"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"

"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
S. Choabert

sábado, 31 de marzo de 2012

Gongs


Dentro de "Don Quijote", el tanque de un teniente republicano, hablaba de ti sin saber como hacerlo. El viaje rodeada de compañeras, me estimulaba y no me desconcentraba porque la monografía estaba en mi cabeza, abasteciendo mis ideas. Solo adelantaba algo sobre ti desfigurando y afeando tu rostro para que la escultura formada por aquellas palabras alterara la forma inicial de tu tallado. Al llegar a la mina de carbón desencajamos el corchete que nos unía al vehículo blindado, examinando las marcas que las cadenas articuladas del aparato habían dejado en la calzada. En aquel territorio de exploración, avanzamos con una humildad absoluta junto al resto de la aglomeración de personas sin orden. Y así, como escultores que intervienen en el espacio público, configuramos las calles regenerando el espacio. A nuestro paso encontramos en la borda de barlovento, gongs, cabezas de alabastro, gallardetes y grímpolas cataviento que a los pelados nos indicaba la dirección en que flotaba el aire. Con el paso de las horas, imaginé la opacidad tan profunda que hay en una gruta cavernosa, llegando a ser tan lóbrego e incierto que se convierte en un sueño, donde los menesterosos más allá de Orión, cerramos los ojos. Durante aquellas horas no dejé de pensar en ti, de todo aquello que hace considerarte y de lo que es irrealizable: tú y la rectificación de la reforma laboral.


Canta arriba, en las cimas,
como tú, como entonces.  

Tú eres sólo latir cobijado en lo oscuro.  
Al pájaro que fuiste dedicas este canto.

José Ángel Valente 

miércoles, 28 de marzo de 2012

Nueces para el dolor





El abril de mi vida me ha abandonado en marzo. Un mal descubrimiento cuando el cálamo de las plumas vivas me desnuda por ser incapaz de dirigir el vuelo después de prescribirme un antiinflamatorio, calor y movimientos suaves. Tampoco me consuelo con los cumplidos y otras lindezas de los bienintencionados que caen bajo mis garras y oídos. Llegado a los lumbares no conviene perderse en los grandes viajes de culo de vaso con mal asiento. Y así, "jugando al escondite en el bosque anocheció". Contengo la pataleta ante la ojeada sigilosa de los álabes impulsados por el dolor, solo que de los días se desprenden poco a poco las zanjas de las tuberías a todo gas, pasando cerca de tus pensamientos que rehuyen


Es tarde para la rosa; 
Es pronto para el invierno. 
Mi hora no está en el reloj.
Me quedé fuera del tiempo.
Tarde, pronto, ayer perdido.
Mañana inlogrado, incierto hoy.
Medida que no pueden fijar, sujetar un beso.

Dulce María Loynaz

(mi primera lumbalgia, jaja).

domingo, 25 de marzo de 2012

Enfoque

Un nuevo pacto frente a la inmensidad no alcanza el suficiente interés como para sedar la congoja y la ternura, el desdén y el placer. Es difícil evadir unos ojos que no miran mientras se escucha de fondo un corazón que quiere sentir. Enmascarando tus latidos con misteriosa habilidad, te dejas ver a través del android en cada uno de los sms y correos electrónicos que destinas a los diferentes móviles de la agenda. Utilizas como pocos la biblioteca del sistema operativo para proyectar tus dedos en los mechones de mi pelo, rizando el rizo hasta buscar la perfección. De ese modo tan cercano, me llegan tus versos como la unidad indivisible del metal acuñado. Desde la loma escarpada, invocas tus años de seductor para conseguir el favor de mi pulso. Detrás de cada uno de los muebles que dotan tu cabeza, el deseo te protege, revuelve el interior haciendo fosfatina a la solemnidad de la torre de tu catedral. Y así pasas las noches, ejerciendo de centinela para recobrar las perdidas sombras y fantasías. Al estridor de los mensajes del móvil chasquean tus dedos tijeras, entre tanto calculas: "¿cuántas ocasiones tendré de continuar pasándolo bien?", "¿cuanto me queda de paciencia, de espera y de toda clase de expresiones de fastidio, jodiéndome?". Con gusto cada noche avanzas como el recién nacido con una eminente bengala palpando la áncora de salvación.

