Giovanni Boldini |
Con el tiempo me enseñaste que ya no lograré columpiarme de los árboles
que me encuentro por el camino, donde las telas de arañas resistentes
como un cable de acero y aún más elásticas permiten apartarme de las
proteínas que me deparaba tu dieta. ¿Quien no ha creído en Madame Bovary
al menos alguna vez, recogiendo las savias frescas en otro paraje y que
esa esencia necesaria e imprescindible nos aspiraba para conseguir lo
que deseaba? Es puro atavismo desfigurado en distanciamiento o en
desánimo, zafándome del recuerdo al aprestar el cuello de la camisa con
almidón aviando la faena agotadora de escabullirme del desvarío. Antes
de firmar el contrato de permuta de tu adiós, requeriste de mí la
cabellera del Halley a pesar de la reserva de tus contactos: exterioriza
todo lo que guardes de tu adoración, apasionate escribiendo sobre mí.
Si delineara tus imágenes, tus referencias, tus citas, tus indirectas y
reticencias entre las líneas de un plano escribiría poesía lírica, épica
y dramática. Pero me aleccionaste para no tratar los terremotos
afectivos soterrando el trayecto de los anales. Olvidaré tu hipersensibilidad electromagnética a las ondas del teléfono móvil e ignoraré tu agudeza para que salgas de mi memoria evocadora pues en este momento deseo calmar mis aguas.
podrás?
ResponderEliminarParece que no es un adiós fortuito, sino voluntario. De los más difíciles de llevar a cabo. Suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una magnífica sinergia que, sin embargo, no sé si logrará su objetivo
ResponderEliminarun abrazo
Emma fue una adelantada. Vos sos la mejor discípula, la maravilla. Sos, incluso, mejor que la maestra. Ella, apenas escribía diarios.
ResponderEliminar"Pero me aleccionaste para no tratar los terremotos afectivos soterrando el trayecto de los anales." Me has dejado de piedra porque hay terremotos afectivos originados en el trayecto de los anales...No te quepa la menor duda.
ResponderEliminar¿Por qué esa privación de no columpiarte, de no lograrlo por tus propios medios? Si ya lo sacaste de tu memoria, "borrón y cuenta nueva" y por supuesto lograrás columpiarte.Solo hay que intentarlo.
ResponderEliminarBss.
Todos los adioses son como una pequeña muerte, y si no queda ni el recurso a una simple llamada telefónica, entonces es una muerte verdadera. A lo mejor es merecida.
ResponderEliminarUn abrazo
Me emborracho de poesía lírico - épica señorita Bovary. Al que le toque hacer un análisis sintáctico de las fabulosas frases le va a dar la risa.
ResponderEliminarAbrazos
Estupendo escrito! Un placer encontrarme con tus letras, y así, poder saludarte.
ResponderEliminarAbrazo grande!!
Borron y cuenta nueva! A columpiarse nueva vez! Un abraXo
ResponderEliminarOlvida todas esas ondas electromagnéticas y vuela a parajes libres y salvajes. La savia nueva tiene un no sé qué muy atractivo.
ResponderEliminarBesos, Esi
La vida está llena de paréntesis... que se abren... y se cierran... y se vuelven a abrir. Tras un adiós surge un hola; y tras la lagrima, la sonrisa.
ResponderEliminarAunque tarde mucho (el viaje es largo), el cometa volverá... (siempre vuelve)
Dicen que quien quiere, puede. Así que si es tu deseo olvidarás. Claro que soy de las que pienso que no hay olvido , por mucho que nos empeñemos, para ciertas cosas...
ResponderEliminarBesos
Así es la vida...
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé si las aguas volverán a su cauce, una cosa si ha quedado clara, que lo va a intentar, eso ya es algo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un adiós muy elegante.
ResponderEliminarBesos
un adiós permutable...
ResponderEliminaryo no cambiaría el columpiarse en un árbol
difícil es vaciar la memoria.(se puede?)
mil besos*
Yo me voy de aquí echando rayos y truenos, ¡que va! ¡ni muerto quiero que me quieras, qué barbaridad! Una epístola tuya, de amor, sería insoportable. Eso sí; no me perdería tu epitafio por nada del mundo..
ResponderEliminarAdiós, me piro rapidito.
El Sr. Zimmer anda hoy "De Engaños" en su blog.
ResponderEliminarYo no voy a analizar-te, tú sigue columpiándote, jaja.
Emma estaba mortalmente aburrida. ¡Dios, siempre me exasperó ese personaje!
ResponderEliminarTus letras, por otra parte, siempre placenteras.
Abrazo.
Es difícil tomar la decisión de calmar las aguas, pero una vez hecho todo mejora sensiblemente. El corte solo funciona si es serio y definitivo.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo.
Fantasticos bosques Tolkienianos. Pero eso se acaba, para todos lo que no quieren que dure para siempre e incluso para los que no piensan que posiblemente los cables de ese columpio se desgastaran hasta romperse. Un abrazo.
ResponderEliminara mi ese tipo de hipersensibilidad me da escalofríos.. todas hemos sido, sino es así qué triste, alguna vez Madame Bovary.. besos
ResponderEliminarReencuentro de tibiezas, y saldo de cicatrices...con tu sensibilidad manifiesta.
ResponderEliminarSaberse columpiar por entre los anales de aquella historia, convertida en memoria...que el fino cincel del tiempo desmennuzará en las partículas elementales...para que nuevas frecuencias modulen tus conversaciones nocturnas y se hagan cargo de tus anhelados susurros.
Quien pudiese o pudiera,
en tal caso...
merecerte mereciera,
conocer o concedieras,
contemplarte si durmieras,
antes de que amaneciera.
OH! Impresionante.
ResponderEliminarHoy me has dejado sin palabras y eso que contigo, me salen como agua, aunque puedan enturbiarse.
Un abrazo!!!
De los demás también recibimos lecciones sabias, a veces duras, pero eso hace que les prestemos atención y que las integremos
ResponderEliminarLa vida está llena de sorpresas, como cuando me encuentro con tus relatos. Besos.
ResponderEliminarUn escrito increíblemente femenino. No es que haga diferencia de sexos, no me malinterpretes, pero un hombre no podría escribir un relato así, no con esas sensaciones que parecerían estar ausentes o dormidas en nosotros.
ResponderEliminarAdiós Madame Bovary... y adión Ana Karenina.
Un beso.
HD
Ese fue el primer libro que leí a una edad muy temprana, me lo regaló mi padre... Lo releí algo así como seis veces... Siempre me fascinó. Los estados de ánimo de Emma siempre asociados al tiempo que la circunda. Suelo recordar aquel día lluvioso que la acompañó a la tumba, cada vez que llueve de manera densa y pertinente.
ResponderEliminarY de esos terremotos afectivos no se salva nadie, pueden escampar pero siempre retorna alguna réplica.
Besos.
a veces dicen que despedirse es una excusa para volver a encontrarse...
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