Le propuso una visita inesperada a su casa, dándose por entero a él en la capital del nuevo Estado. Mientras se retrepaba en el asiento del autobús que le conducía hacia el mundo que él había construido, se percató de que el paloduz que mascaba lentamente saboreando esa golosina dejó de resultarle dulce y agradable. Percibió la visión trasnochada que mantenía de su sonrisa junto con el apacible afecto que desprendía su recuerdo, desarropando la cercana presencia que estaba a punto de encontrar en el siguiente área de descanso. Sin llegar a cerrar el libro de fantasmas que guardaba en el bolso, en cada parada de aquel viaje de reencuentro el viento descuajaba las hojas que el pequeño santuario de abjuraciones preservaba. El amanuense medieval de su corazón, los menudos y el cuerpo que ella había tutelado en el terreno anegadizo del espejismo de aquel destino tolerado se perdía en cada uno de los lugares que el autobús se detenía. Antes de rebasar el límite de la ruta trazada, en la última parada tras guardar el silencio de la voz del auricular se dejó perder en el sitio más fácil que encontró: el pequeño pueblo donde el aire y la lluvia miraban cara a cara, arrancando el mayor esplín posible.
Aquí estás resistiendo,
viva, lúcida,
sostenida
en el sacro relámpago,
alumbrada y dichosa
en el trueno.
Tú, mi pequeña
rosa encendida siempre,
pétalo delicado,
húmeda nota,
tú, resistiendo aquí.
viva, lúcida,
sostenida
en el sacro relámpago,
alumbrada y dichosa
en el trueno.
Tú, mi pequeña
rosa encendida siempre,
pétalo delicado,
húmeda nota,
tú, resistiendo aquí.
Carlos Bousoño
La primera vez que oí la palabra "palodu" por regaliz, fue en el barrio de Triana y en boca de un gitano que me hizo perder el autobús...
ResponderEliminar;-)
Besos, Esi.
Me llevó a uno de los grandes recuerdos de mi vida: un sencillo viaje en autobús, por la ciudad de Salta...viendo como Ella dormitaba apoyada en mí...
ResponderEliminar¡Gracias por acercarme ese recuerdo Esilleviana!
¡Abrazo!
Merece la pena resistir de esa manera tan bella :)
ResponderEliminarUn abrazo
¡Quién no guarda recuerdo inalterable de su primer viaje en autobús!
ResponderEliminar(Quién no, sentirse sacro relámpago por fin)
Cuánto y cuánto regaliz recogíamos de los ribazos, orilla de la acequia.
Muy entrañable la entrada, Esilleviana.
Un abrazo grande
Los viajes siempre despiertan reflexiones que si las pensamos bien no sabemos de dónde han salido.
ResponderEliminarSaludos
J.
Aqui al "autobus" se le llama "Colectivo".
ResponderEliminarTodavía recuerdo la emocion de mi primer viaje solo.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
como siempre el viaje se convierte en algo más importante que el mismísimo destino tolerado, el aire y la lluvia siempre miran a la cara porque nunca tienen ni tendrán nada que ocultarnos...otra cosa es el viento y la tormenta, que pueden ser lamento y fuente de desesperanza, y también abonar el esplín...
ResponderEliminarsigo abonado a tus esplines transitorios y meritorios
sigo abonado a esta parte de tí
(gracias por no subirnos el iva)
para ti siempre Otto..)
Viajar, a mi me enternece más el tren, perod e cualquier forma, viajar y tener un destino nos abre muchas ventanas para dejarnos ir
ResponderEliminarBesos
Shhhh....duerme.....duerme tranquila....sshhhhh....me traje un vagón de tren entremedio de las pestañas.......shhhh...amiga....vámonos a Rusia o a Siberia, y que la culpa sea de los verdugos....
ResponderEliminarLos viajes nos permiten reflexionar, parece que el mundo se mueve para esperarnos. Y saboreamos cualquier menudencia, sea un recuerdo, sea un papel envolviendo la dulzura.
ResponderEliminarBesos, Esi
Gracias guapa, tenia totalmente olvidado el regaliz en todas sus formas, voy a investigar, tengo antojo sin embarazo, que es mas fuerte todavia...
ResponderEliminarLas gotitas de rocío en los pétalos me hacen ver con mucha simpatía los versos, y aunque no lo digan así, no hay problema, yo me lo imagino todo, el caso es encender la mecha...
Besos y salud
Yo creo que en todos los pequeños pueblos, en cada aldea, siempre el aire y la lluvia nos miran de frente.
ResponderEliminarEsilleviana, ¡nadie dice Esplín!
ResponderEliminar"Percibió la visión trasnochada que mantenía de su sonrisa junto con el apacible afecto que desprendía su recuerdo, desarropando la cercana presencia que estaba a punto de encontrar..." y esta frase es megalítica, por Dios y de lo que sigue, no te digo nada, jajaja, qué grande eres.
Muchos besos
¿Nadie dice esplin?
ResponderEliminarJusto ayer:
http://decenizas.blogspot.com.es/2012/09/en-b-y-n.html#links
Hay autobuses cuyas paradas son siempre la última.
besos
No es una referencia válida, pones 4 sinónimos sacados del diccionario, tres al uso como Tedio, hartazgo, hastio, y uno en desuso, es decir, es un arcaísmo mas adecuado de las novelas de Benito Pérez Galdos.
