Nada que ver
Al introducir la cucharilla con azúcar en la infusión del vaso de cristal, observo la quebrada línea refractante que dibuja el cálido brebaje. Entre tanto, las palabras descabellan tu orgullo pese a que esa arrogancia te hace inventar y ver otra realidad inexistente, dado que se iguala a lo que esperas. Con el ánimo enconado, cierro los ojos ante el espejo que hay delante de los servicios, ciego los ojos al dirigir la mirada cerca del elevador de mercancías y destaponando tus promesas color tornasol del olvido, destiñes la ofrenda que llevas en tu interior. Dando vuelta a la infusión de té con la cucharilla, siento como tu
sombra rueda alrededor de esa irrealidad, sustancia de un brebaje de
secretos dormidos. Al tomar el primer sorbo de la tisana llego hasta cierto término: "No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por
eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree
que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio
mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se
conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría". Mirando como corolario el reflejo de mi cara en el envés de la cuchara, no veo nada.
Un relato lleno de reflexión y sabias palabras. Gracias por abrirnos los ojos, me ha encantado. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
¿Se puede ver fuera lo que no llevamos dentro? Yo creo que no.
ResponderEliminarUn beso
Parece mentira lo protagonista que puede llegar a ser una cucharilla...
ResponderEliminar¡Feliz fin de semana!
Besos y salud
Espero nunca sepas lo que es ahogarse en un vaso del té de la tragedia, es un remolino que no acaba nunca...
ResponderEliminarBesos.
Es como una pequeña ceremonia del te. Se sienten, las cucharitas tintineando, las tacitas, el respiro...
ResponderEliminarPues creo que sí, que la realidad es como la verdad: cada uno tiene la suya.
ResponderEliminarGran lección me acabas de dar. Yo que siempre pienso que hay que llevarlos ojos muy abiertos, siempre abiertos y alerta, y resulta que lo que hay que haceres cerrarlo para verun poco más allá.O acá. Tomo nota. Un abrazo.
ResponderEliminarA veces puede pasar y pasa que pensamos que la vida es lo que vemos fuera, las etiquetas, la imagen, la sonrisa fingida, los buenos días forzados, pasa que vivimos hacia fuera cuando la realidad y lo que somos es lo que llevamos dentro. Buena esa manera tuya de pensar y de ver las cosas. Me ha gustado.
ResponderEliminarTe agradezco de paso tu comentario en mis post "La Loli", tiene un final abierto y puede ser cualquier cosa.
Un beso.
Tú mueves la tisana y yo el café, pero no andamos lejos en pensamientos.
ResponderEliminarAbrazos
nada es lo que parece....
ResponderEliminarbesos, amiga*
Hay una realidad fotográfica y lineal que es la que nos enseña los cánones establecidos, pero si miramos hacia adentro y trazamos nuevas líneas con pinceles de fantasía, nos nace un cubismo minoritario y multicolor que da un nuevo sentido a la existencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todo es tan importante, que ya no importa nada...
ResponderEliminarLas raices de la esclavitud del ser humano, están hundidas
en una taza de te verde a la hierbabuena...que nos invita a pensar sobre dónde está nuestro propio límite.
Con esas lecturas tan profundas, normal no ver nada o muy poco. La realidad tampoco ayuda, querida Esi.
ResponderEliminarBesos besos
Recordaba el texto entrecomillado pero no el autor ¡¡ay, mi memoria!! y sangoogle que me lo ha desvelado: "Damian" de Hesse ¡qué maravilla!
ResponderEliminarY tu texto también, esa última frase es una genialidad :)
abrazos