Entre percepciones y apariencias exóticas constaté un Piojo ninfa que no escapó de mi atención. Encontré a acertar el camino que estableció desde la frivolidad de la alegría de otra cabeza, al recelo de la grima que me provoca su presencia. Desde el balcón de mi habitación y a fuerza de sonrisas y ojeadas con el espejo de mano, bajo el brillo de la mirada motivada por las lentillas desechables, corregí la miopía hasta acomodarla al tamaño de pequeño parásito. Intenté dedicar los procesos que zumbaban cerca de su oído: la negación a asimilar lo que llevaba meses produciéndose, el contagio indiscriminado de todos los que frecuentamos la misma actividad. Localizar lo que vive en las cabezas de los otros, lo que piensan, su modo de gestionar el rechazo y la atracción incontrolable hace sentirse excepcional al diminuto insecto. El regateo piojeaba de un huésped a otro intentando alimentarse de versos, poemas, expresiones e ideas. Una vez que lo tuve entre mis dedos el bichito evitaba afrontar directamente la dispersión, madre de la depresión ante la tristeza, hasta que logré desperdigar con estornudos estrepitosos los pequeños sablistas atándolos con cuerdas al pozo más próximo del pequeño sitio web.
"¿Quién no escribe una carta? ¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
viernes, 7 de diciembre de 2012
Piojo
Entre percepciones y apariencias exóticas constaté un Piojo ninfa que no escapó de mi atención. Encontré a acertar el camino que estableció desde la frivolidad de la alegría de otra cabeza, al recelo de la grima que me provoca su presencia. Desde el balcón de mi habitación y a fuerza de sonrisas y ojeadas con el espejo de mano, bajo el brillo de la mirada motivada por las lentillas desechables, corregí la miopía hasta acomodarla al tamaño de pequeño parásito. Intenté dedicar los procesos que zumbaban cerca de su oído: la negación a asimilar lo que llevaba meses produciéndose, el contagio indiscriminado de todos los que frecuentamos la misma actividad. Localizar lo que vive en las cabezas de los otros, lo que piensan, su modo de gestionar el rechazo y la atracción incontrolable hace sentirse excepcional al diminuto insecto. El regateo piojeaba de un huésped a otro intentando alimentarse de versos, poemas, expresiones e ideas. Una vez que lo tuve entre mis dedos el bichito evitaba afrontar directamente la dispersión, madre de la depresión ante la tristeza, hasta que logré desperdigar con estornudos estrepitosos los pequeños sablistas atándolos con cuerdas al pozo más próximo del pequeño sitio web.
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A los parásitos les gusta lo dulce... y lo caliente... (bien podría ser leche con miel, jaja)
ResponderEliminarEntonces ¿hay varias clases de piojos? Yo también he tenido alguno que otro; si, me apunto al comentario de Manolo, es así.
ResponderEliminaruna curiosa historia de parásitos ingobernables que se alimentan de ideas y de emociones, de aforismos y guarniciones.
ResponderEliminarUn estrepitoso itinerario de despojos que se hinchan desaguando cielos inmensos de lágrimas y versos. Y la conveniente disciplina aséptica de ir fidelizando abecedarios paralelos a los vértices de la grima, a la astucia y a la rima.
Pues sí, alguna que otra vez a todos nos ha rondado un piojo.
ResponderEliminarUn beso y buen fin de semana
si San Francisco de Así se entera, te reprimira.¡¡ Hermano piojo!!!
ResponderEliminarMe gustaría verte manejar el microscopio para ver como te las arreglabas para amarrarlo...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Me dijo una niña hace poco: "Entonces, los piojos en la cabeza ¿también forman un ecosistema?"
ResponderEliminarBesitos, Esi, unos cuantos
Insignificantes y molestos... parásitos... ¡Pero peores son las garrapatas!, destrozan libros de poemas enteros.
ResponderEliminarBsss
Qué cosas pasan por esa cabeza tuya...
ResponderEliminarNi te digo lo que me entra con solo pensar en ese "bichito", oye y dicen que le gusta pasearse por las cabezas más limpias !que cosas!...
ResponderEliminarUn abrazo.
