El paquebote impulsado a vela y con un motor de inyección de gas natural, se inclinó bruscamente por lo que sentí como me lanzaba de costado sujetándome rápidamente a la barandilla. En ese twist rítmico mis pendientes oscilaron como "La espada de Damocles al brillar y pender sobre mí... sueles dejarme sola". Incumplí con las etiquetas establecidas, ignorando que noviembre aflojaría el saquillo hasta afondar el macuto terrero, aquel que antaño resguardó mariposas en trincheras ahora vacío de greda. Después de adherirme al pavimento del barco reorienté el moño kitsch con alfileres rojos y flores vistosas, apartando el pelo de la cara y entonces en la orilla pude observar como tocaban las teclas ahogadas de un piano.
Algunos, desde el mismo suelo y frente a los demás, gritan en el barco el estribillo de la balanza de pagos de un tipo de interés, puesto que están seguros de que incluso al escuchar el riff de guitarra de un blues (paa paaam papam pam) encienden una luz desmesurada a todos aquellos que prestamos oídos, sin embargo solo notamos un puntapié. Y las ideas como una cerámica mayólica de color verde y marrón, descansan en un palacio en el fondo del mar.
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"Ha encontrado tu voto en tu bolsillo
cuando bajas del ómnibus y enciendas
el cigarrillo de las siete y cuarto
te sentirás demócrata y tranquilo".
Te leo y releo, entonces me siento sereno y vencido. A veces te comprendo, en otras ocasiones no lo consigo, tan solo te transito de puntillas en mi exilio...ese que que me desaconseja las urnas, ese con el que voy tejiendo mis visillos.
ResponderEliminarA veces solo busco ese beso que me mandas con sigilo. Es solo eso, tan solo y nada menos que un beso detrás de mis visillos.
esta vez ando desorientado
ResponderEliminarDemasiados bandazos en el barco que nos lleva; por desgracia "la otra orilla" no difiere nada de la que hemos abandonado, por mucha música que nos pongan de acogida... ¿acaso tal vez para espantarnos y obligarnos a volver al otro lado?; no, eso es imposible, nada sucede dos veces aunque nos lo parezca; al igual que el agua no pasa dos veces por la misma orilla
ResponderEliminarno interpreto tus palabras :) me dejé llevar por lo que me dijeron :)
dos abrazos y un beso
Una de las mayores desilusiones, abrir los ojos y ver a quien llegaste a admirar.
ResponderEliminarUn abrazo
Me parece un delicado bamboleo, y tus pendientes...
ResponderEliminarY sentirás en el cuello el puñal que te clava la prima de Riesgo.
ResponderEliminarY su tía.
Votaremos, si no queremos terminar en la deriva a causa de los cantos de sirenas.
ResponderEliminarHoy un texto especialmente complicado, espero haber entendido su esencia.
Buenos días.
Como ir en un barco por aguas tranquilas y de repente zozobrar. Así es la desilusión y no podemos evitar zozobrar cuasi a diario. Ya deberíamos estar acostumbrados y sin embargo...
ResponderEliminarBesos
Cogería los alfileres del moño ese (kitch es ¿no?) y se las clavaria a esos que gritan el estribillo de la balanza de pagos a un tipo de interés. Lo que no tengo muy claro es si se los clavaría entre las uñas de los dedos de la mano o entre las uñas de los dedos de los pies. Mala leche que tiene una, pero no tanta como los especuladores que nos vapulean según sus intereses.
ResponderEliminarBss.
Las desilusiones pueden adquirir formas muy variadas, y todas ellas son difíciles de digerir. Me gustó la figura del barco.
ResponderEliminarUn saludo.
Creo que ya no hacen paquebotes, no tenemos que conformar con cruceros, pero no guardan el romanticismo de los de antaño, lástima que todo se oriente al Titanic, los hubo mejores donde el charlestón enloquecía no a nuestras abuelas, que viajaban en tercera, sino a sus señoras rodeadas de poetas para glosar su belleza.
ResponderEliminarUn beso
Te decepcionò un lìder.
ResponderEliminarEs eso.
Un abrazo.
