Encontré tu canción en el fondo de la estantería dentro de una lata abollada. Dudé sobre la alteración del contenido pero tras comprobar que la forma de la lata no había sufrido cambios importantes, aplaqué el deseo de abandonarla, comprendiendo que la capa de barniz que la recubre ampliaría su vida útil, haciéndola completamente comestible. Al abrir la lata escuché una canción radiante, entre palabras inseguras, entrecortadas y temblorosas, como afectadas por el aluminio del envase mas penetrando en el lenguaje de lo insospechado y repentino, transformando el ahora sin perderse en lo que llega de fuera. En medio del laberinto de pasillos del supermercado, desprovista de la cantidad de dinero que me sobra, apostrofo que la singularidad y el esnobismo no harán que las conservas apalabradas de todas las canciones que escucho permanezcan íntegras en la memoria, sino que el desorden, la interferencia y la búsqueda de multitud de fuentes consigan concebir el ahora vigente como una formación amplia y atrevida de mensajes perdidos y a la vez, encontrados. De la profundidad de la lata descolló un asombroso esplendor, mezcla de emoción, desdicha y reposo, parecida a la aceptación de cualquier vida.
Ver el interior... siempre... ahí está lo mejor :)
ResponderEliminarBesos abisales findesemaneros
Me encantó lo de "desprovista de la cantidad de dinero que me sobra"...estamos igual: a mi tampoco me sobra nada.
ResponderEliminarLas canciones de nuestras vidas siempre tendrán un poder enorme sobre nosotros. Besos.
ResponderEliminar¡Cuántas veces el contenido es insuperablemente mejor que el continente!
ResponderEliminarNo así el ministro de Educación que no hay por donde cogerlo...¡olé a tu robo de gadget!...yo también hice lo mismo.
Besos, Esi
No se si fue cuando fuiste al super o cuando escribiste esto, pero tu estabas fumada, corazón...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Bueno, hay ciertas canciones a las que no les puedo hallar brillo. Menos mal, que siempre nos quedan estas canciones, a pesar de los enlatadores y de Majules.
ResponderEliminarUn abrazo.
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ResponderEliminarPara mi el mayor evocador de recuerdos que existe es la música.
ResponderEliminarEste post tan original en el fondo y en la forma, me ha encantado.
Saludo
Lo importante no es la forma, sino el mensaje en sí mismo.
ResponderEliminarExcelente, una buena lectura para este aburrido sábado mío.
J.
Hola Esilleviana!
ResponderEliminarLa música, al menos en mi caso, es es un componente indispensable de la vida... No concibo vivir sin ella...
Beso grande!!
RoB
Sea cual sea la forma que se nos presenta, lo importante siempre se encuentra dentro. Menos mal que la abriste.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hay nada que nos baje tanto el romanticismo como escuchar aquella canción, que todo nos evoca, por los pasillos un supermercado. En ese momento la canción pierde su magia:)
ResponderEliminarBesos
Me encanta tu versión de los símbolos :))) es para hacer un post jajaja
ResponderEliminarde verdad, muchas gracias por el comentario
Besos abisales de domingo
Blog muy bueno e interesante. Saludos cordiales desde Polonia;))
ResponderEliminarPues oye, si yo abro una lata de cacahuetes Águila de Mercadona y me veo una fiesta ahí dentro, toooodos bailando en círculo como si fueran gnomos...pues igual me meto y todo y hasta no me los como, jajajaja
ResponderEliminarUn beso
Música enlatada...ummmm, no sé. Pero si es "su" canción, bueno es que se conserve lo mejor posible. O lo más.
