Había momentos que encontraba salida a todo aquella angustia opresiva, donde la desorientación y la frustración de sus deseos se neutralizaban hasta bailar en su cabeza pequeñas esperanzas en las que confiaba por algún tiempo. Otros días solo suspiraba ante la idea de paralizar cada uno de sus órganos vitales hasta dejar de vivir, muriendo en el fondo del mar bajo el ancla de aquellas vivencias pasadas, especialmente dolorosas y traumáticas. Desde la escollera del puerto que veía por la ventana de su habitación, amaba la bravura del océano como la valentía que necesitaba ingerir para aplacar la decepción que se asentó tras un golpe de puntería contra su ánimo. Hacía tiempo que no distinguía su sombra del eclipse de los otros pero esta vez, la ausencia no le atormentaría. Salió temprano del estudio, se dirigió con paso decidido hacia los bloques de hormigón del dique de defensa deteniéndose en el borde frente al fuerte oleaje del mar. El mar salpicó de espuma su cara y camiseta. Para arrojarse solo tenía que dar un pequeño paso adelante, abrir los ojos y dejar la boca muda. Quería observar como todo se movía a su alrededor, instigándole a exhibir su coraje en presencia de la inmensidad del ponto. En su caída, una sandalia se enganchó entre los bloques de hormigón, sus piernas se quebraron como brotes de varas de hierro en la única explosión controlada. No pudo con su amor.
Más conmoción en La Plaza del Diamante de Alfredo Cot
Que final tan trágico, nadie merece morir así...
ResponderEliminarBesos y salud
No pudo con su amor...
ResponderEliminarClavado, así me voy. Clavado.
Los hombres no mueren de amor, Esi: hacen poesía, tragedia, comedia o drama. Sienten amor literario y lo neutralizan.
ResponderEliminarAhora, las mujeres hacemos lo mismo. Y los bloques de hormigón se van para Gibraltar, a aprender inglés.
Hay muchas formas de morir de amor. La que no sospecha nadie y la que busca público. Y cuando el actor es mediocre... ¡se le engancha la sandalia y sólo se rompe las piernas! jajaja
ResponderEliminar¿No pudo con su amor?... o quizá el amor no pudo con él...
Lo siento, quizá me equivoque en mi interpretación pero hoy tengo el día prosáico. Y opino como mariajesús. ;) "Sienten amor literario y lo neutralizan"... aunque, como en todo, habrá excepciones... espero, supongo, quiero creer.
Abrazo, beso y sonrisa.
Me despistó esta frase: "la ausencia no le atormentaría."
EliminarRe ;)
Como hacía tiempo que no distinguía su sombra del eclipse de los otros (cuanta tristeza), como un a Alfonsina Storni actualizada, buscó en el mar ese amor que no pudo domar.
ResponderEliminarUnj abrazo.
Adelantar la muerte es un acto insignificante. Creer que hay algo heroico en eso es engañarse. Es apenas eso, adelantar algo. Y los hombres, hay hombres por todas partes. Y mujeres. Todos dignos de amarse. Pero ninguno, argumento para arrancarse la vida. Aunque quién soy yo con esta moralina??? Está bien está bien. Si la vida no tiene sentido para vos, saltaaaaaaaaaaaaaa!!!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que poca gente muere por amor, pienso que es demasiada la oferta de corazones dispuestos a latir hoy día, como para pensar que te quedas ahí, clavado en esa postal para siempre, pero bueno... la literatura y la música, están llenas de suicidios o muertes deseadas etc, alguno-a habrá por ahí que lo lleve a fin, yo desde luego no.
ResponderEliminarEscribes increíble.
He visitado el enlace de la Plaza del Diamante, y no me aclaro mucho, pero me lo llevo para enlazar, tiene buena pinta.
Un beso
Había quebrantos que ya la habían matado antes...
ResponderEliminarTan crudo como sentido...
Bss
Supongo que los pasos de baile ya están programados de antemano en algún ordenador cósmico.
ResponderEliminarDanzar con la vida no es bailar.
Tu relato es conmovedor, profundo, lúcido y estético.
En dos palabras:
Me encantó.
