Con un cambio de horario y una extraña modificación en el nombre de las cosas, emborrono hojas sueltas ahora que estas lejos, "solo escriben de amor cuando lo han perdido". Apoltronada en una hamaca usada y deslucida por el sol, contemplo el mar con la mano derecha fría por el té helado y la quietud del aire. Esta lámina formaría la conveniente proporción de la perfección del mismo mundo mientras la mujer situada en la parte opuesta de mi cavilación se desnuda parcialmente y hace topless. Escamoteada una pieza del biquini pensé, que es posible alcanzar el recuerdo que guardo del vestido que mi abuela bordó de nido de abeja y mi madre cosió e incluso ribeteó para la boda de mi prima o secundar todas las campañas: Nos ponemos la ropa del revés porque queremos dar la vuelta al mundo. Siento como la frialdad se engrandece por mi brazo y, un escalofrío asiste brevemente mientras trato con soberbia el pasado aferrándome a que cualquier época pasada no fue tan acertada siendo este ahora el más inherente a nuestra desdicha y alegría.
Los tornillos, los meses, las palabras
los tatuajes, los grifos, ellas crean y el tiempo
en torno gira, la belleza, el betún, los sinsentidos
con los pies en la tierra y en las plazas
del diamante su cielo siempre atento
a imaginar las cosas de otra forma,
a sostener el mundo.
Fernando Beltrán