Desde pequeña sintió un gran interés por el cuarto rodeado de libros en el que sus padres permanecían momentos dilatados, en el tiempo que la perpetuidad casi incesante al igual que una fuente, emanaba de aquel lugar. Durante las mañanas del mes de agosto como una maitinada, al pasar delante de la biblioteca encontraba a su padre leyendo junto a la ventana realizando tal acto a modo de una ceremonia solemne. Y mientras ella observaba la posición del cuerpo de su padre sobre el sillón, la abstracción que reflejaba aquella cara prescindiendo de la realidad exterior, se demandaba e interrogaba a sí misma acerca de aquel embebecimiento que entretenía a su padre y le apartaba de toda su atención. A medida que fue creciendo, aumentó el mérito que su padre le hizo llegar a través de aquellos pequeños mensajes. Con el paso de los años, después de ir y venir por muchas ciudades y asimilar su emplazamiento, acabó convencida de que en efecto vivía rodeada de libros. Todo lo que los libros le expresaban durante la jornada, eran las palabras que su padre cimentó acerca de aquello que no le pudo manifestar, pero en la oscuridad de su imaginación las palabras de los libros, se convertían en una pica con el que el pez mordía el anzuelo de la verdadera fantasía.
“
Por increíble que parezca, muy pronto, quizá entre los siete y los
nueve años, leí en serio de la biblioteca paterna dos libros a los que
vaya una a saber por qué sigo recordando como importantes para mí: La
vida de Jesús, de J.-E. Renan, y La vida de las hormigas, de Maurice
Maeterlinck, libros que, según mi padre, estaban en el índice de los
prohibidos por la Iglesia".
El lenguaje callado de los gestos, de lo observado, va dejando su puso, sin ruidos pero siembra, luego llega la recogida de la cosecha. Lindo este texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnifica entrada, mucha suerte.
ResponderEliminarbesos
También yo a esa edad (después de haber aprendido a leer por aburrimiento, porque todos leían y nadie me hacía caso) leía, también en el índice de libros prohibidos, "los Miserables" de Víctor Hugo...
ResponderEliminarDejé en Anusky un comentario sobre una mujer, corriendo por la casa, con la caldera en ebullición, en camisón, picardías, tentación o chanel nº 5...
Precioso, precioso :)
ResponderEliminarun abrazo y suerte
¡gracias!
La abstraccion que reflejaba la figura paterna
ResponderEliminarindependiente de la realidad que le rodeaba, eso que ocurre en el mundo cuando nosotros estamos metidos de lleno en algún asunto importante.
Bien sea el amor, la pasión...la curiosidad, el deseo de comprender, saber de nosotros, aprender...nos desvincula del "insípido trajín de las calles"
Esa realidad de la que, necesitamos liberarnos de vez en cuando abducidos por el abrazo reparador de la fantasía, de los sueños que quedan por concretar...en el ritual solemne e insomne de los libros, que son personas que cuentan...para que nosotros dejemos de contar y volemos.
No sabes lo que me alegro de que te hayas decidido en participar, aunque haya sido con suspense, ¡hija..., ni Hitchckok!
ResponderEliminarBonita entrada, llena de amor al los libros. Yo también recuerdo algún libro prohibido en la estantería de mi padre, siempre era el que más me atraía.
Mucha suerte y un abrazo
A toda marcha y casi en el último instante, llegamos a tiempo.
ResponderEliminarEse mensaje de Maria Jesus en el blog de Anusky, creí que iba por mi y en dos minutos he escrito el texto, la foto ya la tenía preparada.
Recuerdo tambien a mi padre absorto en sus lecturas y con el tiempo se entiende el por qué.
Suerte.
por los pelos pero llegaste al concurso con una entrada muy bonita .
ResponderEliminarNo conocía tu blog pero como ya te tengo enlazada en el mio ,me pasare con mas clama a visitarte.
Unbesazo
Coincidencias, pasaría a llamarse, porque esa imagen me recuerda absolutamente mi niñez. De tanto mirarlo, tome su hábito, que hoy agradezco, pero lo sufrí tanto…
ResponderEliminarLinda entrada.
Yo le robe la vida de Jesús contada por los hindúes.:)
Un abrazo!
Hola, la que esta dando vueltas por la casa en pijama soy yó. De picardias ya no uso, y chanael Nº5 a veces.
ResponderEliminarPues bien Esilleviana. tu historia se va repitiendo ciclicamente. Algunas veces són mamás, las que en los momentos que su ajetreada vida, les deja, se esconden para aprender cosas de la vida, y para difrutar, abstraidas por las palabras sabias de los grandes genios. Y su herencia no es tan bien apreciada por sus descendientes, Te lo puedo jurar. Hemos pasado por momentos, en los que no era bien visto que semejante "vicio" lo tuvieran las feminas.
Bonito relato, y muy literario. suerte!
