Los cinco primeros segundos los generó el baile de las perchas colgadas en el armario. Con los pies fuera de la cama, la sexta réplica del terremoto llegó sostenida por la convicción de que la eternidad dura 170 segundos. Mientras, miro con asombro como si de las sacudidas de unas maracas se tratara, de qué modo las paredes, el techo, la lámpara y la mesilla se blandían cual navaja en la mano de un atracador. Después de salir del asombro y comprobar que todo permanecía en su sitio, repasé los desperfectos del resto de la casa y de la calle que aparecía entre las ventanas rotas, encendí la radio que dio el queo de inmediato. Y de repente, la perennidad aplastó el número incierto y flotante de personas que fallecieron y otro tantos de cientos desaparecidos, los edificios que se vinieron abajo, los puentes que se rompieron. En el mismo tiempo, recibo con resignación la cicatería del espacio duro sin principio y fin ante el reflejo de la tristeza en los escasos segundos en el que el suelo tembló.
Más segundos eternos en el blog de Cecy
No sé qué significa "...encendí la radio que dio el queo"...pero presumo que fueron los ángeles avisando que justo a esa hora, en ese preciso instante, pero en otra parte del mundo, hay dos amantes torturados adentro de un beso de sal...
ResponderEliminarBesos.
¡¡¡Qué horror!!!
ResponderEliminarSiempre recordaré con un estremecimiento uno de los terremotos mas fuertes que se han dado, dieron Caracas por destruida, hubieron muchos muertos y edificios totalmente colapsados, yo salí a la calle desnudo con un sobrino bebé en los brazos, nunca lo olvidaré, desde entonces siempre duermo con pijama, hasta entonces siempre dormía desnudo, aparte de miedo, cuando me di cuenta que estaba desnudo, pasé mucha vergüenza, tendria unos veinte años, creo...
ResponderEliminarBesos y salud
Vaya esto si que realmente lo he vivido y por suerte sali sana y salva...
ResponderEliminarMe gusta la primera imagen con las perchas bailando en la barra del armario.
ResponderEliminarAbrazos, amiga
la naturaleza nos recuerda que somos unos figurantes, marionetas a merced de su generosidad o crueldad.. un saludo
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EliminarQué largo se hace el corto tiempo cuando tiemblan los cimientos de la tierra. Pone los pelos de punta tu relato.
ResponderEliminarbss
Debe ser eterno el tiempo en que notas la tierra moverse bajo tus pies. Inquietante el baile de las perchas.Te has sabido inspirar para eternizar el segundo.
ResponderEliminarUn beso
Más que segundos, habrá parecido una eternidad mientras duró todo el jaleo!
ResponderEliminarCuestión de perspectivas, dijo un inmortal.
Besos!
Un instante tectónico que nos recuerda quien tiene el mando en la pugna entre Naturaleza y ser humano.
ResponderEliminarUn beso
no lo quiero ni imaginar, debe ser algo terrorífico
ResponderEliminarun abrazp
¡Qué pequeño e insignificante se debe de encontrar un@ en esa circunstancia! y ¡cuán fútiles los problemas diarios!
ResponderEliminarLa Tierra manda siempre y somos conscientes de ello sólo en momentos parecidos a éste.
Un abrazo
En el momento en que hay un montón de jienenses durmiendo en la calle, por miedo, tu nos traes ésto...
ResponderEliminarNo puedo imaginar siquiera el miedo que se debe sentir cuando la tierra tiembla bajo nuestros pies, debe ser muy angustiante si puedes salir de esa situación. UN segundo eterno de horror.
ResponderEliminarY como siempre es un placer leerte, aunque esto me ponga la peil de pollo.
Gracias Esilleviana por acompañarme en estos segundos y que no sean de miedo ni de terror.
Un abrazo:)
Duro relato, no por tu situación sino por la de las otras personas.Un beso.
ResponderEliminarDifícil y horrorosa situación ha de ser esa. Debo imaginarla, jamás la experimenté ni me gustaría que algo así sucediera. Por ahora, mis tierras no padecen de este tipo de acechanzas sísmicas, pero me solidarizo con todos aquellos que han debido pasar por situaciones de este tipo.
ResponderEliminarHas relatado la experiencia, y seguramente, esa instancia debe asemejarse a la eternidad, en tanto una súplica interna, ha de estar gritando que todo acabe de una vez y con el menor daño posible. Una realidad puesta en letras la que presentas.
Besos! Buen Jueves! Gaby*
Nosotros también somos inestables y tristes esqueletos desnudos en el armario del universo, cuando la naturaleza se olvida de sus leyes.
ResponderEliminarNo he vivido nunca ese trance, pero me temo que después de pasarlo, debemos ser conscientes de nuestra propia insignificancia.
Un abrazo.
Me he quedado impactada. Bss.
ResponderEliminarTremendos segundos que muchas personas han vivido, y lo que es peor, no viven para contarlos.
ResponderEliminarBesicos.
He vivido varios temblores de tierra, y es verdad, que aunque son unos segundos se hacen interminables.