Ni mentarlos Esi, ni mentarlos por dios! que me entran escalofríos.
ResponderEliminarPara ti Besos
Amiga, estás muy expuesta. Hace poco mi nieta mas pequeña nos obsequió con una pequeña camada, recogida de su vecina de pupitre.
ResponderEliminarYo que por simpatía, dejé hace poco de rascarme, aun sin tenerlos, después de leerte veo como de nuevo vuelvo a las andadas.
Un abrazo.
Ahora ya sé la razón de que solo disponga de neurona y media. Esos escrutadores que asolaban mi cabeza en la niñez, se llevaron casi todo lo que había.Sensacional Esi.
ResponderEliminarAsco de piojos! Últimamente proliferan demasiado...
ResponderEliminarGran post.
Saludos.
Posiblemente lo haya entendido mal, pero los piojos a los que te refieres, es notorio que no andan demasiado lejos.
ResponderEliminarSalu2.
No se si era un piojo o Pepito grillo, mordiendo conciencias, lo peligroso de los piojos es que pueden transmitir el tifus, por cierto en mi novela, esa que nunca empiezo, un capítulo trata sobre una epidemia que asolaba la Sierra de Madrid.
ResponderEliminarUn beso
Pues no he entendido el papel del piojo en todo esto, ahora bien, que la huésped anda pelín alicaída, eso me parece que sí. Aire fresco y un baño de tridimensionalidad, cálida, familiar y querida. Mano de santo.
ResponderEliminarUn beso
los que frecuentamos la misma actividad sabemos mucho de piojos...ahora quiero la dirección de ese sitio web :)
ResponderEliminarabrazos, esi*
;) ¿de la familia de los chupópteros? receta de toda la vida: vinagre caliente y sobre todo liendrera a todas horas :)
ResponderEliminarAbrazo
Algunos somos capaces de ver lo bonito hasta en un parásito mientras que otros simplemente consideran a todos los demás, parásitos. Un abrazo.
ResponderEliminarYo incluso conozco piojos que caminan a dos patas y usan corbata
ResponderEliminarBesos
Anda que no conozco yo piojos también de dos patas como apunta mientrasleo, con traje y corbata y vestidas de fiesta, las piojas digo, que hay a patadas en todas partes.
ResponderEliminarUn besito.
Bufff eso son piojos si... y los hay de toooodos los tamaños :P
ResponderEliminarBesos abisales
No alcanza con un espejo solamente, hay que proponer voluntad y peine!
ResponderEliminarLo que sí te digo es que son muy persistentes, muy porfiados diríamos acá en Argentina!
Besos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo interpreto en alusión a los rechazados, a los nadie, a los excluidos, a una sociedad en absoluta negación...
ResponderEliminarUn beso, Monique.
ResponderEliminar· Palabras oportunas para tiempos en los que los parásitos son cada vez más abundantes. Tal vez sea como consecuencia de la pobreza que ellos mismos contribuyen a creas.
· ¡Desparasitémonos! Es ya la hora.
· un beso
CristalRasgado & LaMiradaAusente
:
"la dispersión, madre de la depresión" esta frase me ha hecho pensar ...¿ de verdad lo piensas? Pero también de la creación y del caos...
ResponderEliminartengo la sensación de que te estabas refiriendo a una persona en especial, un parasito en forma de humano, del cual estás no sólo asqueada con su actuar, si no que tu odio hacia esa cosa, te ha hecho transformar todo tu mundo, por en realidad sientes que no sólo lo invade, si no que también lo contamida, lo fermenta, lo pudre, y que tanto es así que sientes que hasta tu sangre ya la tienes contaminada por culpa de él, y me agrada tu modo de pintarlo, es digerible, palpable, podría decir que hasta un poco sutil, pero efectivo...
ResponderEliminarme gustaría que colgaras un comentario en aquellos cuerpos femeninos que te hayan gustado, no te sientas cohibida, el desnudo es lo más natural del mundo, nadie te va a tachar de pervertida ni de lesbiana por decirlo, además me ayudas a calibrar mejor mis estadísticas y a no eliminar fotos que podrían valer la pena seguirlas mostrando... un beso
Muchas veces ando disperso pero sin depresión.
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