Durante el tiempo que clamó en el desierto, intentó persuadirle en vano, acerca de la posibilidad de ver los satélites desde su propia casa. Dependía de él acompañándolo continuamente, bien que mantenía en aquel resumen a modo de poeta que vive a través de su obra, encajando la cesión de la renta a condición de la pertinente devolución, los fondos de su biblioteca estaban sujetos a préstamos. Pero ella también precisaba encarnar sus ideas tomando forma real, reparando el tejido herido cuando va sanando, a la vez que sentir como acudía su satélite particular. Por su parte, trataba de dirigirse al lugar de encuentro, entre tanto desperdiciaba sin tardanza el trance que singularizaba subjetivamente las palabras que implicaban el efecto que pretendía conseguir. De esta suerte sondeó los sensibles infortunios ajenos, en el tiempo que trenzaba el esparto entre márgenes amarescentes dando la vuelta a la hoja del libro, al igual que Platón dió el punto de partida para buscar la Atlántida, abandonando línea a línea las palabras interpretadas como flancos rotos. Y al encerrar las palabras entre señales, recordó que disponía de las suficientes amarguras, aflicciones y trabajos aguardando, sintiendose ella misma. Ahora bien, lo que implicaba experimentar aquellas impresiones, teniendo conciencia de su particularidad es lo que le sucede a una retina enrojecida, un dedo contagiado o un diente cariado, su incomunicación era un achaque habitual, especialmente en la vejez. Por tanto, postulaba un espacio imaginario que actuara como el reino de los sueños, donde la órbita descrita por aquel astro mezclara sus cuerpos entre los gozos a la patrona de su aldea y el quebranto de los puentes por quemar, sin llegar a cruzarlos.
uuyyy el final...
ResponderEliminaraunque el destino te cruce con alguien puede que nunca te unas... se me vino eso a la cabeza!
un abrazo
quemar los puentes
ResponderEliminarsignos y señales
[besos*]
Ayer blogger nos dejó incomunicadas... y hoy hablas de incomunicación ¿casualidades?
ResponderEliminarEs tremendo el sentimiento que inspiras con la última frase. Te felicito, niña :)
beso
La incomunicación engullida en un mundo irreal de sueños de un universo que ya no existe entre ellos.
ResponderEliminarExcelente tu forma de escribir.
Besos.
Interesante propuesta escritural. Me llama la atención la búsqueda de un espacio, un territorio propio y único para Ser. Felicitaciones.
ResponderEliminarCuando el tiempo te lo permita tengo una experimenación de la palabra narrativa en:
www.hablaspalabras.blogspot.com
Sería un honor tenerte por ahí.
Un texto preciso, lleno de imágenes y sentimientos.
ResponderEliminarUn gran saludo, escritora!
Todos tenemos puentes que quemar algunas veces, pero desde luego hay que tener valor para cruzarlos.
ResponderEliminarUn beso
La foto, magnifica. ¿Es Kistin Scoot thomas?.
ResponderEliminarHay satelites independientes que toman rumbos inesperados y sin vuelta atrás.
Un abrazo,
ESI, muy bueno.
Y ver el mundo al cerrar los ojos.
ResponderEliminar[todo es posible]
a la espera del envío...en mi perfil está mi dirección de correo.
ResponderEliminarbesos*
¿Esto es lo que en ocasiones se expresa como quemar todas las naves?
ResponderEliminarMe quedo con la noción, extinta ya, de percibir las sensaciones ajenas, prestarles atención y poder analizar y sufrir lo que vivencia el prójimo o un verdadero ponte en mi lugar hecho realidad.
ResponderEliminarLa incomunicación, achaque habitual, diagnóstico de relaciones que acabarán muertas, a no se que se ponga rapidamente el antídoto: la comunicación.
ResponderEliminarBss.
¡ay! el achaque de la incomunicación llega cada vez a edades más tempranas...
ResponderEliminar:)
abrazo!
los puentes por qué quemarlos?
ResponderEliminares mejor cruzarlos y seguir hacia otros caminos y bifurcaciones, a veces solemos regresar y volvemos por nuestros pasos, y llegamos a ese puente del pasado, y pero lo que encontramos ya nonos pertenece es de otros el uso y la necesidad de cruzarle
besitos y buena semana
la medida de su tiempo venía marcada por sus presencias y ausencias, el esparto se deshilvanaba y los puentes se quebraban...
ResponderEliminaraquel satélite que orbitaba zigzaguendo para evitar los asteroides de las puertas de tanhausser, estalló en millones de pedazos...como la razón más inmensa que surge del vacío pretérito de los arenales...del falso roce de las palabras...de los lazos de arena concatenándose en estrepitosos torbellinos helicoidales rumbo a palíndromos infinitos...
mientras tanto, ella se asomaba preguntándose a si misma qué suerte de desdichas habrían corrido sus puentes elaborados a base de palabras escritas en la superficie del agua...
afuera un imperdible sostenía el agitado trajín de las personas yendo y viniendo...sin parar ni un solo momento a recapacitar.
Una manera de sentirse viva a través de las palabras que necesitaba guardar, en ese desierto de amor que jamás se iba a cruzar.
ResponderEliminarAsi es la imaginación.
Un abrazo!
No está mal ver las estrellas desde la terraza, muy juntitos, tumbados sobre las baldosas y mirando el cielo. Lo que ya no me gusta tanto es esa velada petición; tú me das, yo te devuelvo. Y que la incomunicación pase a formar parte de lo habitual.
ResponderEliminarSalu2.