En una isla paradisiaca que podría ser El Cardón, otra Margarita veraneaba y sentada en una roca le pidió a su R. Darío que escribiera para ella un cuento en versos. Erguida con impulso y agilidad para no caerse y poder verle entre la multitud, cerca de la desembocadura del torrente, avistó a su Leandro que el dios Eolo había lanzado desde el otro lado del estrecho. Él era la imagen completa que se forma al unir todos los puntos, mitad viento, agua y pez de P. Neruda, recuperado con porciones de brea para aislar la techumbre, una pequeña ración de betún para bañar los bizcochos, un vaso de zumo que sacia y refresca las tardes de estío y la linfa abundante que recolecta, defiende y absorbe. Era, por tanto, la mitad fantástica del adarme sublime e impenetrable. Ella, ajustándose al mito de Hero, personificaba la interrupción de la disciplina impartida por un profesor en el aula que desconoce a los poetas pero empapa el algodón en las poesías. Liándose el pelo con un giro a la vez que sujetaba el rodete con un bolígrafo, concebía sus apariciones como la contrahaz de su camiseta donde se oscurece el motivo decorativo y así, permanecía sigilosa y enjugada por el viento que cada noche acercaba a Leandro hasta su orilla, donde ella le esperaba con una lámpara. "Por tu amor cruzaría hasta las olas salvajes". Pero la pasión de Leandro no pudo superar el viento glacial del invierno, feneciendo en las aguas del mar. Mas para Hero, el espíritu de los sueños retoma otra forma material, desvelando la alegría dormida, contemplando de nuevo el deseo.
Lo que vale es el intento, me parece, de enfrentar el desafío, de demostrar que ese amor era lo suficientemente importante como para dar la vida. Dar la vida, parece demasiado por un amor que bien puede ser malinterpretado.
ResponderEliminarY esa otra forma, ¿cuidará el deseo de ese amor?
Esil, tus textos arrastran a un escenario ideal al que lee. Excelente elección de adjetivos para detener en un párrafo un movimiento casual...
Besos para vos!
"Pero la pasión de Leandro no pudo superar el viento glacial del invierno, feneciendo en las aguas del mar"
ResponderEliminaresa parte, como siempre extraigo algo, es quizás la que más me interese, pero además me recordaste algo que lo justifica mejor que yo, de Caproni:
"mi viaje consistió en quedarme aquí, donde nunca estuve".
es para pensar, tu texto tanco como lo que te dejo.
un abrazo enorme
lo que no es puro mito es tu escritura, absolutamente original, extraña, luminosamente oscura.
ResponderEliminar(creo que ya lo dije varias veces, pero lo vuelvo a decir...)
mil besos*
...una pequeña ración de betún para bañar los bizcochos...
ResponderEliminaresa imagen, tan potente de olores y sabores contrapuestos en busca de una síntesis nueva que apunte al misterio esencial de lo creado, sólo podemos concedérsela a un inspirado poeta, como la que aquí nos preocupa.
Saludos blogueros
Sueños que la pasión desatan, amores que cruzan los mares aun sabiendose perdidos en ellos. Un hermoso cuento el que nos cuentas con la misma música que un poema.
ResponderEliminarPrecioso. Un beso.
Sí, claro, faltaría más, va de dioses y esas cosas... Lo que pasa es que los cuarenta y tantos largos al sol bajo el san... (vale, con mayúsculas) San Rafael de Piedra que señorea sobre el puente por encima del Guadalquivir en Córdoba que cantó Lorca, poco inspira y la canícula chunga que no permite brizna de aire, no permite que cepillo de cerda (¡Crines, coño!) suave airee cabello alguno, por aún si se es calvo como yo y se va desprotegido ante el solano. De ahí, que le dijese al Gran Betis... "ea, ahí te quedas con tu santo, que yo me las piro p'al levante que algo güeno encontraré" y fue cuando se hissso la luz y me convertí en la serpiente de Atenea, ¡Ayyyyyyyyyyy... cuánto disfrutó Atenea con mi serpieeenteeeeeeee, cómo se lo pasa la hija de la gran... de la gran Grecia, que no hay griego anterior que no disfrute ajena a las miradas o furores de los d'arriba, ni a los vientos de eo lo coges o me l'agarro, la serpiente, ¡qué cosas digo que me dice l'Atenea mis entrañas, estoy hecho purita bicha... ¡anda, vente p'al levante si buscas inspiración, te lo dice uno de secano que toldía va mojao! ¡Por supuesto! ¡Me he referido a la humedad del ambiente! Y digo yo que no te quejarás. Del tocho comentario que t'he dejao, no sé si aconsejarte que cambies tu texto por el mío, que es más guasa y también habla d'amoríos, agüitas, musas y mitomantes amantes. Si no fuera porque te quiero...
ResponderEliminarSi las nieves del invierno son suficientes para dejar de ver a tu amor, tal vez no era tal amor.
