Como una pequeña estría en el hemisferio austral, el extravío y la confusión que vivieron en aquella barra de bar se asoció a la primera intimidad que ambos disfrutaron. Un acontecimiento artificial prometía una larga noche de celebración en aquel pequeño rincón. El terreno estaba delimitado por la música ambiental de palabras veloces y, con el aire del mes de julio donde la alegría no tenía nombre ni premisas hallaron algo en lo que apegarse y descubrirse mutuamente. Las interjecciones ante la puerta abierta del larguero consiguieron que el ventarrón de la exclamación agitada reclamara la atención de uno sobre otro buscando una suerte garantizada. El bodegón de la pared les protegió de las miradas anónimas y las luces rojas de sus teléfonos móviles empañaban la escena ante los curiosos. Así, colmados de encanto y rebelión frente a los bachichas, celebraron en el anverso del cosmo la disciplina de desafiar a una cuadrilla que realizó una bonita labor mientras sus corazones se agitaban bajo el tejido suave de sus camisetas rojas.
Otra forma de entender esta Celebración
Otra forma de entender esta Celebración
Que maravilla, amar al son del triunfo...
ResponderEliminarHallaron algo en lo que apegarse, con la trampa de la suerte garantizada como premisa de la paradoja coincidente. Hay intimidades compartidas que generan verdaderos terremotos moleculares, y bocas prestadas que auguran partes metereológicos ejemplares. Incluso se vislumbran pequeñas marejadas, a la luz de una luna vestida de esperanza y grana.
ResponderEliminarEn la piel de toro, desde ayer, también hay una marea roja que lo cubre todo, y muy ruidosamente...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Bueno, es lo mejor de esos triunfos. Las historias que nacen y se bifurcan a partir de ellas...Un abrazo.
ResponderEliminarMomentazooosss!!!
ResponderEliminarMe encanta como lo dices ;)
Besos abisales
Escuché una noticia en la radio que aseguraba que lo de ayer dentro de nueve meses tendrá inesperada continuidad multiplicada. Es el eterno juego de verdad y consecuencia. Lo explicas muy hermoso. Un abrazo.
ResponderEliminarUn placer bonito, pasarme por tu espacio.
ResponderEliminarMuy bien expresado!
Besiños!
ummmmm, eso de la pequeña estría del H. austral...rediez, ten piedad, mujer, verano y hace caloooooor, jajajaja
ResponderEliminarUn beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAlgún día triunfarán mis ganas y beberé siete días seguidos la sangre de mis lejanas derrotas.
ResponderEliminarUn beso.
Algún día triunfarán mis ganas y beberé siete días seguidos la sangre de mis lejanas derrotas.
ResponderEliminarUn beso.
Mucho rojo, sí, pero me gusta.
ResponderEliminarBesitos, Esi
Y aquella roja pasión se vio aplaudida por toda la afición...
ResponderEliminarBesos, Esi.
Encantada, Esilleviana.
ResponderEliminarEstoy fascinada ante las múltiples lecturas que tiene el texto que nos dejas...;)
B7s
Cualquier ocasión es buena para celebrar el amor.
ResponderEliminarBesos