Hoy, ese lugar donde ubico los sentimientos más íntimos y secretos, siente la triste suerte aciaga de no encontrar la cama donde reclinar esa parte tan sensible de color cárdena. Hubo un tiempo en el que ese punto común y trivial se compadeció de sí mismo ante tanto desapego y la inoportunidad del frío del mármol encarriló el nuevo emplazamiento. En este paraje se levantó la tierra para cavar y ahondar las cartas sin responder, las despedidas sin réplicas, las palabras que no arribaron a la cresta carnosa de tu cabeza. Ahora como un fiel difunto, ese sitio busca que el trozo vivo de mi corazón logre el culmen de su salvación con preces de ruegos: no me olvides. Mientras se tramita la súplica con cierta celeridad, ajusto las gafas de papel para completar los trozos de las imágenes tridimensionales de anaglifo que todavía conservo en ese rincón inhóspito para presenciar como resucita tu alma. Así aparece tu esencia entre las brumas otoñales, como la recuperación de la zona infestada de orgullo.
"¿Quién no escribe una carta? ¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
"¿Quién no habla de un asunto muy importante, muriendo de costumbre y llorando de oído?"
viernes, 2 de noviembre de 2012
Ruego fiel
Hoy, ese lugar donde ubico los sentimientos más íntimos y secretos, siente la triste suerte aciaga de no encontrar la cama donde reclinar esa parte tan sensible de color cárdena. Hubo un tiempo en el que ese punto común y trivial se compadeció de sí mismo ante tanto desapego y la inoportunidad del frío del mármol encarriló el nuevo emplazamiento. En este paraje se levantó la tierra para cavar y ahondar las cartas sin responder, las despedidas sin réplicas, las palabras que no arribaron a la cresta carnosa de tu cabeza. Ahora como un fiel difunto, ese sitio busca que el trozo vivo de mi corazón logre el culmen de su salvación con preces de ruegos: no me olvides. Mientras se tramita la súplica con cierta celeridad, ajusto las gafas de papel para completar los trozos de las imágenes tridimensionales de anaglifo que todavía conservo en ese rincón inhóspito para presenciar como resucita tu alma. Así aparece tu esencia entre las brumas otoñales, como la recuperación de la zona infestada de orgullo.
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:(
ResponderEliminarSe me antoja muy triste, espero equivocarme.
B7s
A mi se me antoja pura poesia, triste sí, un poco, pero es como ver hoy el día.
ResponderEliminarUn abrazo.
Triste nada. La mujer y su libertad asume el acertijo.
ResponderEliminarBesos.
Me ha encantado la imagen: un mujer cubriendose con el mar... con lo que a mi me gusta el mar :)
ResponderEliminarNo se si la mujer de tu relato se sentirá acogida entre las aguas del mar y le alivirán un tanto su tristeza.
Bss.
El texto al igual que la imagen me da una imagen de soledad. Muy bellos ambos, imagen y texto, pero con un cierto halo de tristeza. Arroparse con el manto de una ola de playa y un relato que dice cosas como:
ResponderEliminar"En este paraje se levantó la tierra para cavar y ahondar las cartas sin responder, las despedidas sin réplicas, las palabras que no arribaron a la cresta carnosa de tu cabeza",
dan una gran sensación de fragilidad.
Como siempre precioso querida extremeña.
Un abrazo
dificil... me he sentido así muchas veces y la verdad es que por más que intentes.... simplemente no se puede...... es por ello que siempre digo que a los muertos no hay que desenterrarlos, sólo hay que llevarles flores para que sigan estando muertos..... el olvido es real, pero quizás algo complicado.... el mundo es simplemente el mismo, nada cambia a pesar de las heridas y las cicatrices.... sólo nos toca seguir caminando esperando que alguna vez el destino se acuerde de nosotros y nos de algún aliento de vida para recuperarnos, o simplemente nos regale un minuto de felicidad antes de que las luces se apaguen....
ResponderEliminarencantador texto, uno de los más emotivos que has escrito, se me ha escalapelado el alma y se me ha enredado el olvido hasta hacerme tropezar con las promesas que escribí en el fondo del abismo de la inseguridad, y que dejé cerradas las puertas de ese infierno para siempre, pero con ellas quedé amputado ese sentimiento que muchas veces extraño, pero que al final de cuentas si sólo sirve para martirizarnos, habermelo quitado es mejor porque así ya no duele :)
Honramos a quienes ya no están entre nosotros. Además, y sólo desde cierto punto de vista, el nuestro (el suyo es una incógnita a la cual yo veo en positivo), podríamos decir que los muertos viven si quienes viven no los olvidan, y quien olvida a quien amó y ya no está, no está vivo. Está muerto.
