Con un verso sobrio y escueto, ignorando la Retórica de Aristóteles pero sin obviar la definición "más vale un verosímil imposible, que un posible inverosímil", él planteó uno de los últimos deseos como una dolorosa contracción asumiendo el compromiso. Solo tendría que sentarse, como tantas veces había hecho, en el reborde de plata y esperar a que pasara, organizando todo el episodio de su victoria para evitar la paralización que le causaba la vergüenza de que ella tuviera una aventura con otro hombre. Sería que ese poema también sostiene una vida independiente del poeta y del sexo del poeta, como afirmaba Octavio Paz. La magnitud de la humillación le hacía sentir como esos extraños maridos a los que les provoca y apasiona la idea de sentirse amarrados, silenciados y aislados con un llavín de escritorio en un armario pequeño entretanto ella se adentraba en la cueva de la parapsicología. Nadie le había llegado a obsesionar de ese modo, comprendiendo que debería hacer algo para persuadirla sutilmente. El mayor designio al que obedecía su integridad era poder despreciarla y calcular el modo de librarse de ella. Mientras, aparecían ciertos síntomas de vigorexia o tal vez, lo que halló fue un trastorno insistente alterando su aspecto físico con el que recobrar el ajuste necesario de su esquema corporal. En cambio ella prolongaba su hilaridad ruidosa en cada salutación familiar, era como si hiciera escarnio de su persona por puro placer. Ciertamente, ella premiaba todo el esfuerzo que él hacía por vilipendiarla, engurruñando sus notas y haciendo caso omiso de sus palabras, a la vez que le inducía, le apaciguaba, de lo contrario habría sido un modo de comunicarse con él y solo buscaba pulir la apatía por apartarle de su vida.
"¿Quién no escribe una carta? ¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
jueves, 1 de septiembre de 2011
Risa ruidosa
Con un verso sobrio y escueto, ignorando la Retórica de Aristóteles pero sin obviar la definición "más vale un verosímil imposible, que un posible inverosímil", él planteó uno de los últimos deseos como una dolorosa contracción asumiendo el compromiso. Solo tendría que sentarse, como tantas veces había hecho, en el reborde de plata y esperar a que pasara, organizando todo el episodio de su victoria para evitar la paralización que le causaba la vergüenza de que ella tuviera una aventura con otro hombre. Sería que ese poema también sostiene una vida independiente del poeta y del sexo del poeta, como afirmaba Octavio Paz. La magnitud de la humillación le hacía sentir como esos extraños maridos a los que les provoca y apasiona la idea de sentirse amarrados, silenciados y aislados con un llavín de escritorio en un armario pequeño entretanto ella se adentraba en la cueva de la parapsicología. Nadie le había llegado a obsesionar de ese modo, comprendiendo que debería hacer algo para persuadirla sutilmente. El mayor designio al que obedecía su integridad era poder despreciarla y calcular el modo de librarse de ella. Mientras, aparecían ciertos síntomas de vigorexia o tal vez, lo que halló fue un trastorno insistente alterando su aspecto físico con el que recobrar el ajuste necesario de su esquema corporal. En cambio ella prolongaba su hilaridad ruidosa en cada salutación familiar, era como si hiciera escarnio de su persona por puro placer. Ciertamente, ella premiaba todo el esfuerzo que él hacía por vilipendiarla, engurruñando sus notas y haciendo caso omiso de sus palabras, a la vez que le inducía, le apaciguaba, de lo contrario habría sido un modo de comunicarse con él y solo buscaba pulir la apatía por apartarle de su vida.
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Precioso, si esta palabra puede definir tu texto, tu ruidosa risa, tu pasear con la mirada y ver en lo qie nos rodea todo lo que se nos escapa.
ResponderEliminarUn abrazo
Que juego peligroso.
ResponderEliminarPero también el que se anima como en todo juego puede perder, ganar o quedar con las vueltas marcadas de la obsesión. Que por cierto no es buena consejera…
Abrazo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarterrible...muy detallado, el sufría cuando sabía que ella estaba con otro. Aunque solo fuera por su sabor...aunque en ello no hubiera el menor tráfico de resquicios del alma..aunque tan solo fueran los restos de las insignificancias que conlleva un negocio delicado. Un negocio en el que no deben dejarse resquicios, porque los compartimentos estancos que cobijan a los sentimientos...a veces transpiran, y se subliman y ejercen ese contacto tenue con la atmosfera. Y el sabor de su corazón puede ser tan dulce, como la letanía de saberse su peregrino subsidiario, su día marcado en el calendario.
ResponderEliminarCuando el odio y la indiferencia llega a las vidas de la pareja, hay muchas formas de solucionarlo. Ésta, sin duda, escogió la peor, hacerse todo el daño posible.
ResponderEliminar¡Que triste!, y más sabiendo que es más común de lo que pueda parecer.
Muy bueno
Un abrazo
Relaciones contaminadas, obsesivas, destrutivas, ponerle final puede ser facil o deasiado dificil.Lo peor el dolor causado.
ResponderEliminarMe encanta tu forma de escribir ¿te lo he dicho?
Un abrazo-
bahh mirá cómo lo describís...
ResponderEliminarpfffff diga lo que diga lo arruino, me quedo en silencio, leyendo de nuevo
Que rulos tienen tus textos, este, particularmente, me produjo algún cosquilleo íntimo. Los juegos me fascinan por sus riesgos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un desencanto final, inmaduro feroz y triste.
ResponderEliminarMis saludos.
Y ella hizo un último esfuerzo por reirse de él. Con mucho ruido y pocas nueces???
ResponderEliminarSalud
Un abrazo
Que pena, cuando llegan estos momentos.
ResponderEliminarPero llegan.
Bien escrito.
Un abrazo.
El amor sabemos cuándo comienza, pero no cuándo termina. ¿O entonces no era amor?
ResponderEliminarUn saludo.
Inducidos por el desamor somos capaces de las peores estrategias, el orgullo tal vez sea el peor consejero.
ResponderEliminarMe encanta como escribes... lo sabes, no?
Besos.
¡Me encanta!
ResponderEliminarNo sé si todo lo que sabemos es lo que queremos saber.
A saber: el dolor.
Un abrazote. Casi que no me paso a leerte. Qué bueno hacerlo.
F.