Devastación de 1941. Depósito de papel quemado. Graham Sutherland |
Entre las letras SOLO PAPEL Y CARTÓN del contenedor azul se le ocurrió abrir un pequeño ojal de 0,5 mm y situar una cámara estenopeica minúscula y oscura, sin lente, acompañada en la parte posterior de papel fotográfico suficiente para reproducir la antífrasis de quien allí se acercaba. Perpetuar la estampación de cuadernos, papeles, folios, cartones, periódicos, revistas que tira la gente, deja abierto el abanico de seda blanco que los demás rechazan. Fotografiar fajos de viejos papeles desechos en las manos de los otros, prospectos escritos que ahora dan por inservibles es como pormenorizar el vergel de una gran variedad de flores y árboles frutales. En la serie fotográfica estimaría los depósitos de bazofia que se compra y lee para alimentar las entrañas, apreciando el desperdicio del rulo que escribimos en cada asentamiento y el excedente que redactamos en este ovillo confuso del camarín reciclable.
El título de la imagen lo dice todo Devastación, y eso es lo que provoca al mirarla, al menos a mí.
ResponderEliminarBesos.
(la música peerfecta)
Eres una maravilla hilvanando palabras.
ResponderEliminarUn 10.
Mil besos
Dame el resto de la tarde...
ResponderEliminarBs.
Un singular experimento sin duda, una perspectiva diferente que más que meterse en el contenedor, pienso que intenta ponerse en los zapatos de los recolectores. Un ojo abierto: que todo es susceptible de convertirse en arte.
ResponderEliminarUn abrazo
La de cosas de nosotros que dicen los contenedores!!
ResponderEliminarBonito experimento el que propones.
Un abrazo
los tesoros se encuentran en sitios insospechados
ResponderEliminarPues mira que si fotografiara las caras satisfechas de los "reciclantes" tras la satisfacción del deber cumplido...
ResponderEliminarEp, wapa la música, jeje
Lo siento, jamás reciclo. Además, tu entrada me parece una falta de respeto hacia personas como Pozí, que murió en la indigencia, o Marianico El Corto, que lleva el mismo camino.
ResponderEliminarHermoso, cariños.
Besis.
una parte de nosotros en la basura
ResponderEliminarfoto y texto me dieron sensación de guerra
besos*
Seria muy interesante ver todas esas fotos del interior de esos contenedores...
ResponderEliminarBesos y salud
Ya había leído la noticia, pero no imaginaba que fuera con esos contenedores enormes...ja ja ja con lo recicladora que soy, ya me veo arrinconando mi máquina de fotos y usando el cubo de la basura.
ResponderEliminarBesos, Esi
Tu blog es diferente.
ResponderEliminarUn saludo
Sobresaliente. Mientras sefotografien prospectos arrugados y la huella de nuestras entrañas no vamos ni tan mal. Pero el experimento puede deparar sorpresas. Terminará fotografiando el arte, la belleza, y al propio ser humano. Algunos sehan empeñado en conducirnos camino del contenedor. Buena música.Un saludo.
ResponderEliminarLas iniciativas creativas no tienen límite. Impresionante texto y curiosa la referencia de El País que acompañas. No dejo de sorprenderme (afortunadamente).
ResponderEliminarEres especial, es por eso que me gusta desenmarañar este ovillo que frunces con tus pensamientos...hoy me gustó hasta la musica. Empiezo a pensar que que somos caminos diferentes de una misma generación que se cruzaron por el azar de vernos reunidos, para comentar un fragmento de un texto de un autor desconocido. Por el azar de querernos encontrar asidos a las tapas de una encuadernación rústica, que nos hace libres.
ResponderEliminarLos papeles arrojados y escritos con la manos, quizá con el sudor o la sangre, quizá con tinta, me provocan una inmensa nostalgia. Siento que ahí van fragmentos nuestros, demasiado importantes. Un abrazo.
ResponderEliminarEsos papeles contienen cosas que ya de por sí, naturalmente, se reciclan. El papel es un accesorio que las adorna.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo.
Y... 18.
ResponderEliminarPerdón.
Es bueno que el papel termine reciclado. Lo malo son las brillantes ideas que a veces se plasman en ese papel, que terminan en el cubo de la basura.
ResponderEliminarUn abrazo perifrástico.
Creo que no tenía tu mail... has recibido el mensaje de Mar?...
ResponderEliminarLibros y revistas abandonados a su ser, díme qué desperdicios produces y te diré quién eres; mis libros saldrán de mi vida cuando fenezca, lástima que no me puedan incinerar con ellos, se quedarán huerfanos y terminarán en el contenedor azul, siquiera en la cuesta de Moyano.
ResponderEliminarUn beso
Si los contenedores de basuras pudieran hablar, no sólo de su entorno, si no también de su interior, nos horrorizaríamos ("estimaría los depósitos de bazofia que se compra y lee para alimentar las entrañas")de las cosas que en realidad consumimos.
ResponderEliminarEs este un texto diferente a lo que en ti noto como habitual, quizás sea la oscuridad y el caos que trasmite el cuadro, pero me ha parecido más pesimista y tétrico. No se.
Un abrazo
Mi querida Esi,
ResponderEliminarleía tu texto, que es como emborracharse con vino, y me acordaba de aquellos en mi anterior trabajo que le tomaban fotos a un archivo gigante, gigantísimo. Pensaba, y se lo dije a una excompañera, esto es como pretender pasar por ese aparato todas las hojas de tonalidad verduzca de la naturaleza.
Un abrazo enorme. Si vieras la tarde que hace en Bogotá. Como para un vino. Que te apuntes en estos días.
F.
Somos nuestros propios desechos, y, a veces, ni siquiera eso.
ResponderEliminarInteresante entrada.
Saludos
J.
Hasta de la desvastación el ser humano recicla el arte.
ResponderEliminarBesos, Esi.