Hay días que mi lengua se turba de modo que no acierta a hablar y comienza a temblar. En esos días en los que se vuelve indomesticable y totalmente bravía, olvida la buena educación hasta adueñarse del aparato fonador, sometiendo a todos los órganos a su deseo e influencia. Los primeros en cambiar de cara son los mismos pulmones, postergando el intercambio gaseoso con la sangre. Poco a poco la sublevación se va elevando hasta la altura de la faringe, donde consigue alterar las medias lunas que constituyen el pequeño tejido elástico que facilita le emisión de mi voz. El motín va en aumento atracando los dos pliegues vocales a la vez que les priva de cualquier vibración deteriorando tanto los sonidos tonales como sonoros. Y desde el suelo de mi boca, el cono muscular emite una voz de color añil con flores rojizas en racimo, todavía sin fruto y con palabras incomprensibles para los demás. Esos momentos de alaridos como orugas encadenadas, la voz busca una nueva dirección a la vuelta del horizonte a fin de encontrar en la carraspera de mi garganta, el clamor de los latidos del corazón que suavicen y aclaren definitivamente mis gritos.
A veces los objetos hablan
y descubrimos que están vivos.
Pero algo tiene que iluminarlos.
La luz de medianoche
O un pensamiento.
y descubrimos que están vivos.
Pero algo tiene que iluminarlos.
La luz de medianoche
O un pensamiento.
Lyubomir Nikolov
Tu voz de color añil, con flores rojizas en racimo, promete ser de una enorme belleza, me encantaria escucharla... :))
ResponderEliminarBesos y salud
Así ando yo unos días. Todo empezó en el aire que mi fosa nasal mal respiraba y ha terminado con una voz no de añil con flores rojizas en racimo, sino con amarillos plumajes e indeseadas y húmedas esquirlas, vergonzosas y con ronquez titubeante y cazallera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querrá jugar borboteando gárgaras... :)
ResponderEliminarBesos abisales
Pues una cucharada de miel con unas gotas de limón puede ayudar.
ResponderEliminarAbrazote
Sentís el sonido crecer de a poco desde dentro de las entrañas, escalar por el pecho, tomar energías bajo la garganta y explotar en la lengua. Guturales, roncos, agudos, toces animales, alaridos...
ResponderEliminarY es que lo nuestro no son las palabras si no van escritas, no sé tú, pero yo me expreso mejor por escrito y no digo nada en público: tartamudeo, me azaro, me ruborizo; lo dicho mejor por escrito.
ResponderEliminarUn beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo hace muchs días que no hablo...Hoy decidí pasear y me encontré con mi blog que ya no tiene visitantes, ni lectores, ni voces.También decidí entrar aquí..y escuché tus palabras bellas
ResponderEliminarcuando menos te lo esperas....
ResponderEliminarhablas
¿sabes que está considerada enfermedad profesional?...
ResponderEliminarCuida tu voz, cuida tu tono.
Sin ella, no somos nada.
Patología... ¿física o emocional? Por suerte escribes de forma tan clara y precisa que no te hace falta hablar (ni gritar) :)
ResponderEliminarBss
!Uf como te entiendooooo! cuidate mucho, mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
puedo escuchar el murmullo de tu respiración, imaginar la blancura de tu piel salpicada con ciertas pecas caprichosas..solo con leerte, si pudiera mirate, quizás te haría eterna, quizás imagino que eres poesía.
ResponderEliminarCuando se desgarra la voz se desgarra hasta nuestro equilibrio interior.
ResponderEliminarPues en estos casos Mari se suele poner su disfraz de brujita, caldero incluido, y me prepara unas hierbas con miel y limón que LO FLIPAS. Ep, mano de santo, lo que yo te diga, jajajaja
ResponderEliminarUn beso
"La palabra se le estrangulaba en el pensamiento como voz en su garganta" La sonrisa etrusca.
ResponderEliminarUn beso y otra sonrisa... con miel y limón como bien te dice sir Valaf. ;)
No tenga piedad. Que no cese esa lengua, que desborde su furia. Que retuerza las palabras hasta dejarlas sin aliento ni sentido... Un abrazo.
ResponderEliminarSi es necesario que salga a borbotones de signos indecifrables, que salga nomás, porque a veces el cuerpo lo pide. Asi despues, vuelve a su cause general, suavemente adornar.
