Al abrir el imperdible de la caja, perfectamente embalada, saltó una rana con corbata rosa y gafas de pasta. El muelle que sujetaba al estadista verde se movió entre el cielo y la tierra para anunciar cierto modelo de tendencia con el que explicar el comportamiento a seguir, a modo de pájaro cantando: la nubosidad variable protege las nubes. Algunas ovejas negras aplicaron el oído y, al ver el resorte pensaron: "Ser feliz en la infelicidad es la receta para una vida larga a pesar de que en el papel de lija está el mapa del desierto". Frente a los espectadores que le aguardaban, el especialista al recobrar su posición inicial, requirió abundantes palabras para callar lo que no sabía y sobre todo, no pretendía manifestar. Otros borregos cerraron los ojos mientras pacían en sus sillones y esperan a las puertas, que cese el movimiento de la carga colateral.Y en sus últimas palabras apareció un "pingüino atacado por las moscas".
Olvidaste citar al mapache sonrosado que pervirtió las nubes de cerezas y rebañó el plato de los infieles. No me preocupa que el pingüino desquiciase a las estrellas, dado que Orión enredó su vientre con las polillas del deceso y revivió a los ilusionistas y los elefantes siempre preparados para atender cualquier abertura emasculada. Cuando la niebla de Cronos se posó en las alturas, Atlas dimitió de su cargo y ensució los cromosomas de la pandilla de ineptos seres humanos que a continuación vendrán a comentar este texto y a decirte que eres grande. Están debajo de mí. Les cedo la palabra.
ResponderEliminarun honor...gracias larisa.
EliminarDesde aquí, debajo de Larisa, y haciendo acopio de ineptitud tras el paso de ya tantas premisas. Puedo concebir y concibo que haya vida más allá de la felicidad.
ResponderEliminarConozco gente que se halla en posesión de la razón y que ésto no fue suficiente como para hacerles felices.
He atravesado extensos desiertos de silencio ajenos a los mapas, a las nubosidades y a los anhelos de los cobardes.
Para descubrir que no necesito nada, que todo es tan importante...que ya no importa nada...y que sin amor, el alma
se verá atacada por las moscas.
Es difícil, y se pueden pasar muy putas desenvolviéndose entre borregos y borregas, menos mal que aquí no vienen...
ResponderEliminarBesos y salud
Hay mucho batracio suelto. Y borregos ya ni te cuento, y yo el primero, ¡ojo!, que no pretendo ir de nada.
ResponderEliminarAquí una feliz en la infelicidad, que aguanta estoicamente a todos los que esconden en palabrería todo lo que no saben. Yo les llamo políticos. Ellos se creen que soy una borrega y me bajan el sueldo...
ResponderEliminarEs complicado ser feliz en la infelicidad... pero tiene sus raticos buenos...
ResponderEliminarcuento con fábula y moraleja!
Besos abisales
No sé que ovejas negras son esas, pero tal como las entiendo, son las más felices de la manada infeliz. Consciente de sus diferencias y límites, de su fragilidad frente a lo presuntamente "certero", a las ovejas negras les alcanza con haber trastocado el "orden" establecido. Abrazo, abrazo.
ResponderEliminarY fíjese que las nubes de su cielo parecen haber llegado hasta el mío, gris homogeneo...
ResponderEliminarPuede que también despunte el sol, leve, en esta cajita chaqueña...
ResponderEliminar"..cuatro patas sì, dos patas no!..."
ResponderEliminarLas ovejas no piensan mucho, y asì es mas fàcil ser feliz.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs curioso el comportamiento de las ovejas. Hay borregos que pacen a ciegas sin saber muy bien que, y hay ovejas negras muy atentas que captan que el muelle chirría tanto como el discurso del esteta. Cuando eso ocurre se corre el serio riesgo de perder definitivamente el centro de gravedad permanente, ese que buscaba Battiato. Me encantó. Un abrazo.
ResponderEliminarme resultan un poco extrañas esas ovejas negras,felices en la infelicidad, qué estoicas. y los borregos? yo no quiero sentarme con ellos, ni aguantar la palabrería sin palabras del "especialista".
ResponderEliminarabrazos*
Existen muchos pinguinos que ultimamente andan espantando moscas, como dice Mª Jesús, yo les llamo politicos que piensan que somos borregos o estamos aborregados.
ResponderEliminarDisculpa Esilleviana por no venir hasta ahora a decirte lo del premio en mi blog, pero es que me falta tiempo y poco a poco voy solventando las cosas.
Gracias guapa por aceptarlo y por tu bonito comentario. Nada más que por eso te mereces unos cuantos acuchones y otros tantos besos.
dejé en casa un poemita, me voy por un tiempo
ResponderEliminarbesos, esi*
Reunión de animales como en tantos cuentos y fábulas pero sin final feliz y/o moraleja que aplicar.
ResponderEliminarBss.
Gracias por entrar en mi blog, y comentar la última entrada. He leído y releído tu micro con resorte, rana. y ovejas, y te puedo decir que me ha gustado, aunque en un primer momento me ha costado un poco.
ResponderEliminarMe quedaré por aquí si no te molesta y seguiré indagando en tu prosa.
Un abrazo
Esto me suena a política, y ya no empieza a gustarme la cuesión.
ResponderEliminarOpino desde el silencio.
P/D: las ranas me parecen seres magníficos, con esa capacidad de pegarse a cualquier superficie. :)
¡Beso!
Inexpugnable, como los mejores sueños.
ResponderEliminarSaludos
J.
Siempre tan locuaz, tal vez sea el momento de desprendernos de nuestras carnes de borregos, levantar la cabeza y que rueden alguna de las suyas...Con palabras, si ello fuera posible.
ResponderEliminarBeso y saludo
es que la felicidad es tan efímera, son tan cortos los períodos que nos vemos sumergidos, de repente y sin querer, en nuestra misma infelicidad
ResponderEliminary sobrevivimos
besos