Yo comencé a leer desde muy pequeña para refugiarme en otros mundos, y ya no pude parar. También recuerdo algunos libros prohibidos, que cuando los pedía en la biblioteca del colegio de religiosas donde estudiaba, sor Paz, la encargada, me decía: “Pero niña, quién te habla a ti de esos libros, ¿no sabes que leerlos es pecado?”.
ResponderEliminarUn placer concursar contigo, mucha suerte.
Creo que a muchos de nosotros, nos dio por leer aquellos libros prohibidos de la biblioteca familiar, absortos en sus lecturas e invadidos por ese dulce despertar a lo desconocido nos fuimos labrando una construcción paralela al dogma imperante.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Besos.
Lo prohibido tiene su atractivo en muchas cosas, también el libros.
ResponderEliminarLa herencia de lo que en la infancia se ve en casa y se vive, persiste.
Reciba mis saludos.
Es una lástima que la iglesia no haya sabido mantener una actitud más abierta.
ResponderEliminarA míme encantan los libros y de pequeña solía estar rodeada de ellos. En la edad adulta sigo igual
¿Qué concurso?. Vaya, he estado desconectado demasiado tiempo.
ResponderEliminarHay un mensaje en tu entrada que en mi pueblo lo resumen con un "¿que qué hace el niño?, pues lo que ve en casa".
Es, para los que somos padres, la responsabilidad de convertirnos, por un corto pero intenso periodo de tiempo, en `modelos´ de nuestros hijos.
Un beso y suerte en el concurso.
"La vida de las hormigas", precioso título que los menesterosos blogueros habrían de adoptar como brújula.
ResponderEliminarPreciosa evocación hiciste
Saludos blogueros
Me preguntaba si era familia de Larisa y no, para nada, he tenido que pensar quien era y me he dado cuenta que me dejó un comentario el la entrada de "jaque mate" solo de eso la conozco.
ResponderEliminarMis saludos y hace bien en preguntar lo que quiera.
Rodeada de libros y además los lees. Irás al infierno de cabeza :))
ResponderEliminarTienen un "algo" tus textos, que los hacen totalmente diferentes al resto. Felicidades.
Suerte en el concurso
Un beso
Yo creo que todos cambiamos de actitud y de pose a la hora de leer algo. Es como sumergirse en otro mundo dejando solo tu cuerpo. Besos.
ResponderEliminarNo hay nada más absurdo que prohibir un libro, es como tratar de prohibir las ideas.
ResponderEliminarBuena participación y... "por los pelos".
Un saludo y mucha suerte.
ibso
Me llegó la foto, me llegó el alma del texto, tal vez porque yo sentí lo mismo al absorber sin pausa litros de tinta hechos letras.
ResponderEliminarMe conmoví al entender que lo que un niño lee se le graba en la memoria hasta la muerte y que muchas veces son norte de su brújula de vida.
Besos y gracias!!
me vi pasar...
ResponderEliminarmil besos*
Muy bonita entrada. El amor a los libros es fantástico. Yo disfruto mucho de ellos. Tengo una basta biblioteca y me place mucho la lectura. Un bello texto. Me encantó visitarte. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta mucho la manera que tienes de describir todo,parece que estás pintando pero con letras y al final el resultado es magnífico y capaz de ser interpretado de muchas maneras, según el lector.Un abrazo
ResponderEliminarMarta
Esta es una de las entradas que más me ha gustado.
ResponderEliminarCreo que a todos los lectores nos toca de cerca la biblioteca de nuestros padres. Ha sido esa marca indeleble la que nos ha transportado a la relación que hoy tenemos con los libros.
Abrazo!
No pude criarme rodeado de libros porque en mi casa había pocos, y todos dedicados a un único tema, España. Pero igualmente le agarré el gustito a los libros y hoy tengo una gran biblioteca (en tamaño y cantidad), que no es envidia de nadie porque cada vez menos gente lee, pero a mi no me importa, yo sé lo que ellos se pierden...
ResponderEliminarSaludos
J.
Tu padre te dejó una buena herencia y es evidente que la has aprovechado.
ResponderEliminar¿Prohibidos por la iglesia?, seguro que entonces eran buenísimos.
Besos.
"pero en la oscuridad de su imaginación las palabras de los libros, se convertían en una pica con el que el pez mordía el anzuelo de la verdadera fantasía"
ResponderEliminarSimplemente magnífico.
Abrazo
Mucha suerte!
ResponderEliminarMe traes parte de mis recuerdos .
Soberbia entrada.
Un saludo
Los libros suelen ser una extensión del alma de quien los escribe y de quien los encuentra, es como un punto de conexión entre gente desconocida físicamente...
ResponderEliminarLinda entrada Esilleviana...
¡Te abrazo!
Fabulosa herencia la de tener un cuarto lleno de libros, espero que mis hijos sepan apreciar el armario y el montón de cajas que les lego, no hay mejor compañero que un libro.
ResponderEliminarUn beso
Los libros abren puertas a otros mundos...
ResponderEliminarLa luz de la ventana de tu padre...¡me gusta imaginarla!
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