ResponderEliminarUn abrazo, :)
creo que te olvidaste de describir la saliva, que al ser fonéticamente arrancada de nuestra fosa bucal, tiende a estrellarse contra el rostro de las personas que intentamos lastimar que muchas veces simplemente se dejan ensalivar, parpadeando fuertemente buscando que entender aquellas palabras que por ruidosas e incoherentes muchas veces simplemente se estrellan sin decir absolutamente nada.... pero en verdad que me ha encantado la forma de habernos explicado los cambios físicos de un buen y simple grito.... hasta he quedado casi casi fascinado.... excelente entrada.... mil besos
ResponderEliminarHay días en los que nos tiemblan las palabras, hasta sobre el papel. E incluso los silencios.
ResponderEliminarBonito lugar :)
A mí me tiemblan las manos, y no puedo respirar...
ResponderEliminarOdio gritar, las voces altisonantes y los ruidos pero en esta profesión a veces es la última arma que nos queda un buen grito y luego claro, nuestra garganta se resiente..
ResponderEliminarun saludo
me ha gustado lo que leo
ResponderEliminartienes pasta de escritora
Me recuerdas a algún examen de filología de tiempos ancestrales. También parece un tratado médico. Los objetos son imprescindibles en la literatura como bien sabía Nikolov, aunque tu texto contradice el sentido de sus versos.
ResponderEliminarAbrazos amiga
Hai moito surrealismo nos teus textos. Gústame a comparación dos alaridos coas "orugas encadenadas". Será que xa estamos cansos de falar? Hoxe eu apropiaríame do teu texto e diría que é a miña mente a que non pode máis, cando estou cansa xa non me saen os pensamentos e non sei onde deixo as cousas e iso é síntoma de cansazo e o único que pido son papas! :)
ResponderEliminarfilispines
Hai moito surrealismo nos teus textos. Gústame a comparación dos alaridos coas "orugas encadenadas". Será que xa estamos cansos de falar? Hoxe eu apropiaríame do teu texto e diría que é a miña mente a que non pode máis, cando estou cansa xa non me saen os pensamentos e non sei onde deixo as cousas e iso é síntoma de cansazo e o único que pido son papas! :)
ResponderEliminarfilispines
Un grito puede liberarnos, sí.
ResponderEliminarPero muchos asesinan la garganta.
Empezaremos entonces por el silencio?
Besos
Grita cuanto quieras si te hace bien.
ResponderEliminarPero el que no quiere oír, no escuchará ni tus gritos ni tus susurros.
Sin embargo, el que esté dispuesto a escucharte, sabrá lo que dices aunque lo digas en silencio.
Besosss.
El silencio es la voz mas fuerte...
ResponderEliminarabrazo
Decir de un modo puro y limpio es una de las tareas más complejas que existen. Muy bueno lo suyo.
ResponderEliminarUn saludo.
Ud es mentalista? psíquica? bruja? o solamente quiere asustarme ??? si, claro que pasé, pero no dejé nada ... a ver ... espere que me fijo porque ya no confío en mi propia memoria ... no, no dejé nada. Ya no se puede ser anónimo en este mundo! Bue, ya que que me descubrió aprovecho para saludarla. A veces me levanto con la voz como la de su descripción, claro que lo mío no es tan poético y se pasa luego de tomar algo caliente.
ResponderEliminarQue bueno poder saludarla che.
abrazos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo dejes que los jinetes negros escapen en el hilo de las salivas. Que tu silencio sea la música que calman los vientos.
ResponderEliminarMe he sentado en tu mesa.
Domar "el rebelde, mezquino idioma", como decía Bécquer, es tarea ingrata, inabarcable y casi siempre torpe intento de exteriorizar lo que se siente. Tú te acercas bastante en este texto.
ResponderEliminarLa gran dolencia de los docentes: las faringitis, amigdalitis... Me identifico totalmente con tu relato, porque cuando esfuerzo mi garganta para que mi voz sobresalga por encima de la algarabía del aula, me pasa factura. Luego pienso, la ultima vez que lo hago, me va a costar la salud... pero tengo la manía de ser reincidente.
ResponderEliminarBss.
En ocasiones el grito es espontáneo.Y en otras una necesidad. Y no por el ruido de fondo que invite u obligue a elevar la voz. Yo tu texto lo leo y lo disfruto como en un susurro. Un abrazo
ResponderEliminarun escrito tremendo de inteligente
ResponderEliminarA veces el silencio también grita, aunque no duela la garganta sí lo hace el corazón para quien lo escucha. me ha encantado tu escrito. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarEp, disculpa pero ando to estresao repartiendo la nueva direcc de la taberna. La he exportado a un blog más antiguo porque ya es la tercera vez que me salta un aviso de "algo malicioso".
ResponderEliminarla nueva direcc es esta:
http://valafson.blogspot.com.es/
Un beso y me voy echando leches
La línea entre callar y decir es tan fina que a veces no somos consciente de ella.
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