El anfitrión de los jueveros de esta semana, Pepe, nos invita a desgranar y recrear momentos especiales.
Sobre una tabla grande y gruesa de surf puse el mar a mis pies. Encontré uno de los momentos más especiales para aprender a soportar la melodía de las viejas canciones de amor mientras perdían el ritmo, estorbaban los acordes y desentonaban las armonías hasta sufrir la disonancia de los instrumentos. Dejé atrás las primeras prácticas en la espuma de las olas rotas sobre la plancha, aprendiendo a remar sin apoyar hombros y pecho, con la cabeza bien alta. Aún no sabía hacer paredes bordeando las olas, pero me sentía como una caja de semillas de Svalbard, capaz de guardar todas las semillas que personalizan la variedad de cultivos que un individuo puede desarrollar en sus relaciones y sentimientos. De cara a las olas, miraba cada una de las etiquetas engarzadas a las semillas, analizando lo que precisan para mantener su esencia: "Oscura es la noche del mundo sin ti amada mía, y apenas diviso el origen, apenas comprendo el idioma, con dificultades descifro las hojas de los eucaliptos". De soslayo, no descuidaba la ola destructora vigilando su espalda, expectante porque nadie sabe lo que es el mar. Pasado los primeros soplidos, había que marcar la orientación de la tabla, fijando cierta velocidad a la vez que aseguraba el cuerpo como un arco capaz de impulsarse como saetas veloces. Alzada en la plancha, el silencio y los escalones evidentes se elevan por las crestas de las olas allanando el canturreo de los sueños.
Te veo desbocarte en el vértigo de la tabla, la tabla de salvación, la que nos sostiene aún contra la impiedad del mar o el viento... Un abrazo.
ResponderEliminarUna experiencia que admiro pero a la que jamás me atrevería...me quedo observándote desde la orilla!
ResponderEliminar=)
Nunca he conseguido poner el mar a mis pies :D
ResponderEliminarComo mucho a mis rodillas y poco rato, empeñadas las olas a que yo fuera a investigar por debajo de la tabla :D:D
Momentos especiales también todo bien pensado...
Un abrazo, equilibrista de las letras :))
Tiene que ser emocionante dejarse llevar en la cresta de la ola sobre una tabla de surf. Yo, como Mónica, me quedo al margen en el rol de espectador de esa maravilla de audacia y equilibrio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Debe ser una experiencia muy especial, ganada tras pasar los primeros aprendizajes.
ResponderEliminarDespués de los primeros intentos y caidas, el momento de aguantarse sobre la tabla debe ser impresionante, y debe de llenar de stisfacción.
ResponderEliminarMuy bien escrito
Un abrazo
Pues a ver, surf, lo que se dice surf...como que experiencia demasiado insignificante como para ser contada y no hacer el ridi en el intento, jajajajajaja...AHORA BIEN, bucear, sí, UNA GOZADA!!!!
ResponderEliminarUn besazo
Reina levitando sobre el agua y a la altura del cielo
ResponderEliminarCasi na
Bien contado el susurro del mar, es lo único que me gusta de él, aunque espero que llegue pronto la segunda quincena de agosto para irme de vacaciones y a mi pesar ver el mar pues prefiero la montaña.
ResponderEliminarUn beso
EXCELENTE GESTA DE IMÁGENES!!!
ResponderEliminarUN ABRAZO
me deleito entre tus letras hamacando mis sentimientos
ResponderEliminarParece que conoces el mar. Esa desconfianza de lo que va a surgir después...
ResponderEliminarUn beso.
Tiene que ser tremendo poner el mar a tus pies y pasearlo, que bonito nos lo cuenetas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nada como el llamado irresistible de las aguas, de ellas venimos, a ellas volveremos.
ResponderEliminarSaludos
J.
Así en el mar como en la vida...
ResponderEliminarSin duda un momento especial, una reflexión viendo el mar se potencia.
Besitos Esi, buen comienzo de semana.
Ay, comparar la actitud con las semillas de Svalvard me parece una genialidad. Y esa actitud, abierta, debe ser una garantía para afrontar el mar. Ojalá pudiéramos surfear la vida con ese ánimo.
ResponderEliminarBesos.