Su magia pululaba como el movimiento de la rueda en el juego de la ruleta. Mientras ella se percataba de la quietud de su cuerpo en la lejanía, a la vez recibía un desbarajuste de documentos que revolvía el castillo de naipes que día a día levantaba de sus intenciones, asumiendo la posibilidadad de que decidiera detenerse en un punto al azar de aquello que recapitulaba en torno a las cuestiones principales. Y el día elegido para que él asistiera brevemente en calidad de posible y no de acto fue la mañana que sin poder levantarse e ir a trabajar, permaneció en la cama con un buen resfriado provocando fiebre, dolor muscular y un cansancio extenuante. Con el bote abierto de Vicks VapoRub, a pesar de las advertencias y la dificultad para adquirirlo en las farmacias, el bálsamo descongestionante a base de mentol le recordó imágenes asociadas a olores de su infancia. El helado de vainilla en verano cuando paseaban por la ciudad con sus padres y hermanos, el olor de la pasta de dentífrica con flúor de la abuela y entre tanto, apareció el olor que ella destilaba cuando volaba cerca de él. Aquel perfume de Cacharel fue todo un hallazgo, aún archivaba en su mente su cara embelesada reparando y advirtiendo aquella fragancia, sin saber que algún día en el lugar menos esperado, interpretaría en una nota concisa y lacónica la misma sensación. Y de él, ¿qué olor guardaba? En ese momento, solo apareció un gesto que alargaba ligeramente los labios a lo ancho de la cara al evocar la única ocasión en la que rechazó detentar ilegalmente estar cerca de él y olisquear levemente su intimidad. Nunca tendría oportunidad de rastrear su olor, de identificarlo y tomarlo, malogrando un halo de misterio y encanto que no admitió y se resistió a engullir, como un aliento nutritivo y enérgico que sustituye cada letra por la siguiente en el alfabeto.
Así empezó el protagonista de 'El perfume'. Cuidado.
ResponderEliminarSiempre creo que la memoria es tan caprichosa como sólo ella misma lo sabe ser, y admiro a las personas que, a travéz de palabras, sirven de nexo entre uno mismo y la memoria de uno mismo. Justamente leyendo el texto he recordado aromas que permanecen en mi memoria desde épocas de infancia y que me hacen dibujar una sonrisa.
ResponderEliminar:)
¡Gracias!
¡Abrazo!
El disco duro de nuestra memoria sólo es equiparable al 'vademecum' de nuestros sentidos... decir Vicks VapoRub es recordar los aromas de mi mami... me puse triste
ResponderEliminardos abrazos y un beso
Me pasa muy a menudo recordar olores antiguos y olvidados y me obsesiona tanto cuando no recuerdo que me recuerdan, que exprimo mi mente hasta extenuarla con tal de llegar a ese recuerdo. A veces soy muy bruto, sabes. Un abrazo.
ResponderEliminarLa memoria del olor, ese retorno a momentos, a casi segundos de una intensa sensación olfativa que nos recuerda donde hemos estado y de qué o de quién hemos recibido ese sello de identidad que queda para siempre en nuestro archivo sensitivo.
ResponderEliminarExcelente tu texto.
Gracias por pasarte por nuestro blog a conocernos; para nosotros venir aqui ha sido un agradable descubrimiento.
Un cordial saludo.
Hola Esilleviana. Algunos olores nos hacen soñar mientras que otros queremos olvidarlos. Abrazos.
ResponderEliminar¿Y ella cómo olerá?
ResponderEliminarUn placer, Esilleviana. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Estilleviana!
ResponderEliminarMuy importante, saber donde estamos a través del olor, al fin y al cabo Animales somos...
saludos de J.M. Ojeda.
Qué precisa y preciosa combinación de letras y música.
ResponderEliminarY, como dice Cortázar a razón de Proust, cada memoria enamorada guarda sus magdalenas.
:)
Un abrazo.
buenísimo el texto, me recordaste a eso que decía Pizarnik, "recuerdo con todas mis vidas por qué olvido"...
ResponderEliminarabrazos!
Tal vez el oliera a Barón Dandy, nada se perdió. Si lo que no se atrevió a buscar fue un olor más intimo, tampoco se perdió nada; seguro que lo encontró en otro hombre.
ResponderEliminarSalu2.
No recordar un olor es casi un sinónimo de olvido.
ResponderEliminarreparando y advirtiendo aquella fragancia que se adhería a sus manos, y que se quedaba con él largo tiempo después que se hubieran despedido.
ResponderEliminarAquella que le devolvía a su cuello...el de ella.
Donde se hubiera quedado eternamente, entre sus cabellos revueltos y suaves mordisqueos en busca de sangre concisa y sutil.
salud)