ResponderEliminarUn abrazo
Solo venia a decirte que si, la política puede ser controversial, pero no podemos hacernos los distraídos. Es algo que incumbe a nuestra existencia, para bien o para mal. Y vine porque recordé el gadget que tenés ahí arriba sobre la escuela pública, que no deja de ser una postura política fuerte. Seguramente, en este país, el mio, no se en el tuyo, algunos "señores bien, señoras bien", querrán matarte (literalmente) por ese pensamiento. Gente para la cual el estado debe reducirse a la mínima expresión para que los de su "clase" puedan seguir haciendo negocios, hasta con la educación o la salud. Ni hablar de la seguridad.
ResponderEliminarSé que sabés de lo que hablo, así que no quiero que pienses que vine a darte una lección. Sólo vine a decirte en "qué creo", algo que seguramente lo compartimos.
Un abrazo
aunque la canción esté enlatada no tiene que sonar a hueco
ResponderEliminarun abrazo
Es increible como encuentras tantos diversos modos y motivos para hablar del amor y/o del desamor. En esta ocasión "una canción encontrada en el fondo de la estantería dentro de una lata abollada". ¿Puede haber una frase más sugerente y que exprese tanto?.
ResponderEliminarUn placer como siempre.
Un abrazo
A veces rechazamos las latas abolladas y puede que encierren una bella canción, y que las otras, la impecables, estén vacías.
ResponderEliminarCada vez te comprendo más y mejor.
Un abrazo.
hoy, me pongo de pie, y aplaudo.
ResponderEliminarbesos, esi*
No importa el medio, sino el fin. A través de tus hermosas letras, te aseguro, no seré indiferente a las latas del supermercado, cada una, tiene una historia no contada.
ResponderEliminarHacia tiempo que un post no me dejaba tan aclada a el... Fabulosa tu entrada, poque quien no tiene una canción guardada en una lata, en alguna estantería...
ResponderEliminarBello continente y bello contenido. No como algunas latas que parecen deslumbrantes por fuera y son elegidas, pero suenan a charanga al abrirlas y desprenden olor a covacha.
ResponderEliminarSobre todas las de las marca Wert.
Un abrazo.
Es verdad. No todo es liofilizado, empaquetado, light, y sin conservantes. Mucho de ello hay,no cabe duda. Pero en ocasiones surge lo que siempre estuvo ahí. El talento, la poesía, la canción con alma. He sonreido por cuanto el optro día estaba en el supermercado y sonaba de hilo músical una canción fantástica, que, lástima, no seni de quien es ni quien la canta. Un abrazo.
ResponderEliminarQue suerte que existen ciertas canciones, que nos traen sentimientos florecientes, melancolías de risas, alegrías en aromas y nos suena dentro por dentro y salen por nuestra boca al tararearlas.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Ay la lata abollada, me siento reflejado...en esa lata que todo el mundo agarra con sus manos y que observa..hasta que notando el pliegue de aluminio replegado, la devuelve a la estantería. Sin haber escuchado la canción que encierra...por muy linda que pueda ser la melodía. Siempre tuve fe de caer en una manos anodinas que no valoraran las abolladuras de la falta de elasticidad de mi envase, que se riera de la fecha de caducidad y bailara al ritmo de unas albóndigas con guisantes, donde las zanahorias ponen la nota de color..y también las vitaminas que invitan a la vida.
ResponderEliminarHoy te he encontrado y me quedo para leerte con fruición!
ResponderEliminarVolveré!
Un saludo
Vamos Esilleviana, un sonido sin preservantes que no desgasta la memoria; y eso de "apostrofo que la singularidad y el esnobismo no harán que las conservas apalabradas de todas las canciones que escucho permanezcan íntegras en la memoria..." Uh, mi ignorancia no permite poner suficientes adjetivos enlazados para escribirte.
ResponderEliminarAh, ¡qué me gusta!... yo también tengo cajas con canciones dentro; sí, me gusta abrirlas de vez en cuando y recuperar(me) todo aquello que fui y sentí con cada una de ellas :)
ResponderEliminarHoy precisamente subí al facebook una de esas canciones "de aquellos tiempos en los que era"...
abrazos