ResponderEliminarHasta la próxima. Un saludo.
Rubén Darío, Pablo Neruda, Garcilaso de la Vega (con su Leandro y Hero)... un recorrido por los sentimientos y las promesas incumplidas.
ResponderEliminarMe gusta y mucho, O
un abrazo
Quedar donde nunca se estuvo y sin embargo Leandro por más que le prometió cruzar olas salvajes, no pudo con el gélido invierno, ni tan siquiera Eolo lo ayudó trayendo una cálida brisa que permitiera cumplir la promesa.
ResponderEliminarExtaña historia
Saludos
Por eso uno se pierde en ellos, y los admira cuando nos bajamos de la ola salvaje…el sentimiento que cada personaje nos va pegando… y con una sonrisa muy dentro de nosotros nos decimos que continúe la Fantasía.
ResponderEliminarSalute :)
Bendito sea el deseo cuando se contempla de nuevo...
ResponderEliminarme ha encantado...
Paz&Amor
Isaac
Pasan los Leandros pero el deseo resiste como un tejido que jamás termina de bordarse.
ResponderEliminarLeandro, al enfrentase a los peligros hasta pagar con su vida las zancadillas del destino, ha demostrado estar enamorado...pero apasionado...creo que le ha faltado encender con más intensidad su pasión para poder derretir el glacial del invierno.
ResponderEliminarUn abrazo
No me quedó nada claro si fue Leandro el que feneció en las aguas del mar o fue la pasión.
ResponderEliminarMe lo temía, con tantos poetas y heroes griegos, todo debía desembocar en un tragedia, los mejores versos de los poetas los dedican al amor cruel por inacabado.
ResponderEliminarUn beso
El intento, el esfuerzo, eso es que se debe tener en cuenta.
ResponderEliminarDe lo contrario, solo valdrìan los exitosos.
Buen texto.
Un abrazo.
Deacuerdo fabriquemos un mito...arraigado a un sueño de pasión y siendo punto de mira del deseo, que nos irradie umbrales de desolación en las despedidas. Tanto más amargos cuanto mayor sea el placer que nos sobrevenga en cada nueva ofrenda correspondida...con la idea pasajera de despertar en sus brazos, a la luz de su mirada...en mis ojos espejo, en mis desolaciones transitorias y mis ambigüedades elegidas con tanto tiento, como elefantes que trafican con palabras en los comercios de la artesania del vidrio, de principio de siglo...en sigilo...para mantenerte en vilo...pendiente de un fino hilo de paciencia de mineral, como el esfuerzo que supone el amor que se avista infinible, agregado al alma con un leve imperdible de sosiego demoledor.
ResponderEliminarY la distancia de tu voz...impresa en la luz.
"Margarita, está linda la mar (...)". Vaya de viaje literario el que nos haces dar con tu fantástica prosa.
ResponderEliminarFelicitaciones.
El amor, creo yo, no siempre es apto para cruzar el mar, que está repleto de amores perdidos. Nos queda entonces la poesía.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo.
Singular reunión de poetas/escritores en torno a la tinta de tu pluma, que no en torno a una mesa con café.
ResponderEliminarMe gustó. Originalidad donde la haya. Sí.
bss.
Isla paradisíaca con ecos de dioses y deseos.
ResponderEliminarQué más se puede pedir!
Abrazo.
Dioses y humanos nunca se han llevado bien, pero el Deseo renace siempre... por suerte para todos.
ResponderEliminarUn beso.
HD
Como el misticismo del romance empapa la literatura, y como aunque la luz se apague,se mantiene ardiente el deseo (y al final ya no es literalmente necesario aventarse de una torre por amores de verano!)
ResponderEliminarUn beso y abrazo.
La torre de Leandro, en Estambul. Hasta allí he volado contigo.
ResponderEliminarBesitos
¡No t'enteras de ná! ¡Es la segunda vez que te lo digo! ¡Que no estoy en Córdoba, coño!
ResponderEliminarYa no hay tragedias tan bellas como antes, si es que algo así existe. Me ha encantado. Besos hermosa.
ResponderEliminar¡Hero, mujer infiel al recuerdo! Bien dice el refrán "el muerto al hoyo y el vivo al bollo"
ResponderEliminarSalu2.
Leo de nuevo tus vibrantes letras y me sumerjo de nuevo en su carrusel...
ResponderEliminarPaz&Amor
Isaac
mientras la vida pulse, todo se ha de intentar , incluyendo las equivocaciones
ResponderEliminarexcelente trabajo amiga querida, cuanta fuerza y vértigo pones en cada imagen narrativa
felicitaciones
besitos de luz
Mitificando los mitos, y dándoles asueto juegas con el significado de la caótica existencia hasta hacerla renacer de nuevo.
ResponderEliminarPlas, plas, plas.
Besos.
Algunas mujeres sólo saben requerir y requerir, nunca disfrutar...
ResponderEliminarSaludos
J.