Besos Esi, buen fin de semana.
FULLL, EXCELENTÍSIMA GESTA.
ResponderEliminarUN ABRAZO
La frase del final tiene tal rotundidad que no hace falta decir más.
ResponderEliminarInjustamente crudo jeje... formidable relato juevero! un saludo!
ResponderEliminarL´amour est plus fort que nous, toujours...
ResponderEliminar¡JA1 gran desenlace "Esi". Muchos saludos, ¡buenísimo!
ResponderEliminarno podía ser....no
ResponderEliminarHasta llegar al extremo de la protagonísta, cuantos desencuentos debio vivir. No soy de las que piensan en la necesidad de morir por amor, si no es, es que seguro que está por venir.
ResponderEliminarMe encantó la suavidad con la que esta escrito, aunque destile tristeza.
Un abrazo.
El mar de la serenidad y la soledad del individuo, todo eso en un excelente párrafo, muy bien logrado, muy bien explicitadas todas esas cosas qe suceden en nuestro interior y que no siempre logramos poner en palabras.
ResponderEliminarSaludos
J.
Cuando una adolece de tantas cosas, el corazón se debilita, el ánimo y la voluntad se resienten... Le has puesto fuerza y dolor a tu relato, el necesario para imaginar ese salto letal, donde todas las esperanzas se fulminan.
ResponderEliminarBesos! Gaby*
No creo en la muerte por amor y menos aún cuando es el hombre el que toma la iniciativa. Como mucho coger depresión pero si tiene oportunidad de que alguien, le baile una sevillana y se le arrime, un poco, se le pasa pronro el disguto. La vida es así: a rey muerto rey puesto. Y no hay más.
ResponderEliminarUn abrazo
Vaya, esperaba un final feliz, está visto que no es mi día, todo sale al revés de como espero.
ResponderEliminarUn beso
Tiene que ser terrible, obsesivo y agobiante el proceso que lleva a una persona a decidir su propia destrucción. La muerte como una forma de liberación de una vida que ya no lo es. No lo entiendo, pero no me encuentro capaz de enjuiciarlo. Me ha gustado tu relato, aunque destila tristeza y desesperanza.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tremenda la angustia que siente una persona en esa situación, nadie conoce el infierno que puede pasar por su mente, salvo que lo haya vivido. Saludos y un abrazo.
ResponderEliminarTus letras conocen el alma del que sufre, tus letras trasmiten con la misma rotundidad del final, el dolor de quien llega al borde del abismo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Cuando uno no ve salida, todo lo ve negro y sólo le queda un camino. Muy triste y muy bien escrito.
ResponderEliminarUn abrazo
me encanta haberte encontrado
ResponderEliminarLa imagino sirena varada en su indescriptible añoranza, las algas son más delicadas, la abrazan.
ResponderEliminarMe he zambullido en aguas profundas y me olvidé de nadar.
Besito.
Yo también esperaba un final feliz, como comentan más arriba, pero ahí está la realidad, y ella es la que manda. Me ha encantado tu relato. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarLa vida es tan dura a veces, se ceba tanto en una persona, que es incapaz de salir del pozo en el que se hunde cada día más y solo ansía "paralizar cada uno de sus órganos vitales hasta dejar de vivir" y dejar de sufrir. Lo has descrito maravillosamente bien.
ResponderEliminarla opinión de algún comentarista es que el personaje principal sobrevive gracias a una sandalia, se nota que nunca se ha lanzado por la borda, las sandalias no son tan fuertes como para soportar el peso de una persona, si lo has mencionado es porque quedó colgada sólo la sandalia, como una marca que fue allí el lugar exacto en que nuestro personaje saltó, un dato extra para los forenses en criminalística y saber si en verdad se suicidó o si la asesinaron....