EliminarEn le caso de Esilleviana lo pone dentro de un contexto de una historia narrada. La razón es que a ella le gusta experimentar con el lenguaje y las estructuras gramaticales. Yo le agradezco que me deje criticar esa parte también de sus historias.
En tu caso, es una poema y la poesía acepta casi todo. El concepto de verosimilitud no es tan importante como en una narración, además el poema en cuestión no es realista, tiene una fuerte carga metafórica-fantástica. He visto que te gusta incidir, reiterar en la sinonimia. Es un recurso muy antiguo y utilizado, si, pero también manido.
Te agradezco la referencia pero no es valida. El lenguaje en la narrativa tiene que ser moderno y actual. No podemos escribir como nuestros antepasados, todo evoluciona. Es difícil experimentar. Esilleviana se atreve.
Tus poemas son bonitos, me has gustado.
Saludos
Algunas veces es tan sutil ese cambio, ese sabor dulce cuando va poco a poco dejando de serlo, que a veces no nos damos cuenta.
ResponderEliminarMe ha recordado esas películas de las zonas rurales norteamericanas en que una chica pilla un autobús en dirección a ninguna parte, o a todas (es un poco lo mismo). Quizá el billete tenga un destino, vamos, seguro que lo tiene, pero su mente, no.
ResponderEliminarA mi esas escenas siempre me han parecido tristes: quien huye lo hace, principalmente, de sí mismo.
Un beso
Yo también me habría bajado una parada antes, o dos.
ResponderEliminarCoger un autobus que no sabemos muybien a donde va, me parece positivo, en el sentido de que se busca una salida, una alternativa a la situación actual. Creo que es bueno, porque el mero hecho de intentar cambiar, ya es positivo en sí mismo.
ResponderEliminarBss, guapa!
Para mi gusto es de lo mejorcito que te he leído, me ha encantado Esi, y estoy con Valaf, tiene ese sabor de medio oeste.
ResponderEliminarMuchos besos
ni que me digas, yo siempre viajo en autobus para reemcontrarme con mi pequeña familia cada sábado por la tarde, momentos de simple silencio donde tu alma habla tan nítido que puedes no sólo esucharla, charlar con ella como su fueran viejos amigos de infancia, mientras que ves subir gente que no conoces y bajar en cada parada, caminos polvorientos, animales en el camino y extenciones agricolas que se pierden en el horizonte, un viaje en el tiempo tan sólo para volver a casa
ResponderEliminarDicen que todo viaje de verdad tiene algo de viaje emocional. De contacto con otro mundo que hace que los sentidos se pongan en movimiento.
ResponderEliminarBajar o no bajar,dificil elección. En este caso vuelves a superarte sin salir de un autobús. O mejor dicho adentrandote en otro mundo en el apeadero,supongo. Nunca terminamos de explorar...Un abrazo.
P.S.:
ResponderEliminar[Vals es a ¡Hale, man! (?)
lo que Ángela Merkel es a tocar las narices de las CRISIS, varias]
(Secundum PilMPilar)
Que no se contagie el pueblo maravilloso inundado de brisa y lluvia impoluta...Un abrazo.
ResponderEliminarYo recuerdo la primera vez que viajé solo en Metro. Me sentí un personaje de las novelas de Julio Verne, un explorador de las entrañas de la Tierra. Fue toda una experiencia. Al miedo se le juntaba la fascinación propia de la aventura.
ResponderEliminarToda la vida buscamos algo que en realidad ni siquiera sabemos que es ni donde se encuentra. Un abrazo.
ResponderEliminarHay viajes que comienzan y no sabemos cuando llega el fin, para cualquier faceta de nuestra vida podemos decidir si bajar o permanecer... a veces, es mejor seguir, sobre todo cuando una se queda enganchada de como hilvanas tus palabras...
ResponderEliminarBesos!
Coger un autobús y mirar hacia delante, hacia un nuevo futuro. Pero inevitable es en muchas ocasiones echar una pequeña mirada y ser conscientes de lo que se deja atrás. Casi siempre compensa.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Puf! nunca me gustó el paloduz, lo prefería ya hecho regaliz, ¡seré señorito? a tu protagonista ,eso sí, le alabo el gusto, un buen libro de fantasmas en el bolso nunca debe faltar
ResponderEliminarUn beso
Supongo que el viaje le llevará a un lugar mejor... al menos, eso es siempre lo que se espera de los viajes sin retorno ;)
ResponderEliminarBesos abisales
Esi, yo me acuerdo de Mafalda cuando decía que 'ver el país por la ventana del bus es como ver la televisión. Lástima que la televisión tenga mejores programas'. Seguro que sí. ¡Un abrazote! F:
ResponderEliminarEn los pueblos sonde el aire y la lluvia te miran cara a cara no suele parar el bus. Pero hay algún día que sí, que para. Y entonces...casi es mejor no bajar
ResponderEliminarUn beso
Buenos, hay viajes que a veces llevan a ninguna parte, espero que este no sea el caso.
ResponderEliminarBESICOS.
que no se cierre el libro de fantasmas
ResponderEliminarque no se acaben los pueblos con lluvia
abrazo, amiga*