En vacaciones como seis veces al día muy poco comida para recrearme continuamente en la complacencia que trae consigo al velo del paladar el gusto de los manjares, puesto que todo se termina de inmediato por tanto el único significado que representan los objetos son las propias piezas. En una de las ocasiones, mientras comía una nectarina pensé en el poema de H. Cole entretanto quitaba la vida al fruto con alevosía y premeditación tratando de anular la lógica y sensatez del hombre al no conseguir idear el equilibrio y armonía preciso en la naturaleza. Guarecerme durante esos días en la frase acuñada por el poeta Horacio: agarra el día cuan mínimo crédito al posterior, supone atender con toda la calma viable, la sobriedad del decorado olvidándose de las superproducciones de Hollywood, la ausencia de adornos sin una función útil tal como las notas que se añaden a una melodía que no conllevan alteraciones importantes. Durante la holganza vacacional, la inmersión es el equivalente a un astro que entra en el cono de sombra proyectado por otro, es el momento propicio para ocultarse, zambulléndose en una especie de cama con alivio de bálsamo aromático. No hace falta divisar nada asombroso para alegrarse, ya es mucho lo que se advierte en ese tiempo anodino y sin importancia donde la cotidianidad se convierte en la protagonista de la jornada. Así, observar el pelo que se cae descolgándose la caldera de los llares, veraneando en un madero verde en el mismo momento que el cielo se mancha de gris a causa del polvo que flota en el aire, dificultando la respiración y la visión de la pista para llegar a casa, puede llegar a ser una ocupación jugosa. Será que la felicidad va unida a un bloqueo social, económico y moral que te lleva a una autarquía, evitando las importaciones y observando lo minúsculo e insignificante.
Es que no hay felicidad que no se sienta desde dentro de uno mismo, aunque venga de fuera, proviniendo de otros.
ResponderEliminarMira que describes bien esa indolencia estival, unida a ese dolce far niente.
ResponderEliminarBesos.
el pelo descolgándose del cielo es un instante, sí, una felicidad que nada tiene que ver con lo externo pero que sin embargo queda pintado de alguna u otra manera, como obra de arte, como sensación...
ResponderEliminarun abrazo
La felicidad te lleva a contemplar la armonía y la belleza del paisaje con esa indolencia que transmites.. bello..
ResponderEliminarLos olores y los sabores nos alejan o nos acercan las veces que queremos o cuando menos lo esperamos de lo deseable o lo indeseable. Salu2. P.D. No hay prisa, gracias por acordarme unos minutos de tu tiempo.
ResponderEliminarEs que la felicidad, es un mosaico de pequeños momentos.
ResponderEliminarY cuanto mas simples y apacibles, mejor.
Buen texto.
Un abrazo.
Estás en lo cierto, la felicidad está muy unida a lo sencillo y pequeño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como dice Julieta Venegas, nunca creí en la felicidad.
ResponderEliminarLo que se le parece, sí, está en las cosas pequeñas.
Besos
Aquí en la sierra , el río apenas lleva caudal por el estío, por lo que apenas me puedo pegar un chapuzón, cosas del cambio climático.
ResponderEliminarUn beso
Pues quizás
ResponderEliminaren aquellos que creemos
minúsculo e insignificante
estén las respuestas
que tanto anhelamos...
paz&amor
Isaac
La felicidad tiene el poder de no dejarse complicar. Pero es efímera, más tarde o más temprano el afuera le entra y hay que volver a empezar.
ResponderEliminarUn saludo.
Cantan por ahí, aquellas pequeñas cosas. Parece que toman fuerza las fantásticas referencias o guiños literarios. Salud.
ResponderEliminarUn beso y un abrazo.
Gracias por comentar, te he contestado en mi blog. Salu2.
ResponderEliminarpequeñas gotas, asi se me hace la felicidad, gotas que se nos dan cada tanto y que por mas que quieras retenerlas es imposible porque son tan pequeñas que están condenadas a una vida efimera
ResponderEliminarpor eso cuando se nos da una de ellas hay que beberla, lamerla, recogerla de alguna manera para incorporarla y disfrutar cada segundo
beso grande, linda
La felicidad de las cosas pequeñas, de los instantes, de los momentos. Siempre nos amparamos en buscar la felicidad con mayúsculas, que abarque toda la vida, eso yo creo que no existe.