ResponderEliminarUn beso
La ausencia.
ResponderEliminarEse lugar, inhóspito por falta de certezas, de luz, de verbo.
Besos, Esi
Que envidia me da el cubrecama de la foto, quisiera uno igual...
ResponderEliminarBesos y salud
Yo también quiero ese edredón.
ResponderEliminarLas despedidas siempre tienen réplica, aunque sea una lagrimita de nostalgia.
ResponderEliminarLa imagen parece fría. Sin duda en Agosto pensaría de otro modo y se me antojaría fresca y deseable. Pero este Noviembre inclemente impide que sueñe con tumbarme en la arena y arroparme con las olas.
Bessos.
la alegría nos llena de júbilo, pero la tristeza y la melancolía nos llevan a profundizar en la esencia de nuestros mecanismos...a descubrir el lugar exacto donde reside el resorte de nuestro metabolismo emocional. Allá donde residen esos tibios anaglifos que nos vienen a torturar cuando más seguros nos hallábamos de nosotros mismos. Afortunadamente el tiempo va consumiendo los pesares con la misma velocidad con la que nos arroja a la vida.
ResponderEliminarNo me gustan los adioses.
ResponderEliminarDesde niño, los confundo con la muerte.
Algo muere.
Por eso, no me gustan los adioses.
Un abrazo.
muy bonito fotos dolor y agradable también. ;)
ResponderEliminarLos recuerdos de cualquier noche nunca son obligados sino autoterapias renovadoras. Bienvenidos entonces.
ResponderEliminarUn abrazo
PD: Ya se qué es anaglifo, lo malo es que se me olvidará.
La añoranza de lo pasado , lo que nos calma el dolor cuando recordamos retazos hermosos...
ResponderEliminarEs difícil decir adios a lo que amamos, incluso aunque nos haga daño...
Besos
En recuerdo de los que amamos, de los que se fueron, de los que no olvidamos, podemos escribir cientos de páginas que fluyen por nuestras manos como si aún, en este momento, estuvieran con nosotros.
ResponderEliminarLas presencias etéreas entre las brumas otoñales siempre nos traen esta clase de nostalgias. Es la magia del invierno, del otoño, de cuando dejamos la mente vagar por los entresijos de unas postales que amarillean en nuestras mente.
Precioso Esilleviana, aunque triste.
Besos desde mis palabras.
Esi, no se si te refieres a mi nick (Mar) o a mi tristeza. Pero de una forma u otra, aciertas con tus pensamientos.
ResponderEliminarUn abrazo desde el corazón.
Si hay amor de por medio, qué difícil resulta distinguir la dignidad del orgullo.
ResponderEliminarEn todo caso, tanto si se disfruta como si se padece, hay que tener claro que lo mismo que ha llegado, puede marcharse... y viceversa.
Una llanura, una meseta, quizá un terreno irregular donde descansar de tanta necedad...Un abrazo.
ResponderEliminarNostálgico y frío...alguien que quiere retornar al calor...
ResponderEliminarla imagen preciosa, el mar calma, las olas devuelven.
Besos abisales
¿Con qué gafas podemos ver los anaglifos emocionales? El dos de noviembre el otoño se tiñe de una extraña luz...
ResponderEliminarbesos
siempre hurgando en los sentimientos ... jejejeje que juguetona
ResponderEliminarEs una imagen estupenda. Quizá soñando, o recordando resucite ese alma que está ausente y que a veces se torna frío.
ResponderEliminarUn texto también bello.
Un abrazo.
La melancolía de los días de Otoño, las ausencias y su recuperación, momentos en que todo vuelve a nuestra mente envuelto en ese halo de desapego involuntario. Se me antoja triste y muy bello a la vez...
ResponderEliminarBesos
Cuando no encuentras sitio donde descansar, lo mejor es seguir, continuar, como un tren sin límites ni frenos, hasta que la vida misma se detenga.
ResponderEliminarEso dicen. A veces lo intento.
Otras no.
Saludos
J.
Se rememora un día. El resto del año no,pero no por eso sedeja de sentir elpálpito de la ausencia, que curiosamente se hace muy presente. El vacío cobra forma. Intenso tu texto. Un abrazo.
ResponderEliminarEl humano le dio el nombre de nomeolvides a una planta y puso en ese acto una infinita dosis de inocencia.
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