Se asomaban a la claraboya como si tuvieran en la mano un oftalmoscopio para hacer una exploración del fondo de ojo y sin embargo, uno y otro proyectaban una gran frialdad y férreas miradas con displicencias. Y con aquel conocimiento por parte de los dos, ella se atrevió a confiar en el secreto oculto ante los demás. Sin llegar a morder el polvo, porque nadie lo merece, sus objeciones sucumbieron ante las peticiones que creía entender y las quejas de los heridos que se oían desde lejos se desvirtuaron en las entretelas del deseo. Esa complicidad se alimentaba con la trémula exhibición de un atuendo considerado indecente y una animada demostración pública de la reserva que durante tanto tiempo permaneció callado y silencioso. Y mientras se desnudaba, le gustaba pensar en los suspiros mentales que él aspiraba. A su vez, él aplicaba su valía en verbos, adverbios y sustantivos para exteriorizar la forma que tenía de pasar los días, sus aficiones y principios, provocandole con su forma de vestirse y de moverse. Y las noches mudaban a la Fiesta de la Candelaria, puesto que si cualquier astro fuera estrella, satélite o cuerpo celeste, se prendía era porque alguien en ese momento miraba al cielo y anhelaba su existencia, pretendiendo que el dolor fuerte desapareciera al ver las estrellas mientras respiraba con intensidad y ruido.
Ahora no estás mal, eh?
A que ya no tienes miedo?
Oigan si encienden las estrellas
es porque alguien las necesita, verdad?
Es indispensable que todas las noches sobre los tejados
arda aunque sea una sola estrella.
Vladimyr Mayakovsky
¿He leído un encuentro de dos enamorados?, porque yo me tomo así.
ResponderEliminarCreo que escribir prosa como si fuera verso, a parte de ti, lo he visto en el blog de J.G. Ojalá pudiera yo hacerlo así.
Miguel
(http://anapedraza.blogspot.com/)
Cierto. Anoche levanté la vista al cielo y estaba todo estrellado. Valió la pena dejar de ensimismarme.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermosa forma de mezclar amor, pasiòn, e incluso deseo, con dolor y realidad latente...solo se distraen un poquito de su entorno y fijan su vista en el cielo estrellado para usarlo como excusa de su momento...
ResponderEliminarprecioso
No todas son estrellas celestes, pueden ser estrellas de dolor, estrellas de pasión y estrellas de felicidad, depende de nosotros identificarlas. Me gustan almas como las tuyas, residentes de poesia y pasión. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Esilleviana, vine a retribuirte la visita a mi espacio y me encontré con un blog muy bueno, excelentemente cuidado, eso me atrae, así que me quedo por aquí como seguidor, de esa forma tendré noticias cuando subas algo nuevo.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Humberto.
Quiero guardarte el secreto; borraré el comentario.
ResponderEliminarY no me sustes más.
Salu2.
Me gusta imaginar -gracias a tus palabras- que cuando mire al cielo, una estrella se ilumina para alguien. Aunque su luz le descubra matices desagradables en el otro... me gustó :)
ResponderEliminarabrazos
Tu forma de escribir me recuerda a una amiga, tras la pantalla, que ahora no escribe en su bog ¿eres tú? :)
ResponderEliminar· Me limito a leer. Nunca sabré lo que decir... sólo deleitarme.
· Saludos
CR & LMA
________________________________
·
Hay mucha pasión en estas letras. Nada menos que incendiar el cielo desde una cama. El amor de los principios.
ResponderEliminarEl aplicaba su valía en verbos...
ResponderEliminarClaro, el creó todo un lenguaje que le permitiera aproximarse a su cuerpo...
el de ella. Todo un malabarismo, hacerse
pasar por poeta..escribiendo versos
que no respetaban la métrica y con rima asimétrica...en un algoritmo en el que la única incógnita, era ella.
Paseando por entre las letras...
Un placer sus crucigramas, su genio e ingenio
para plasmar ideas claras de modo tan elegante
y sinusoidal.
salud y alegrías, muchas...