De repente escuchó un click fascinante. Con el tiempo no sabría situar aquel sonido en el instante que él subió al tren y se sentó a su lado o bien la vida en ocasiones constituye un complot capaz de crear una película para enamorados, aunando su mirada junto a su inteligencia sedimentando el azúcar en el fondo de la taza. Su matrimonio desde hacía tiempo cedía el paso a los fantasmas, por lo que él dormía en un cuarto oratorio de 45 m2 cerca de la casa donde residía su familia. En aquel viaje compartieron fruta, él le presentó una forma muy singular de pelar la manzana, con el rabito hacia abajo y sujetándola con la mano derecha tomó el cuchillo con la mano izquierda y comenzó a pelar a dentelladas como si nunca hubiera quitado la monda a un fruto, ella sonrió. De lo extraviado y abandonado de aquellos seis años que permanecieron juntos, ella solo deseó rescatar la reserva cotidiana de sus palabras mediante la ideografía del teclado de su portátil. La semana y media terminante en que agonizó su vida, ambas mujeres compartieron la sala de espera del hospital, hasta que la primera abrió la puerta a la segunda permitiendo que ésta se despidiera de él. "Acá se acaba el circo", le dijo él y esa fue la última vez que ellos se vieron.
Qué curioso; he viajado a mi infancia al ver esa imagen. Recuerdo que cuando tenía algo más que una década sobre este mundo, quería estudiar biología marina, para ser buzo y usar escafrandras en el fondo de los mares... qué recuerdos.
ResponderEliminarDespedidas, siempre las hay, todo el tiempo...para qué hablar de ellas en este día...
¡Abrazo enorme para Vos, Esilleviana!
vaya arranque...
ResponderEliminar¡¡Pero qué buena recreación del los últimos días de Bolaño, niña!! Me descubro ante ti
ResponderEliminardos abrazos y dos besos para ti solita :)
He pasado a visitarte y recrearme con tu magnífica escritura.Automáticamente me he sentido obligado a saber algo mas sobre este escritor, así que inmediatamente he ido a leer sobre sus vivencias.
ResponderEliminarUn abrazo Esilleviana.
Una situación amorosa de tres solo la resuelve la muerte, mientras tanto, es una tortura para todos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nunca se me ocurriría tomarme el café con azúcar, ni compartir mi vida en un trío hospitalario...
ResponderEliminarBesos.
Los caminos de la vida son impredecibles pero al final solo puede quedar una, hasta que se entera otra ves la otra. Un abrazo.
ResponderEliminarTal vez me expresé yo mal, seguro... recordé la frase "acá se acaba el circo" y me quedé en ese momento, no tanto por la enfermedad y muerte como por lo inusual relación de trío hospitalario que -por unas pocas horas- vivieron los tres personajes.
ResponderEliminarBesos y abrazos :)
Hola Esilleviana, reconozco que no conocía a Roberto Bolaño. He leido tu texto, luego he ido a leer la biogra´fia que has colocado de enlace, luego he vuelto a reeleer tu escrito. A sido entonces cuando he empezado a entender un poco como en los momentos importantes de la vida nos gusta no sentirnos sólos y que hasta las situaciones más comprometedoras carecen de importancia.
ResponderEliminarUn abrazo
No has sido cortante en absoluto, niña :)
ResponderEliminarOtro abrazo, hala :)
Un trío cargado, bien cargado.
ResponderEliminarY las teclas, subordinadas a nuestros deseos.
Besos, Esi
Lo mejor es que compartieron fruta, y que no se diga más.
ResponderEliminarNo quiero entrar en comparaciones quizás absurdas, pero mientras leía el texto se me vino inmediatamente una película argentina que vi hace unos mese, "Viudas", que no dista de esa sala con dos mujeres esperando el desenlace, lo que siguió fue otra cosa.
ResponderEliminarSiempre me sorprendes.
Un abrazo!
Tomo nota, que será para bien y para seguir creciendo, desde que hace ya un tiempo me rendí a tu acupuntura...esa fruta madura que en sus textos perdura y en mi aliento reposa, alargando mis sombras hasta ceñir tu figura.
ResponderEliminarLos triángulos amorosos acaban por romperse, y finalmente se desvanecen todas sus partes. No duran más que lo que dura una fruta compartida. O quizá duran hasta la muerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
de amplitud de mente se trata y de ser condescendiente también, una situación por demás extraña diría en la que no sé si podría situarme
ResponderEliminarme pregunto si vos podrías hacerlo, lo digo porque a lo largo del tiempo hemos coincidido en muchas posturas a lo largo de muchos posteos
besos, linda
Curioso viaje nos dejas hoy, subes al tren y no sabes donde será la parada, en este caso una aséptica sala de hospital.
ResponderEliminarMira, para alguna cosas, yo tambien soy zurda, como por ejemplo, cortar.
Bss.
A Bárbara Rey le gusta esto.
ResponderEliminarCargado trio. Roberto Bolaño para mi son palabras mayores.
ResponderEliminarMe has sorprendido
Un abrazo
¡Muy BUENO!
ResponderEliminary sigo siendo yo,eh.
Abrazos
grande Esilleviana! grande Bolaño!
ResponderEliminarabrazos*
Es la misma cara que Buñuel hizo famosa. Y ese ojo a la vista...
ResponderEliminarLo que es dividir la vida. Al final no queda más que quitarse la escafandra y acabar la función...por el momento.
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