Andando errante y sin rumbo fijo por la ciudad, vagando con el aislamiento insuperable para con tu/usted, buscaba un lugar donde tomar un café, trastabillando con el escaparate de una zapatería de tallas y números grandes para mujer. Accedió al interior, contemplando todos los zapatos expuestos en las estanterías ordenados por categorías: zapatos cómodos, zapatos de temporada, zapatos para cada día, zapatos para eventos especiales. Seleccionó y prefirió unos zapatos de tacón y un bolso bandolera para comprobar y convencerse acerca del resultado de dicha combinación y el estupor fue descomunal. Al dependiente le molestó su presencia. Le acusó de espiarle constantemente, de vigilar desde la vitrina la parte de dentro de la tienda, achacando que observaba continuamente sus movimientos, incluso le llamó perdedora. Y allí estaba ella, paralizada mientras reclutaba todas sus ideas para aquel propósito determinado: defenderse de las falsas recriminaciones. Los ruídos de sus palabras y las ideas residentes que tenía en un determinado espacio del cerebro, pronunciaban términos sobre animales del campo y entonces pudo visualizar aquel paisaje que le tranquilizaba. Siguió buscando y halló el soneto de autor desconocido, atribuido a Jorge Luis Borges: "Ya somos el olvido que seremos. El polvo elemental que nos ignora, y que fue el rojo Adán y que es ahora, todos los hombres y que no veremos. Ya somos en la tumba las dos fechas del principio y del término, la caja, la obscena corrupción y la mortaja, los ritos de la muerte y las endechas. No soy el insensato que se aferra al mágico sonido de su nombre". El comerciante se compadeció de su vulnerabilidad al dejar al descubierto algunas de sus flaquezas.
Hoy he leído, aquí, ahora mismo, un excelente post. Mis felicitaciones Esilleviana.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Que momento mas incomodo. Buscamos un par de zapatos y nos encontramos con una cantidad de palabras, dichas también en gestos. Que exactamente nos puede llevar a sentirnos que somos el olvido de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo de Domingo!
lamentablemente el comercio no entiende de sentimientos puros, y aunque profundice en lagunas advertidas...son los gestos y las miradas las únicas baldosas a las que aún sigo creyendo. Como los labios, un beso de esos que hiere..que atormenta y descabala la probabilidad manifiesta de que hay una terrible verdad en toda su mentira...
ResponderEliminaro quizás es que me quiera aferrar a ese zapato
que me aigue haciendo daño aún sin quererlo de verdad.
salud esi, te veo en forma...
cuando quieras te preparo el café q saliste a buscar.
lo quieres con algo de azúcar?
Es por esta misma razón que no me gusta salir a hacer compras, te podés llevar una gran sorpresa...
ResponderEliminarMe gustan los zapatos de tacón alto, pero odio a l@s dependientes que me quitan la idea de lo que quiero o intentan venderme lo que no me interesa. Se montan ell@s mismos su película con solo mirarme, igual que a tu protagonista. Hoy me identifiqué con tu relato, amiga :)
ResponderEliminarabrazos
Hoy simplemente te aplaudo. Bello texto. Beso grande Esi!
ResponderEliminarQué injusto es todo. O pasas desapercibid@ para todos hasta sentirne invisible tu mism@ o ven en ti lo que jamás pensaste ni deseaste ser.
ResponderEliminarEn fin, que como ella, mejor asirnos a la poesía que de todo nos salva...
Besos
Da lo mismo lo que diga el dependiente, como un salvavidas, eso eran los zapatos y el bolso.
ResponderEliminarPoesía, poesía, ¿qué es la vida sin poesía?
¡Un beso!
(http://anapedraza.blogspot.com/)
El ser humano es juez por naturaleza, solo hace falta un detalle que no vaya conforme con los estereotipos de lo normal que la mueca y el acre de una mirada preparada y ensayada la tienes asegurada como regalo de bienvenida. Un abrazo.
ResponderEliminarHay que estar receptivo a la poesía que nos rodea.
ResponderEliminaraunque no nos guste, ahi está...en cada cosa con la que topamos.
gracias por tu visita y no le hagas mucho caso a Rayuelita, jajaja ;)
besos
Hola, Esi:
ResponderEliminarFelicitaciones, muy bueno.
Sabes??..Me ha recordado a una zapateria de la calle Sierpes de Sevilla,los zapatos te los probaba un muchacho muy hacendoso, pero de escasa o nula sensibiidad para tratar al público.
Un saludo
Ese zapatero es un poema en vida, quizá algo grotesco, pero poema al fin...
ResponderEliminarMalo llegar al poema atribuido a Borges, la muerte es el verdadero olvido, quizas te evoquen algunos años, luego el silencio.
ResponderEliminarUn beso
Debería esta mujer haber respondido al dependiente de la zapatería como se merece en lugar de andar haciendo un ejercicio de autocontrol en busca de una palabras que le sosieguen el alma.
ResponderEliminarbss.
mirá con qué cosa tan interesante me he encontrado devolviendo tu visita!
ResponderEliminarhe leído sin parar, unas cuantas entradas y me ha encantado el complejo camino de tus palabras.
he de volver, con seguridad.
te dejo un abrazo.
Que momento.
ResponderEliminarY encima, sin tener responsabilidad de nada.
Bien narrado, amiga.
Un abrazo.
voy a calzarme el posible verso borgiano, te dejo a cambio mis zapas gastadas.
ResponderEliminarLeon Felipe "Somos como un caballo sin memoria".
y asi, sin memoria pero recien calzado, ya puedo morirme. me muero
un petó
Me encanta comprar zapatos por los pensamientos que se derivan de dicho acto...
ResponderEliminarUn saludo
Excelente relato Oliva, Felicitaciones, a veces suele pasar, hay quienes la diplomacia no les brota y otros que son Zen absolutos
ResponderEliminarbesitos y gracias por la huella
en el diario vivir suelen aparecer esos personajes que están muy a la defensiva. Esos que por más que una se comporte normalmente y haga cosas de todos los días, son tan energúmenos que no saben diferenciar nada y entienden que se los está acosando o provocando
ResponderEliminartrato en lo posible de manejarme con este dicho: vivir y dejar vivir. No te pienso molestar pero no te metas conmigo para hacerlo
besitos, linda
Magnifico relato.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Un abrazo
Buen recurso y siempre acertado acudir a la finitud de la vida para ningunear cualquiera de los desprecios que esta vida nos depara..
ResponderEliminarSiempre encantada con tus escritos..
bravo, bravo, bravísimo!
ResponderEliminarcómo me gusta ver el desarrollo del personaje!
y el intertexto, perfecto.
besos*