Esa noche dejé de avistar mis manos de marinero, necesitaba varios minutos de desconcentración. La poderosa mirada sugestiva de aquellos ojos que de manera sostenida, fijaba su inspección en los míos paralizaban los centros nerviosos de mi retina alterando el equilibrio de mis neuronas. Y sin darme cuenta, me atoré en aquel examen exhaustivo y toda la dispersión se concentró en una especie de recreo, como tomar una copa en mi propia casa. Bajo la extraña hipnosis que produjo, logró curarme practicamente al instante aquellas erupciones cutáneas junto con otros ezcemas salpicados en mis manos. Las verrugas que sus largos cabellos me habían provocado desaparecieron espontáneamente en la primera sesión gratuita. En la segunda sesión, mi cabeza se llenó de silbidos y aplausos a la vez, ocasionando una respuesta galvánica en mi piel generando el mejor detector de mentiras. Entre la inspiración del excepcional estado mental, me encaminó hacia el 88% del inconsciente que no utilizaba, demostrando como "el reservorio de recursos personales" podía solucionar los problemas que encontraba diariamente. La cura milagrosa resultó ser más efectiva de lo que creía: no solo aprendí a ver, escuchar y sentir sino también a mirar con ilusión, a percibir una orquesta y a advertir la experiencia, aunque había ocasiones en las que trataba de ilustrar con bellos adornos los pañuelos desechables para escuchar el aullido triste de la sospecha de un nuevo corazón silencioso.
A veces, curarse, es cuestión de desearlo...
ResponderEliminarBesos
A veces solo necesitamos que un zahorí descubra, bajo nuestra piel, donde se concentra la energía... para que ésta emerja y nos llene de buenas sensaciones.
ResponderEliminarLa diferencia entre mirar y ver: cuando miras con ilusión, ves otro mundo.
ResponderEliminarummmmm, veo distintas interpretaciones al texto, todas ellas sugerentes, sin duda. Pero no acabo de decidir cual de ellas le pega más.
ResponderEliminar· Una maravilla, utilizar el potencial que tenemos en ese 88% infrautilizado.
· un abrazo
CR & LMA
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Acompañándonos del subconsciente penetramos en la epidermis de la sensibilidad...
ResponderEliminarBesos, Esi.
reacciones psicosomáticas ante corazones que palpitan en el más clamoroso silencio. El de las miradas que se reflejan presas de un indescriptible pánico, presas de no querer verse humedecidas frente a un cristal empapado de olvido, derramando las hojas secas del tiempo. Y volver al instinto como único derecho...palpar los metabolismos desde nuestro conocido desierto.
ResponderEliminarMe quedo con este proverbio árabe: Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
ResponderEliminarUn abrazo.
yo me quedo con poco....mi interior no comprende ni soluciona
ResponderEliminarRediez, como que permanecer inalterable bajo ciertas miradas fuera cosa facil... yo soy de las que se ponen más que nerviosas y acabo preguntando "¿qué?"
ResponderEliminarbss.
Me gustó, tal vez casi más por lo que insinúa que por lo que realmente dice.
ResponderEliminarBesos
Tanto dice el silencio, y sin embargo su "aullido" pasa desapercibido. Encontrarlo significa la contemplación de lo más simple, pero no lo menos importante.
ResponderEliminarMe encantó querida,
Alejo
No, por favor, no nos dejes. Sé que piensas todo eso en tus últimos instantes, justo antes del fin absoluto, del tránsito a la otra vida, que es cuando se obtiene absoluta lucidez. ¿Has pensado en tus hijos, en tu gato, en mí? Pelea. Te compraré Atarax del bueno, que bueno es para los picores. Te ahogaré en wiski si hace falta. Pondremos velas negras al malfario ¡fu, fu, aléjate de aquí, fu, fu...! y amanecerás entre renovados espasmos vitales. Quédate y no me dejes.
ResponderEliminarPoeticamente bello, para mis ojos, amiga.
ResponderEliminarY seguirás sin dudas.
Un abrazo!
Adorna, adórnalo, todo
ResponderEliminarMe pareció muy muy bello
Un abrazo, Esilleviana :)
Ío
Hay miradas tan poderosas que nos pueden curar todas las heridas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Muy buen texto.
ResponderEliminar"hay miradas que son el paraíso y la gloria
ResponderEliminarhay miradas que son nuestra peor historia"
es un texto que remece y que nos toca absolutamente
Felicitaciones Lemaki
besitos y luz
pd... había perdido tu enlace pero ahora todo anotado
El final es magnífico.
ResponderEliminarAbrazo.
Nunca sabremos qué es lo mejor para nuestra salud física, mental, emocional...sólo la sabiduría más pura podría tener la medicina.
ResponderEliminarBesitos, Esi.
Podemos adornar con jeroglíficos y obras de arte, podemos llenar de firuletes y amagues nuestros actos pero debajo de ellos estarán nuestras verdaderas intenciones, sin maquillaje.
ResponderEliminarBesos muchos!!
No se si contarte mi remedio "mágico" contra las verrugas, bueno sí, me lo dijo mi tia abuela que era algo brujilla: coges un caracol, te frotas las berrugas con sus babas, acto seguido lo metes en una lata y machacas los bordes para cerrarlo teniendo cuidado de no matar al caracol y que pueda respirar, pero no escapar y lo arrojas por un camino donde no vayas a transitar hasta que se te quiten las verrugas, el caracol se seca y al secarse sus babas, la verruga se seca y se cae sola.
ResponderEliminarJuro por lo más sagrado que así me he quitado todas las verrugas que me salieron en mi infancia y una en el párpado hace diez años
Un beso
Saber mirar con ilusión, una meta algunas veces traspasada pero no por ello dejada de lado.
ResponderEliminarMe gustó mucho, niña :)
abrazos