copa de merlot con un brut primerizo suave y carnoso. La seducción de tus equivocaciones discurren entre las aguas tranquilas donde los tentáculos de mi actinia común se activan ante la luz de tus jipíos flamencos. En cada una de las ocasiones de tu cortesía, Eolo me trata bien, con vientos favorables recogidos en tus dedos aplazando la tempestad de tu ausencia. La noche de amor se torna perfecta en presencia de tus fallos, comprendiéndose a si mismos frente a la retórica que exhiben tus palabras de inicio del mundo. Y es entonces cuando solo deseo continuar envenenándome con la imagen desnuda de tus ojos y tu boca mientras alargo el temblor por sobredosis que el filtro encubierto de la llamada de atención incendia mi sensibilidad. Aguanto la respiración esperando que llegue la siguiente visita.
Desconfío de quienes se tienen por infalibles. Abogo por la imperfección. Fallemos, caguémosla a veces, ¿por qué no? Sólo así aprenderemos algo del oficio de vivir.
ResponderEliminarQuizás te vendrían mejor otros vientos, unos alisios más desmenuzados...para que fuera mucho más sencillo masticarlos. O tal vez una suave brisa que consiguiera desprender todas las hojas que marchitan tu memoria. Y luego bajo la misma lluvia aliarnos para patearlas con la misma indiferencia que a nuestro pasado.
ResponderEliminarEl encanto de las primeras incursiones amorosas...la delicia del aprendizaje y el descubrimiento!
ResponderEliminar=)
Fallos...
ResponderEliminarNo es lo mismo que falos, claro...
Ese descubrimiento me echa a perder el tuyo...
Besos y salud
qué melancólica mezcla de matices!
ResponderEliminarqué bien dicha esa máscara de la resignación.
saludos!
Si te gustan sus fallos es que no lo son.:)
ResponderEliminarAhora que ya se qué son los jípeos flamencos, me gusta más.
Si un día no viene, te asfixiarás y ¿qué leeré yo entonces?
ResponderEliminarSi supieses que tus fallos tienen la delicadeza de la ingenuidad...
ResponderEliminarSi los fallos son tan seductores como los cuentas, y hay anhelo por la siguiente visita, no creo que sea fallos, sino virtudes, la virtud del desacierto. ;)
ResponderEliminarBesos Esilleviana.
Lo importante es que no sea dolorosa...
ResponderEliminarsum... sum...
Lo importante es que no sea dolorosa...
ResponderEliminarsum... sum...
"es entonces cuando solo deseo continuar envenenándome con la imagen desnuda de tus ojos y tu boca"
ResponderEliminar... Yo a lo mío...., en verso, serian los tres versos más bonitos....Y morir, tan solo morir el instante.
Excelente, ¡tú! jajajaja.
Envenenarse con su boca y con su mirada, que bonita forma de rentirse.
ResponderEliminarEsi, como lectura de fin de semana, llega que ni pintada.
Besos.
Suena bien: "mientras alargo el temblor por sobredosis que el filtro encubierto de la llamada de atención incendia mi sensibilidad"
ResponderEliminarSaludos
David de observandocine.com
Espérala con todos los dardos apuntando al desafío.
ResponderEliminarbs.
Eolo me frustra. La ciudad se ve barrida por sus lenguas eternas. Y cambia a cada momento.
ResponderEliminarLos pequeños fallos y defectos pueden ser encantadores, conforman nuestra personalidad junto a las virtudes y aciertos y forman un todo, cuando alguien te gusta, te gusta tal como es, con esos fallos incluidos.
ResponderEliminarBesitos
Hola, te encontré en Twiter, ahora solo me falta saber cómo funciona y para qué sirve.
ResponderEliminarUn beso
Ahí esta el secreto. Me lo dijo un día un abuelo sentado en un banco. Aceptar la belleza y los dones,las virtudes y el encanto es fácil. Lo extraordinario es saber que siendo falibles, esas imperfecciones no solo se aceptan sino que forman parte esencial de ese ser que nos arrebata. Y aun así, op tal vez precisamente por eso deseamos que vuelva, o que no se vaya. Extraordinario.Sí, otra vez. Un abrazo.
ResponderEliminarSIgue volando a favor hacia esa sonrisa y encuentro...
ResponderEliminaraishhh feliz viaje ese ;))
Besos abisales
jeje, seré torpe, si no hubiera sido por la última frase, hubiera jurado que era una preciosa historia de amor. Pero esta última frase es realmente demoledora y magnífica.
ResponderEliminarUn abrazo
la siguiente visita? es verdad, intentemos con el veneno.
ResponderEliminarfinal de último minuto, diría andrés neumann si te leyera. genial.
abrazos*
Si Eolo está de tu parte, se llevará los fallos...¡ay, pillina!
ResponderEliminarMis besos, querida Esi
la promesa de la siguiente visita
ResponderEliminares lo que hace que aquel fallo
no pese y la atención se enfoque hacia otro punto
feliz fin de semana
Hola Esilleviana!
ResponderEliminarMientras las visitas se sigan repitiendo, todo estará en calma, a pesar de las imperfecciones (o no)...
Beso grande!
RoB
Qué buenas que son esas visitas que traen tanto. Siempre preguntándose si habrá otra oportunidad...
ResponderEliminarResulta un tanto paradógico el título de la entrada, Esi.
ResponderEliminarFrecuentas poco la blogosfera ultimamente o es que a mi me lo parece?
bss.
Esas visitas magicas nos incendian por dentro y nos hacen sentir vivos...incluso nos hacen sentir como jovenes adolescentes...
ResponderEliminarBesos
Que los vientos del amor nunca se cansen de sernos favorables.
ResponderEliminarBesos
Ops, me aniquilaste al final, del amor al "espanto"...
ResponderEliminar:)las comillas para que no se mal interprete.
Un abrazo y buena semana.
no sé por qué pero me hizo gracia tu entrada, porque mientras lo leía pensaba en Andrés, un tipico ser que llega una sola vez al mes, y que me lo contó con buen ánimo una amiga del colegio cuando era adolescente, ufff hace ya unos mil años atrás, jajajaja, y todo curioso pregunté cuando estaba escuchando en horas curiosas en que el profesor se hacía la vaca y no llegaba a dar su clase, que a una amiga no le había venido a visitar Andrés por estar haciendo de las suyas, que quién era ese personaje llamado Andrés y que por qué demonios a todos le importaba si llegaba o no a su casa, entonces todas se rieron algo vergonzadas, y entonces sólo una salió del grupo a sentarse conmigo para explicarme que el tal Andres, sólo llegaba una vez al mes, y yo seguía sin entender que demonios importaba eso, y entre risas me explicó que simplemente era la menstruación, hoy sonrío de lo curioso que fue ese momento tan tontamente incómodo, no dije más simplemente que quedé callado.... nada más, mejor me voy :)
ResponderEliminarsuena a Ulises en brazos de Calypso
ResponderEliminarUna noche de amor entre seres perfectos nunca podría ser perfecta, porque la perfección no es seguridad de nada. Entre seres imperfectos, en cambio...
ResponderEliminarSaludos
J.