Luadosul |
Acuartelada en una sede alquilada por un tiempo, caminé por una mascarilla de humus tropezando con el pequeño escabel tapizado con patchwork que adquirí en aquella tienda de arlequines, entre un polichinela y una muñequera con flores de azahar. La sensación de dolor que causó el golpe en la rodilla hurgó en los maleficios cavernosos que arruinan todas las carreras de un ácrata con traje de rombos de colores, mientras mi casa de empeños se crecía con el bullicio de los besos tronadores que me legó tu última correspondencia. Son escasas las amistades que consiguen pasar la prueba de los apretados giros recíprocos. En ese momento necesité que tu mano desabrochara los corchetes del dolor aportando ciertos límites a la gramática generativa. En el breve trayecto que hemos comenzado, sentí rabia al anhelar que tus hombros destrozaran el acceso a todos los expedientes creados, reorganizando de modo diferente el papeleo de la ternura, el cariño y el afecto. De alguna manera el portón que desmantelaste, permanece abierto durante el día a la jerigonza ininteligible de tus pasos oscuros como un adstrato "de frases y fresas". Pero el influjo de tu lenguaje hace mella durante la noche, con cada una de las vocales aplastadas que desaguan de la puesta en marcha de la deformidad de tu rostro.
Todas las cartas de amor son ridículas.
Pessoa
Pessoa tiene un cero de mi parte.
ResponderEliminarPor lo demás, menudo arte que tienes cuando escribes.
Un beso
las cartas no son ridiculas
ResponderEliminaraun de amor
A mi me encanta Pessoa... por cierto me gusto mucho eso de las vocales aplastadas. A ver si voy centrandome un poco más y vuelvo a estar más en esta otra parte de mi mundo. Un abrazo, y que felicidades por el año nuevo y todas esas cosas.
ResponderEliminarO poder da linguaxe é grande, xa sexa a linguaxe das palabras, a dos acenos (xestos), a do movemento... Sempre hai unha linguaxe poderosa capaz de botar abaixo os muros.
ResponderEliminarSaúdos.
Uno no hurga grutas salvajes sin antes estimar la oportuna disyuntiva de despertar del letargo existencial.
ResponderEliminarBien sea por el sonido de un escabel, o bien por el tintineo de esas consonantes que resuenan al tresbolillo por los estanques de cuyos portones nos reimos hasta por los tobillos...
Como si de un juego de lascivia demorada se tratara, domesticamos nuestras rebajas de ternura hasta en los sintagmas más perpendiculares, con trajes adoquinados en la distancia y una fachada de caricias cuya cremallera alicatada hasta la altura de tus labios, no pensamos solventar hasta el día de nuestro ocaso.
Allá cuando el peso de tu contorno sobrevuele las comisuras inmediatas e idénticas de mis empeños.
En una procesión de elogios hastiados en días vertiginosos que iluminan nuestro tedio con glorioso technicolor malhumorado, y ciertamente desteñido en la deformidad de los amores ridículos.
O poder da linguaxe é grande, xa sexa a linguaxe das palabras, a dos acenos (xestos), a do movemento... Sempre hai unha linguaxe poderosa capaz de botar abaixo os muros.
ResponderEliminarSaúdos.
Qué bronca da golpearse la rodilla con cosas duraas, qué dolor por favor! No hay mimo ni caricia que la arregle, sigue el malestar hendido en medio de la articulación.
ResponderEliminarVamos, venite a tomar un helado que pronto se pasará!
Besos!!
"Son escasas las amistades que consiguen pasar la prueba de los apretados giros recíprocos."
ResponderEliminarSon escasas pero están aquí, a pesar del tiempo que hay que ocupar en dar un poco de sentido a "ciertos límites" de "la gramática generativa" y a pesar del tiempo que últimamente ocupa ganarse el pan ahí afuera.
Besos Esilleviana
Escasas las amistades y escasos los amigos que están ahí para cuando haga falta; porque para lo bonito y lo guay todo el mundo es muy buen amigo.
ResponderEliminarMe encantó la imagen que pusiste.
Bss.
Me quedo con una frase: Son escasas las amistades que consiguen parar la prueba de los apretados giros recíprocos.
ResponderEliminarEso es muy cierto. Como también lo es que todas las cartas de amor son ridículas.
Un saludo.
Como siempre, leo dos veces tu entrada. En la primera me dejo llevar por la belleza y originalidad de tus palabras, para después sacar todo el jugo a ese casi onírico mundo que nos planteas.
ResponderEliminarEl cuadro de tus frontispicio es de una belleza más próxima y comprensible.
Un abrazo.
Ciertamente,pocas amistades pasan la prueba.
ResponderEliminarQuizàs exigimos demasiado.
