Soul drifter

Hoy cuando la arena se cuela azorosa entre las grietas del trasnochado cajón del alma, retorno descalza, sin maquillaje y apagada de sol ante la tapa descubierta de un pequeño escriño. Paso a paso, en presencia de la lluvia y la niebla, confundo el suelo con el barrizal mientras mis pies sucios se acercan a la extraña cápsula del tiempo. El diminuto cofre se escinde en porciones con el fin de liberar energía, al igual que el carril usado de las deslucidas cortinas que forman los post-it de imágenes remotas. Y ahora, atascada por el lodo del invierno oscuro, descubro un pequeño autoadhesivo brillante de un amor insoluble, de fibra cálida que no se disuelve en agua pero con capacidad de absorción. Sorprendida, encuentro etiquetas minúsculas termoadhesivas pegadas en los laterales del joyero con diferentes notas: "no era mío", "hundirme en tu cuerpo", "no podría habitarte". Al calor de un rápido interés, ya mañana entonces, la neblina levantará los ojos propagando tu mirada y secará los pies de las innecesarias preguntas.