Las desilusiones nos llevan en volandas zarandeándonos de ilusión en desilusión. Sinceramente creo que nos quedan más vaivenes, lo que ya no se es como responderemos cada uno. No es fácil!
ResponderEliminarUn beso
Al leer tu artículo, las últimas palabras me recuerdan una canción de infancia "¿Dónde están las llaves, matarile rile rile? (bis) En el fondo del mar, matarile rile rile... Ya no hay ideas, sólo empobrecimiento, ignorancia y una nueva batalla por el dinero, ese nuevo dios que todo lo puede. Y los ignorantes se zarandean con cara de sorpresa en un barco que va a la deriva. Como será la nueva revolución que nos espera? Cuánto va a durar la guerra económica que nos zarandea? Y sus consecuencias, hasta donde van a llegar? Me gusta el aspecto literario, en un texto escrito con un estilo muy personal, de esta crítica.
ResponderEliminarEse pequeño momento en que leo: "sueles dejarme sola" que cambio produce. La historia arrebata, quebranta, es incierta, va y viene pero siempre procura cambiar de colores para no ser la misma. La desilusión se las arregla para hundir el barco que por un momento se pensaba que hacian todavía.
ResponderEliminarUn abrazo grande,
Alejo
P.D
Me pareció inapropiado -y falto de estética- meter acá los comentarios de todos los anteriores post; así que como es debido me remití a cada uno.
uh! pero siempre poético.
ResponderEliminarbesitos*
Si estamos a punto de zozobrar y aún divisamos la orilla, puede ser que logremos sobrevivir.
ResponderEliminarBesos, Esi
como náufragos lanzando un SOS a lo alto por si alguien repara en nosotros.....
ResponderEliminaruffff
Besos!
Que mujer...
ResponderEliminarEso y nada más.
Saludos
J.
Amiga, la solucion es muy sencilla... Muy simple... Cuando la desilucion nos atrapa debemos recordar, simplemente, que cualquier tiempo pasado fue peor... Que hubo otros tiempos en que ni siquiera existia el color... Que hubo un tiempo en que todo era en blanco y negro...
ResponderEliminarAhora, al menos, existen los colores...
Un abrazo
alguien lo dijo mas arriba, es un texto complicado el de hoy pero me animo a decir que la metáfora duele, que la situación general duele y que es horrible sentirse asi como describiste ...a tientas dentro de un bote
ResponderEliminarles deseo lo mejor, sin duda
beso enorme, nena
Es que a veces lo que uno piensa nunca llega a ser.
ResponderEliminarTe comenté que me gustaba como escribías, y me sigue gustando.
Buen poema el del final
Gracias por tus palabras en mi blog
Saludos, Esilleviana, un placer
Ío
Nunca hay que tomarle demasiado cariño a una embarcación hasta el punto de hundirse con ella, lo sensato es cambiar en busca de una mas segura. Con suerte encontremos una que se deslice por el mar sin ningún tipo de bamboleo, al menos peligroso. No caigamos en la tentación de ser como la orquesta del Titanic, bajo el agua los instrumentos no suenan igual.
ResponderEliminarUn abrazo Esilleviana.
Es difícil mantener el equilibrio cuando el horizonte depende de la movilidad de un fluido, máxime si es un cascarón a la deriva...
ResponderEliminarAmiga, gracias por tu comentario y tu visita. La aprecio mucho. La imagen del barco me encantó!
ResponderEliminarUn abrazo
Eres extremadamente brillante con tus inventos, rotunda. A veces tu alegría creativa me confunde y me hace trabajar mucho... pero cuando te pones seria, una sola interjección basta para entender que comprenderte, es un tiempo dedicado al ejercicio de descubrir a través de tus creaciones, la compilación de un universo en el cual te implicas.
ResponderEliminarBenedetti simplemente tenía razón, igual que tú.
Abrazos
Yo hace tiempo que dejé de dar bandazos de ese calibre. Quizás por eso naufrago más de lo que deberíza.
ResponderEliminar...Y algún día hasta me ahogaré
Un abrazo
Solemos naufragar mucho en este mar tan agitado que es la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarLeer bien la personas es un don, no equivocamos mucho los que no le tenemos. Besos.
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