Buen fin de semana. Un abrazo.
yo, esta vez, me abstraigo de cualquier síntoma que me quiera hacer creer que este texto habla de una carta de amor entre hombre y mujer, hasta desprecio (por decirlo de alguna manera) la idea de la amistad y blabla...
ResponderEliminaraqui me siento niña juagndo en la plaza, bajando quizá de un tobogán y raspándome las rodillas por apresurada y entonces la mano experta que me acaricia y los labios que besan mis heridas y la mirada tierna que me envuelve...pero sobre todo la voz, esa voz dulce que promete caramelos para que deje de llorar.
linda, me llevaste a cualquier tardecita de mi infancia en la plaza, hermoso texto
besos!!
"Son escasas las amistades que consiguen parar la prueba de los apretados giros recíprocos". Con ciertos límites creo que es posible.
ResponderEliminarTremenda escribiendo. Me arrastras entre tus palabras...Me encantó la imagen.
Un abrazo
Estaré loco, no sé, pero el texto me llevó a una oficina inserta en un fábrica antiquísima, con olor a nafta y a grasa y a aceite quemado.
ResponderEliminarBss.
Salvo las de amor.. dice el `poeta, sólo quien no escribe cartas de amor es ridículo..... has cercenado expresamente al poeta.?? mala mala.. no tocar a mi Pessoa, please.. besos
ResponderEliminarLa burocracia del amor tiene muchos escollos. Aunque hayan pasado los giros, vueltas y revueltas, pocas veces son recíprocos.
ResponderEliminarBeso, Esi
(creía que ya te había puesto un comentario, pero no lo veo)
Todo el estado de amor, no sólo las cartas, tienen su punto de ridículo, probablemente esa sea la magia que destilan todos los enamorados. Se pierde el miedo a sentirlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Tu texto hace juego perfecto con la ilustración: va desde lo aparentemente figurativo hasta un abstracto absoluto, fluyendo como río sin puente que lo entorpezca. Sí, tuve que leerlo varias veces para llegar a esa "trascendental" conclusión.
ResponderEliminarPara mí la frase de Pessoa es más que nada producto de la travesura de su genio, o quizás la pensó mientras releia una carta de amor desde el desengaño, en esos momentos hasta los poemas de amor nos parecen ridículos y nos preguntamos: ¿cómo pude escribir algo así por alquien como tú?
Amiga, el corazón tiene memoria de pez, una y otra vez intentando atravesar esa transparente pared del sentimiento.
Un abrazo.
Te puedes perder en una tienda de muñecos y pasar las horas muertas, eso sí, no me imagino a un ácrata en traje de rombos, jaja, iba a estar guapo en una ocupación.
ResponderEliminarUn beso
Acuartelados nos podremos defender más honorablemente de los reveses del amor...
ResponderEliminarQuizá sean ridículas en el desamor, pero mientras se ama, no lo creo. Que me disculpe Pessoa, al que tanto admiro.
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarQuizas debido a esa libertaria pasion...
Saludos de J.M. Ojeda.
Supongo que no es otro ridículo que el del autor que ya no se ve enfebrecido como en el momento de redactarlo. Casi el miedo escénico que hace que no nos gustemos al oir nuestra voz grabada. Porque el amor... no puede nunca ponernos en ridículo.
ResponderEliminarBesos
No sabemos cuanto puede durar el verdadero amor, el pasional, el que hace hervir la sangre y dejar de pensar de modo coherente. Seamos atractívamente ridículos durante ese efímero espacio de tiempo antes de caer en el costumbrismo o en el desamor.
ResponderEliminarUn beso Esilleviana
Palabras aplastadas cual coronas dramáticas de espinas...
ResponderEliminarCreo que hablas del desamor, pero esta vez me pillas espesa, y no consigo descifrarte, o por lo menos creer que lo he hecho. Besos.
ResponderEliminarComo experto en ridículas cartas de amor (más ridículas aún viniendo de mí, dada mi transexualidad), he de apuntarte que eso de "patchwork" no me lo dices en la calle. Que todavía hay clases, hombre, ya.
ResponderEliminarLas frases con sabor a fresa son pocas y solo en ciertas circunstancias, las con sabor a hiel son las que consiguen que algo bello, algo que hemos amado se deforme de manera grotesca. Un abrazo.
ResponderEliminarRidículos somos cuando pasamos frente a nosotros mismos y no nos damos la preferencia en el vivir.
ResponderEliminarAbrz.
Pero el influjo de tu lenguaje hace mella durante la noche
ResponderEliminary sigo, pienso y pienso.
Creo que lo que te dice Sarco es cierto...vivimos por qué?
vivimos? para quién decimos que sí?
ufff es que si me dejás divagar....