ResponderEliminartambién leí que alguien dejaba anotado que nadie puede adelantar su muerte, tiene razón, nadie puede adelantarla y mucho menos atrasarla, porque nuestras horas están muy bien contadas, y el destino se encarga de empujarnos al borde o simplemente atraparnos si no es nuestra hora, nadie tiene el poder de quitarse la vida, si el destino no lo ha aprobado, si nuestra muerte no ha sido escrita nadie puede matarse, anótese también como designio de dios o del destino, que los suicidios también son escritos en el libro de la muerte, y también cuentan con hora exacta, ni antes ni después, sólo en la hora precisa en que debemos arrojarnos al abismo....
impresionante texto amiga, estoy más que sorprendido, completamente admirado por la trama tan compleja y completa que nos ofreces y el desenlace, me has dejado casi sin palabras con un grato nudo en la garganta, besos!!!!!
Acertadísimo comentario, comparto todo lo que expresa, yo también lo entiendo así, aunque no sepa expresarme de forma tan brillante y clara.
EliminarLo de la sandalia es perfectamente verosímil. La sandalia ni se rompe ni no se rompe, el texto solo dice que se engancha y como consecuencia pasa lo que pasa. Lo que es inverosímil es lo que dice el comentarista del destino. ¿Qué pasa con el libre albedrio?
EliminarSiempre hay algún acantilado que recibe esa muerte que se adentra en nuestro corazón cuando el amor se acaba... y pasa eso, que se rompen las piernas y, en algunos casos, el corazón espera a que otra vez se inunde de sensaciones... Así somos.
ResponderEliminarTriste, pero así es ese dolor, tal como lo describes
Hum, Esi, morir por amor me lleva a aquella epoca del siglo XIX que en literatura se denomino "romanticismo"; lo de tu personaje creo que es suicido por desamor con un final muy muy dramático.
ResponderEliminarBss.
Un relato estupendo, como acostumbras. La expresión que más me ha impresionado, en si y en el rumbo del relato es lo del golpe de puntería contra su ánimo.
ResponderEliminarBesos.
No sé si habrá más conmoción en mi "Plaza..." toda se quedó en ese espigón donde el Mar más vivo que nunca fue insuficiente.
ResponderEliminarJuntos la delicia del texto y el contenido desesperado, que todavía me duele.
Besos y gracias por estar.
Que bueno es leerte
ResponderEliminarTus cuentos tienen sentido para mi alma
Gracias por la información, eres muy amable. Me gustaría pero voy muy pillada de tiempo, casi no puedo ni subir un post por semana, que es lo que querría, pero bueno... no digo que no m e anime alguna vez. De nuevo gracias y un abrazo.
ResponderEliminarEres simple al escribir
ResponderEliminarNo iras muy lejos
te falta imaginacion y magia en tus textos
No todos los que escriben saben poner las letras.
ResponderEliminarhay graciosillos sueltos, capaces de juzgar gratuitamente
ResponderEliminar¿Valentía? ¿Cobardía? ¿Quien sabe realmente que es lo que hace falta para dar un paso hacia adelante?
ResponderEliminarTal vez ni una ni otra, simplemente sea la desesperación la que decida por ti.
También el Anmor la rescatará. Seguro.
ResponderEliminarBesitos
(perdón, "Amor")
ResponderEliminarme complace leerte
ResponderEliminar¡joder! se puede ver la enajenación y hasta duele cuando se oye el crujido de los huesos de las piernas. ¡Puta sandalia!
ResponderEliminarBesos
Al respecto de lo que dice algún artista por ahí. Opino que te sobra imaginación y magia en tus textos pero que te da la gana abusar de la metáfora, mezclar, dispersar toda esa imaginería rellena de palabras literarias que te vuelven loca.
ResponderEliminarHay que conocer a Esilleviana y querer venir a verla, aceptar su invención y su escritura, su creación y su búsqueda. ¿Quién sabe si encontrará ella algo nuevo? A mi me gusta como experimenta y como es libre.
Me imagino la dantesca escena. ¡Que trágico final! Una pena que no pudiera con su amor. Un beso.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLa dureza del relato no le exime de su interna belleza y excelente construcción.
Todos vivimos, algunas veces, asomados a esa escollera.
· un beso
· CR · & · LMA ·
La falsa ilusión del control. Sí, no poder con el amor rompe las piernas; es no poder seguir, explotar. Gran metáfora.
ResponderEliminarUn beso y abrazo.