jueves, 22 de marzo de 2012

Entretiempo

Haleh Bryan
Toda una artesana atípica con gafas de sol y como respuesta al oráculo de los nuevos dioses, de su mano dimanaba la empuñadura de una percha de batel en el que alojarse en el punto exacto. Allí, en un capricho egocéntrico de la voluta bajo la cuerda de la reserva, restauraba y reconstruía barcas de poco calado pero con un lastre bien diseñado en el centro. Delante de todas la imperfecciones, en el pequeño astillero encontró la resiliencia como la moderación al "modo de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas" ayudandole a que el propio ritmo no decayera. Una vez recuperadas y aún con nimios balastros, lejos de las vías del tren, paseaba con sus barcas de vela latina por los canales a todos aquellos que estuvieran interesados en disfrutar de la vista. Así pasaba la primavera y el verano por el medio del canal, sobre el río, con el sol oscureciendo sus brazos en una versión provisional. 
"La poesía es la ocasión".


Ella vestía los trajes cortos de la primavera.
Andaba con paso de ribera o torso yacente
dejando caer los brazos por entero a lo largo de sus manos más
imprevistas.
Alumna desprendida del aire
la mañana llevaba su color igual que los vidrios la llevan a ella.
Ella seguía enamorada.

Álvaro Cunqueiro

jueves, 15 de marzo de 2012

Fanzine

ptqk_blogzine
Entre bufandas de calceta y elásticos de pantys se ditinguían las letras blancas sobre fondo negro dilatadas en la portada de una revista para fanáticos de la cruzada de alfabetización. Sin un duro, concretamente 0,03 €, amortizó la dulcificación de los bloc en aras de eliminar la diferencia con las grandes reputaciones de los libros publicados. En las 24 páginas de su propio fanzine apuraba a modo de lord inglés con su hongo, los pasos ajustados para acelerar la pulsión creativa. La tendencia artesanal de diseñar un folletín desempeñaba cierta función: el discurso creativo sobre el amor. Sin llegar a privarse, cada día instruía una media de 5 milímetros por cada lado de la hojas para ajustarse al futuro de las pautas dadas, ilustrando las páginas a un tamaño de DIN A5 que previamente escaneaba y reducía informáticamente. Buscaba convertir el viejo estilo de recuperar antiguas palabras, fotografías corrientes y originales dibujos infantiles grapados en folios sin anular la sacudida estética de los ojos que sirven de alimento.Y en ese baño catártico obligatario de partida, con viaje y llegada, cada quincena materializaba sus aspiraciones en los papeles cosidos, sin necesidad de haber partido, sucediendo el cambio ante la demora como la base de las cosas fundamentales.

