E. L. Kirchner
A Marcella, con su vestidura verde y sus confines como último término a que alcanza la vista, le dolía escuchar baladas suaves y melodiosas la tarde de aquel domingo electoral. Ella, que no era crédula ni inocente, se encontraba en la sala de embarque de pasada, por poco tiempo como un alto en el camino. Mientras apreciaba la ausencia de su alejamiento que interpretaba a modo de desafío, desde su sofá verde con un gato blanco acurrucado a sus pies, desatendió las peticiones que le llegaban de su próxima cita: me cautivan tus fantasías y ensoñaciones. Se esforzaba en apartar esa sensación, esmerándose con sumo cuidado y atención en idealizar la falsa realidad que habitaba, pero había alargado aquel nudo a base de ensayos y adiestramiento, mediante diferentes impactos, ondulando su cuerpo como el trigo entretanto corre el viento, con la tirantez del estómago. Y Marcella dejó de ser tierna. Sus ambiciones individuales languidecieron y los designios a los que obedecía se transfiguraron en una escopeta de postas. Tal vez con el tiempo, aquella bala pequeña de plomo se convertiría en un proyectil mal encaminado. En contraste, una mirada cargante de anhelo cruzaba por sus ojos, allí donde la quimera más elegida abrumaba el aderezo del distribiudor, a la vez que consideraba como triturar la inspección.
creo que ya lo dije alguna vez, hay una delicadeza inmensa cuando relatás... no me importa lo que estés diciendo en el texto, no puedo evitar tener esa sensación... supongo que si escribieras poesía, uuuffff!
ResponderEliminarun besote!
Sí, sí, la mucha reflexión puede desviar el trayecto de los pensamientos-proyectil...
ResponderEliminar:)
abrazo
Marcella creciò, segùn parece.
ResponderEliminarInteresante texto.
Un abrazo.
Pues yo creo que debe crecer más. Al menos hasta que esa escopeta de postas se transforme en poesía, aunque hiera igual.
ResponderEliminarMuchas nos hemos sentido 'Marcella' alguna vez... afortunadamente sin escopeta al alcance de la mano.
ResponderEliminarSorprendente texto para un día electoral
dos abrazos y un besO
Dejó de ser tierna. Creo que eso es un síntoma de madurez. Vamos, por lo que he leído.
ResponderEliminarPero, si la madurez la estropeó, mejor volver al verde primigenio, ¿no?
Petons.
Aunque queramos esforzarnos en pintar realidades y conventirlas en maravillosas ensoñaciones... sabemos lo que escondemos y dejamos de ser tiernos... es inevitable.
ResponderEliminarBesos abisales, precioso el modo de contarlo.
cuánto significado en ese dejar de ser tierna.
ResponderEliminarDevuelvo tu amable visita a La Acequia, en la que espero hallarte siempre que lo desees.
A Marcelino le pesaba las películas hindúes VOS
ResponderEliminaren tardes electorales. Él reunió añojos para explicarle que sus fantasías le hacían despertar el niño que aún habitaba su piel.
Con aquella quimera tardía de poeta,que procuraba aflojarle un poco el estómago con un puente de palabras-flor VOS. Ansiaba compartir el instante fugaz en el que ella despertaría su anhelo en VOS para pasar por el transporte a hacer un pedido de lirios y azaleas con que endulzar el resto de su inspección perentoria.
Pensé en vos...
Mucha pena arrastra esa criatura. Mejor sacudirse como hacen los perros con las pulgas.
ResponderEliminarP.D. Ahí ando, más o menos como puedo. Gracias.
Un beso
Cuando llega ese proyectil lleno de indolencia ya es imparable y el desasosiego nos invade y es difícil desasirse de él.
ResponderEliminarGracias por dejarme descubrirte, eres siempre la bienvenida.
Besos.
marcella creció en un domingo electoral...y debe crecer aún más, de la manera que dice maría jesús...
ResponderEliminarun beso*
Hay una especie de Noia en Marcella. El ciadro de Kirchner es perfecto a Marcella.
ResponderEliminarLas baladas suaves combinadas con un domingo suelen ser mortales.
ResponderEliminarBuena historia.
:)
Abrazo!
¿Qué paso la tarde electoral para que cambiara tanto?
ResponderEliminar¡Un beso!
(http://anapedraza.blogspot.com/)
y si, Marcella en ese divan y con su gato blanco, pensando y oyendo la lluvia (así como llueve ahora aquí) decidió que él no valía la pena y mentalmente limpió la escopeta para dispararle un par de balas con mensajes de adiós
ResponderEliminarbesotes, linda
la ausencia de su alejamiento.. vivir de pasada, o de quimera, o creerse que se vive porque se hace y se piensa, dejar pasar el tiempo, crearse fantasma, dejarse llevar por el tiempo,simulaciones todas para olvidarnos de que no sentimos nada... un beso
ResponderEliminarEsi, me ha recordado a una escena de la pelicula de Robert Redford, "El mejor", una chica con un velo negro acude a una cita y saca una pistola, dispara una bala de plata, pequeña pero certera.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Bien los resultados electorales?...jejej
Las tardes de domingo se prestan mucho a la reflexión, al dejarnos desnudas, a mirarnos muy adentro, a ahogarnos con lo que descubrimos...
ResponderEliminarAbrazos
Me ha sido imposible comentarte antes, debido a un de bloguer
Aunque pienses que no, estoy aquí. Soy como el reloj de agua, no como el de arena al hay que dar vuelta; mi fluir es constante, como el río.
ResponderEliminarSalu2.