ResponderEliminarEl martes por la noche vivi uno a las 10:30 y despues hubo otro a las 1 de la madrugada. Vivo cerca de Torreperogil, la localidad donde se están registrando terremotos desde octubre casi a diario. ¿Lo sabías?
Bss.
Me alegra verte por los jueves :)
La naturaleza nos avisa, nos hace redimensionar nuestra grandeza para situarnos en el exacto lugar que nos corresponde. La fragilidad conveniente en la que un ligero temblor de tierra nos hace olvidar el pasado y pisar con fuerza el presente sin el que nunca será posible llegar al día de mañana.
ResponderEliminarSomos instantes..a veces de eternidad, en otras ocasiones solo somos tiempo fugaz.
Es cuando nos damos cuenta, que todo, es capaz de cambiar en un segundo, bajo la enorme fuerza de la Naturaleza... Lo más profundo de momentos así, es el terremoto que llega a vivir el alma de cada mortal, cuando se da cuenta de que la seguridad, es una simple ilusión y sensación...
ResponderEliminarEspero te encuentres bien!!
¡Abrazo Esilleviana!
La naturaleza nos devuelve al lugar de donde no debíamos salir, tan ingenuos y también ambiciosos.
ResponderEliminarBesos, Esi
Por aquí, al norte del norte, estamos en plena ciclogénesis explosiva con vientos de 120 km y granizo de acompañamiento. Igual termino saliendo volando y acabo por tu tierra. No lo descarto. Un abrazo
ResponderEliminarMadre mía, esos segundos si que tienen que ser eternos; pero en vez de disfrutar en este caso de padecer y desear que pasen cuanto antes y no pase nada. Ahí nos damos cuenta de lo pequeños que somos ante el enfado de la naturaleza.
ResponderEliminarUn abrazo
Ese instante perdurará toda la vida, incluso la sensación. Yo he vivido cuatro de estos y cada uno más fuerte que el otro. No se olvida nunca, incluso a veces cuando vibra el teléfono me sobresalta.
ResponderEliminarUn besito y enhorabuena por la idea.
Muy buen ejemplo de todo lo que puede pasar y cambiar en un "segundo" de eternidad.
ResponderEliminarDifícil de olvidar algo así.
Un beso!
Segundo de eternidad capaz de llenar de miedo y horror a aquellos que tienen la desgracia de padecerlo. Nos damos cuenta en esos momentos que somos apenas nada ante la fuerza de la Naturaleza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hace unos días como si con nosotros no fuera se sintió un temblor y esos segundo, siendo solo un reflejo son tremendos.
ResponderEliminarImaginar lo que puede ser y vivirlo da pánico.
Tan bien descrito Esi...
Un abrazo.
Milésimas de segundo pueden cambiar nuestras vidas por completo dándoles un giro total. Me ha encantado el microrelato. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarQue terrible, sentir que estas a merced de una fuerza tan grande...Me hace sentir pequeñita y asustada.
ResponderEliminarBesos guapa.
Mi tierra no padece temblores por eso vivir algo así no se espera nunca...
ResponderEliminarhttp://goterasazotea.blogspot.com.es/2009/04/tiembla-roma.html
Un segundo interminable, muy bueno ese detalle de la radio, cuando algo extraño pasa siempre recurrimos a ella para ponernos en situación.
ResponderEliminarun beso
Pensaba que era germanía, pero sí que viene en el RAE, mi padre decía mucho ¡queo, queo! para advertirnos de un peligro, hacía mucho tiempo que no lo oía.
ResponderEliminarUn beso
Entonces, ¿la eternidad no vive en el tiempo sino en el espacio? La verdad, no pillo la última parte de tu relato y me quedo enredado en la duda :)
ResponderEliminarSaludos!
me has sacado la tierra de debajo de los pies... y del alma!
ResponderEliminarquè bien describis la desesperaciòn y el miedo en esos eternos instantes en que nada depende de nosotros.
un abrazo
Duro y doloroso relato que me mueve tambien los sentimientos ilusionados de mi realidad puesto que eso puede surgir en cualquier segundo sin previo aviso.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso
Un segundo que debe ser espantosamente eterno...
ResponderEliminarMuy original el encare del tema. Me gusta la variedad con que afrontamos el desafío juevero, y por supuesto siempre disfruto leyendote, aunque hacía tiempo que no te visitaba.
un fuerte abrazo
Recordo un tremor de terra en Lugo hai moitos anos... A impotencia é brutal, non hai para onde escapar... un non sabe que ha facer... é só foi un tremor... Por iso cando unha sensación forte se compara cun terremoto, é unha comparación ben exacta... E o despois nunca volve ser coma o antes... a onda baixo os teus pés perseguirate durante moito, moito tempo.:)
ResponderEliminarSeguramente ese segundo debe ser el más eterno de todos, sentir que algo está pasando y somos impotentes frente a eso, saber lo que vendrá.
ResponderEliminarEstá redactado de una manera tan buena que hace estremecer.
Un abrazo.
muy buen relato, una manera de narrar el drama humano, invisible para la mayoría.
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