domingo, 11 de marzo de 2012

Coleccionista

Arthur Bispo do Rosário




Con la carta de invitación en mis manos espigo los copos de avena desparramados por la mesa, necesarios para sembrar la mala hierba antes de que la sequía sea inminente. Entre imágenes, palabras, acompañada de emociones e impresiones escojo la parte superior de la espada menos afilada, forjada en latón y muy resistente a la corrosión que encuentro en la plaza. Para ello, con atención, doblo mi cintura, inclinando la espalda hasta echar el alma atrás, olvidando los dictados de mi conciencia. Así como en una película de carretera, cada segmento del motor del coche en el que viajo encaja en las ranuras que proporciona las panículas de avena, ajustándose perfectamente en las paredes del cilindro que el émbolo del vehículo impulsa en su movimiento. Mi madre nos enseñó “acaba de espigar para no desperdiciar”, aprendiendo a recoger cosas que los demás desperdician o no aprecian por estar fuera de las medidas estándar. Sin dejar de mirar en el desierto procuro espigar lo que acrecenta desde lo más bajo de nosotros: el dolor que sube desde los pies hasta la cintura y mientras cimbra la columna vertebral, envuelve a modo de pericardio el corazón fibroso. Pero me protejo con las palabras de Natalia Ginzburg: "Como somos infelices, queremos ver por todas las partes de las escenas trágicas, sangrientas y solemnes, y ya no sabemos celebrar la fragilidad, la delicadeza y la medida". Sin necesidad de tomar las de Villadiego, adquirir la idea de que amontonar los pequeños copos de avena extraviados en la caja de cereales podría ser el equivalente a reflexionar con detenimiento, es un buen modo de entender "el bien  y el mal, el dolor y la dicha, la fantasía y la realidad".

miércoles, 7 de marzo de 2012

Lecturas

Como un velo cristalino comenzó a nublarse a la vez que tendía la mano hacia adelante con un tacto áspero y desigual. Irremediablemente había llegado al tiempo de los días insoportables en donde el confín del desierto y la sabana rezagaban la predicción del arúspice al analizar el grado de favor de los otros con un creciente envilecimiento. Vivir al sur del mundo traba las puertas con una cuña de tal modo que la única opción es apretar el escarpín de lana a los pies y continuar caminando cerca de los perros falderos mientras aceleras los pasos amañados. Y así, los pedazos que componen cada una de las vivencias se someten a un suave movimiento físico con los que tapar los agujeros del jardín para sobrevivir. Desde la cueva más profunda se insinúa la admisión de historias ab aeterno la última fila india, reconociendo el extremo de la escalerilla como en los campos de concentración de parados y cesantes. Puede que todo el ánimo resista a la llama del fuego graneado, producto de la desesperación, con palabras a la altura de los ojos. Entre esa felicidad improvisada, la lectura se reclina frente a un viejo libro de aventura huyendo del exhibicionismo. Al mismo tiempo que encuentra la buscada libertad entre las hojas del recital como ondas o caracolillos, de los que nunca se prescinde sin dejar de estar en el mundo real pero renovando parte de sus fantasías.

domingo, 4 de marzo de 2012

Reportera

Maria Colvin


Curtida en lides y batallas aprendió a sacar su cámara-lengua ante la barbarie contra los ciudadanos, cubriendo de negro y azul las informaciones precisas y detalladas acerca de las injusticias y los horrores de las guerras. Los adorados combates de los hombres armados que sufrió durante los veintiséis años de exposición a la crueldad y atrocidad de la lucha le hicieron ir perdiendo poco a poco partes de su cuerpo: un ojo, parte de su piel por las constantes heridas y balazos padecidos mientras trabajaba o las múltiples roturas de huesos sufridas por el impacto de las explosiones. Su marido se suicidó "porque el mundo ya no le parecía un lugar amable, agradable o digno". La primavera árabe pasó como horas rodadas "con información de primera mano, cobertura sobre el terreno y noticias centradas en el coste humano de los conflictos". El último reportaje lo emitió un día antes de su asesinato: "Aquí nadie entiende cómo la comunidad internacional está permitiendo que esto ocurra". «Es escalofriante. Hoy los bombardeos han comenzado a las 6:30 de la mañana. He contado catorce proyectiles en solo 30 segundos sobre esta zona de población civil (...). He visto morir a un niño pequeño. Es horrible. Le han quitado la ropa al llegar [a una clínica improvisada] y han visto que tenía metralla en la parte izquierda del pecho. El médico ha dicho que no podía hacer nada. Su barriguita ha estado palpitando hasta que se ha muerto». Fiel a su compromiso, en el último bombardeo al que sacó la lengua se hallaba en una casa que servía de centro de prensa en Baba Amr, escuchando la detonación de cuatro explosiones muy próximas hasta que la quinta acabó con su vida.