ResponderEliminarUn abrazo
En lo pequeño, en lo poco importante, siempre con una disposición de la mente se puede ser feliz y demostrarselo a quien te quiere.
ResponderEliminarObservar,
ResponderEliminarcontemplar,
recrearte...
en la menudencia
que es audiencia
que es juez
y a la vez
forma parte
de la alegría
consentida
en episodios
esporádicos
de lluvia
y de brisa.
Son tiempos más que celebrados
por cuanto que son efímeros
entre tanta mirada sumisa.
Y son estos episodios,
los que tallan la memoria...
los que nos hacen olvidar las prisas
y nos bañan en instantes de euforia.
A veces de manera repentina
y generalmente inesperada.
salud...)
atender al aleteo de su respiración cuando la siesta lo acorrala sobre mi cuerpo desnudo
ResponderEliminar(mi insignificante felicidad de estos días)
esos primores de lo cotidiano, toda la hermosura inadvertida por las prisas de lo que nos rodea, descubrirlo, sí
ResponderEliminarSaludos blogueros poéticos, esill
Volver a esa edad en la que las horas se recordaban porque traían sabores de la mano, sin prisas, sin más complicaciones que las de hacer durar más el bocado para alargar su sabor.
ResponderEliminarPero cómo me gustan tus escritos :)
dos abrazos, dos
¿y las fotos? ;)
ResponderEliminarLas vacaciones, el mar, el observar su bamboleo y el temor. Sin zambullirme. Eso no es para mí. Ni en el mar ni en la vida. :/
ResponderEliminarAbrazo!
Hace algunos días terminé de rendir Economía jaja!
ResponderEliminarY me venía a escribir sobre importaciones... que justo.
¡Te mando una abrazo Esilleviana!
P/D: Dicen que lo que se disfruta no es el destino, sino el viaje en si mismo.
Yo pienso que ya no sabemos ser felices y nos llenamos la vida con otras cosas parecidas. Besos.
ResponderEliminarPues personalmente, el verano, me causa más stress que el resto del año junto. Así que no me cabe más que felicitarte por este tiempo de ocio.
ResponderEliminarLa próxima vez que monde una nectarina lo haré con otro talante.
Besos
yo estoy deseando que lleguen, necesito un tiempo de zambullirme en mis ganas y no en las obligaciones con los demás...creo que en cualquier momento me lo tomare igual... (catarsis, jajja)
ResponderEliminarUn abrazo!
Desde el frío del hemisferio sur, leo con atención y una punta de envidia tu escrito.
ResponderEliminarPara mí la felicidad es muy difícil de determinar, a veces está en la tranquilidad de una tarde frente al mar, pero a veces en un día ajetreado de trabajo. Creo que todo se resume a estar haciendo lo que quiero en el momento que quiero.
Te dejo un beso.
HD
Me siento de la misma manera cuando de a poco se calienta el agua en la pava, mientras sacudo la yerba en el mate para quitarle el polvillo, cuando vierto despacio el agua vaporosa sobre la colina verde oculta en el fondo del porongo ahuecado. Cuando la infusión sube perezosa por la cánula mediante la presión de mis labios sobre ella, es un momento mágico.
ResponderEliminarPero no podría haberlo escrito, no. Nunca.
Besos!!
Por esos copy-pastes tan hermosos y sentidos en mi humilde casa virtual, y por todo el cariño que demuestras, te has ganado una canción:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=4fddulYKb10
(Del post me quedo con el madero verde. Me recuerda a algo de hace lustros. Pero no me preguntes a qué).
Ah, perdona, y to lo tuyo:
ResponderEliminarhttp://profile.ak.fbcdn.net/hprofile-ak-snc4/50284_33008578575_1585247_n.jpg
Que marvillosamente bien expresas esos estados que tan facil so de sentir pero tan dificil de contar....lindo
ResponderEliminarestuve mucho tiempo en Asturias, y tampoco tengo muchas ganas de escribir. pero siempre seguiré leyéndote...un abrazo