"¿Quién no escribe una carta? ¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
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domingo, 15 de mayo de 2011
Comiendo una chocolatina
Al adentrarse por aquel ramal que conducía al refugio de los montañeros, el médico de la aldea con su semblante abarquillado esparcía de su corazón el efluvio hacia su amiga del alsa, infundiéndole sentimientos decorosos dañinos en un ambiente nocivo. Estaban tan envenenados uno del otro que sin preparación alguna y con los medios que disponían en ese instante, alcanzarían a malograr el tiempo que tenían carente del desarrollo esperado de aquella cosecha. Ese campo Eliseo único y perfecto haría que llegaran a ser algo distinto de lo que representaban, transformando su deseo en una dolencia cardíaca desmesurada. Se fueron acercando al fuego mientras que no había nadie que realizara las fechorías que cometían solo costeadas a remar en galeras reales. Necesitaban sentir la remisión de sus pecados pero el recorrido hacia el refugio prohibido sería ineludible, perdiendose en el trayecto accidentado. Portaban el edén como una serie de eslabones enlazados entre sí, con el condicionamiento de regar todos los días las plantas sin llegar a liberarse de aquella cadena. Entretanto, fijaban la vista en aquel lugar idóneo marcando los fines, como en un estanque de carburante en depósito para su exposición y venta. Completamente despoblada permanecía inmóvil aguardando el anuncio de su aparición sin ninguna antelación, tan solo era el capricho que gravitaba sobre los filamentos de cobre en los que se posan los pájaros. ¿A cuanto ascendía la conciencia, con la inclusión de la excarcelación, en el momento que él se congregaba dispuesto y llegaba con su mano, sin asirla hasta la golosina?
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No negarse al refugio prohibido. Otro es el Edén, otro.
ResponderEliminarja! querida, vos me hablás a mí de delicadeza?
ResponderEliminarun abrazo de domingo de ópera, cigarrillo, y tu texto... (mas no puedo pedir, no?)
Me pierdo. vuelvo. me pierdo. vuelvo a empezar. vuelvo a perderme.
ResponderEliminarpero regreso, una y otra vez regreso.
Proust, quítate, que te ha salido competencia.
ResponderEliminarBesísimos de Domingo medio nublado.
Gracias por pasar, y dejarme esa frase que complementa lo que somos.
ResponderEliminarUn abrazo
Eso me ha debido pasar a mí, el deseo se transformó en dolencia cardiaca, jaja, si fuera por el amor, mi mujer estaría gravísisma (que suerte tengo)
ResponderEliminarUn beso
Ese viaje hacia algún lugar...según me dijeron, lo que vale más es el viaje en sí mismo más que el destino...quizá esta vez fue asi. :)
ResponderEliminar¡Abrazo Esilleviana!
¿Describes el ardor de los amantes?....
ResponderEliminarme gusta
mi beso
"transformando su deseo en una dolencia cardíaca desmesurada"... tan gráfica situación y para rematarla, esa duditativa acción sobre la golosina jejeje... qué bien rodeas las situaciones de palabras, para adentrarnos en submundos
ResponderEliminarbesos de domingo
hummmm un edén-cadena...
ResponderEliminarno sé, no sé, cómo terminará
:)
Tras el arduo esfuerzo que significa llegar a la aparentemente inalcanzable cima de ese monte nacarado, penetrar y guarecerse en el precario refugio, mirar con semblante perdido el piso irregular y decidir quedarse un rato más bajo el techo protector, es justo pensar que lo siguiente sería comerse una chocolatina.
ResponderEliminarESI, te mando una caja de bombones para que no tengas echar de menos algo dulce.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estanque de carburante y deflagración parecen no rimar pero... ya rimaran con el tiempo.
ResponderEliminar(Gracias Ajo por tus micropoesías)
El amor -ups, perdón- el humor puede salvarnos.
leerte es entrar en otra dimensión, en un universo tan mágico como oscuro; pasar a otro plano.
ResponderEliminarbesos,maestra*
a medida que leía cierta dificultad se fue convirtiendo en complejidad y luego en potencia
ResponderEliminarHermosamente dulce...
ResponderEliminar¿Vale comerse un kitKat mientras pienso que sueño que se aproxima el momento, y siento galopar unos caballos en el pecho?
ResponderEliminarTe dejo un beso, Esi.
Un médico de aldea y una chica del alsa...Mmmm...Promete!!!! Un abrazo!!!
ResponderEliminarCardiopatía severa tallada a golpes de placer...
ResponderEliminardesdibujando uniones con eslabones de pasión desmedida para que nada fuera capaz de separarles. Su conciencia estalló en los confines del universo, fruto del acopio de vacío en el que venía insistiendo desde que se recogió en su celda para expiar sus equivocaciones, su intranscendencia...su condena eterna por el capricho de tan solo una golosina.
Todo ese recorrido es para tratar de obtener una golosina? Cuanto debe de valer.
ResponderEliminarUn abrazo!
No eligieron mal lugar para desearse. Yo me aguantaría la dolencia cardíaca.
ResponderEliminarEso sí, si al edén se llegamos solo encadenados, yo ya voy buscando con quien compartir cadenas
Besines
en ese ambiente prófugo, irredentos amantes que no se soportan en ese bosque de sensaciones, da vértigo y desasosiego..
ResponderEliminarLeo un poco y sonrío.
ResponderEliminarAsí parece que entiendo más. Y los filamentos de cobre también ayudan.
Besitos
Un bello texto que me ha gustado mucho más por el placer de seguir las palabras que por el "argumento". Recordé mis lecturas de grandes autores que me hacían disfrutar de cada palabra, y de cómo se iban tejiendo en una red de sentido infinito.
ResponderEliminarLo afirmo, qué bien hice en seguir este blog.
Un beso.
Humberto.
menudo don ser adicta al chocolate!!
ResponderEliminarde una mirada, de un gesto, de un cruce de piernas, que te hablan sólo a ti y te piden que destroces el envoltorio